Miércoles, 12 octubre 2016
Luis Arista Montoya*
"EL próximo domingo 2 de octubre el pueblo colombiano refrendará el acuerdo mediante un plebiscito: votará por el SI o NO a lo pactado. Tendrá carácter vinculante el resultado. Por las encuestas proyectadas estamos seguros que triunfará el SI. Entonces, el presidente Juan Manuel Santos y Rodrigo Londoño Echeverri, alias "Timochenko" ? según mi entender intuitivo - serán dos posibles candidatos al Premio Nobel de la Paz. De esa manera el mundo entero reconocería ese gran esfuerzo y consolidaría compromisos, para que no haya vuelta atrás, porque está en duda si existe un auténtico arrepentimiento por parte de los insurgentes, aunque ya su líder pidió perdón al pueblo colombiano en Cartagena".
Respecto de mi intuición sobre la posibilidad de recepción del Premio Nobel de la Paz-2016 a favor de los dos líderes protagonistas del Acuerdo, me equivoqué a medias. Pues, la Academia Noruega del Nobel solo ha galardonado al Presidente Juan Manuel Santos, por su apuesta personal- a nombre de su partido y la nación de Colombia- a favor de una Paz negociada y duradera. Tal vez- digo, es un decir- hubiese premiado también a ?Timochenco? (el otro actor del diálogo), si y solo si el pueblo colombiano hubiese refrendado por un holgado SI. Además, no olvidar, Noruega fue uno de los garantes del diálogo negociador.
Las encuestas, los analistas, los líderes mundiales, todos estuvieron seguros que ganaba el SI, pero ganó el NO. Fue una gran sorpresa. Pues no se contó con cuatro variables directas:
Una, los votantes tomaron la elección en forma maniquea: o votamos en contra o votamos a favor de las FARC (en su imaginario ciudadano se había instalado la idea que la democracia estaba dando demasiadas concesiones a los insurgentes); la otra variable, fue que como el voto no es obligatorio en Colombia, cerca del 60% de los votantes optó por el ausentismo: no fue a votar (les asaltó la duda, o los importó poco, o no creían en el arrepentimiento de los guerrilleros de las FARC). Las redes sociales urbanas juveniles fueron decisivas a favor de NO: jóvenes que ahora mismo están realizando marchas a favor de una paz auténtica y duradera.
A eso añado una variable macondiana, de realismo mágico: es decir, como en el pueblo mítico de Macondo imaginado por Gabriel García Márquez en su novela Cien Años de Soledad, el día del plebiscito, el domingo 2 de octubre, llovió torrencialmente todo el día (con truenos, relámpagos, rayos), por lo que gran parte de la población urbana prefirió guarecerse en casa o en los bares (tomando un cafeitocaliente o unas buenas copas del sabroso ron Medellín) esperando los resultados. Mi esposa que conoce Bogotá me cuenta de esas torrentosas, tormentosas e interminables lluvias. Esa lluvia imparable- que hubiese motivado una sonrisa irónica de Gabo ? me hizo recordar aquella crónica en que el joven redactor García Márquez se ve obligado (un día domingo de nulas noticias, presionado por el director del diario) a salir a la calle a buscar noticias; entonces crea una ?tragedia?: una lluvia interminable en un pueblo caribeño, que llevaba ya cinco días padeciendo del aguacero, sin salir de sus casas, sin poder ir a trabajar. Fue tan real-maravilloso lo que contó Gabo, que el director del diario y los lectores le creyeron, incluso le pidieron seguir escribiendo sobre ese interminable ?fenómeno?. Gabo con sus amigos íntimos reían a carcajas, y siguió escribiendo esas ?mentiras verdaderas?.
De manera que el espíritu mancondiano de García Márquez estuvo presente el día del plebiscito. Todo un homenaje a su imaginario y a sus buenos oficios, pues en vida ayudó mucho en forma silenciosa a favor de las conversaciones cubano-colombianas con vistas a una paz perpetua. De ahí que hubieses estado feliz también al ver amistar al día siguiente del plebiscito al expresidente Álvaro Uribe (principal propulsor del NO) con el presidente Santos (propulsor del SI), ponerse a trabajar juntos para que el Acuerdo no se desmorone, para que el desarme continúe, para mejorar los términos de negociación. Eso se llama madurez política. Pertenecen a una clase política con clase.
Dentro de ese contexto de consolidación del proceso pacificador se comprende, entonces, la decisión de la Academia Noruega de otorgar el Premio Nobel de la Paz-2016 al presidente Juan Manuel Santos que apostó desde el principio por este Acuerdo de Paz, cuyas imperfecciones o vacíos tendrán que ser mejorados de acuerdo al consenso entre partidos políticos, la sociedad civil, los insurgentes y los garantes. Será más y mejor legitimado.
Recibo este galardón- dijo Santos- en nombre de los millones de víctimas de la guerra interna. Y donará el dinero a la reparación de las víctimas del conflicto. Porque el país debe superar los 52 años de cultura de violencia cotidiana. Daño registrado magistralmente por García Márquez en sus memorias titulada VIVIR PARA CONTARLA (en la Sección 8; página 509 y siguientes; editada en Bogotá el año 2002); obra que invito a leer a los chachapoyanos sobre todo durante los días o noches en que padecen también de lluvias macondianas. El transcurrir de la vida en la Antigua Chachapoyas me hace recordar a Macondo, es por eso que a veces la nombro como Chachacondo. Ese talante mágico-real que aún existe pese al avance del progreso no debemos perderlo. Es el valor agregado o la ventaja comparativa de nuestra identidad cultural.
Y, termino este artículo citando a Gabo: ?Sin embargo ? escribió ? , frente a la presión, el saqueo y el abandono, nuestra respuesta es la vida. Ni los diluvios ni las pestes, ni las hambrunas ni los cataclismos, ni siquiera las guerras eternas a través de los siglos y los siglos han conseguido reducir la ventaja tenaz de la vida sobre la muerte. Una ventaja que aumenta y se acelera??, dijo. Párrafo extraído del hermoso discurso que pronunció al recibir el Premio Nobel de Literatura en 1982. Ahora, los colombianos (y todos los latinoamericanos) sienten orgullo de portar en su biografía el valor de estos dos Premio Nobel: el de Literatura, con Gabriel García Márquez; y el de la Paz, con Juan Manuel Santos.
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*EDITORIAL. Para Radio Reina de la Selva. Chachacondo 10 de setiembre de 2016. Luis Arista Montoya.