22/09/17 - 05:43

Luis Arista Montoya.

No es necesario ser  un zahorí (adivino) para darnos cuenta que la naturaleza está enfurecida. Basta  padecer (u observar) las implacables evidencias, para  intuir ciertas causas y efectos. Terremotos, huracanes devastadores, erupciones volcánicas, torrenciales lluvias, sequías, heladas, deshielo de nevados, contaminación ecológica, deforestación, desertificación son algunas de las manifestaciones de esta furia terrestre/atmosférica.

Se producen en territorios ricos y pobres, industriales y preindustriales. En  todos los lugares: desde Chiapas (México) hasta Condorcanqui; desde Japón a Italia, desde Florida a Puebla. Aquí, Acá y acullá.

Los apocalípticos arguyen que estamos ante un inminente fin del mundo (o el comienzo del fin). Los negacionistas (como Donald Trump y su tribu empresarial)  niegan, anticientíficamente,  que estos eventos sean efecto del fenómeno del cambio climático global; lo que pasa que los negacionistas están integrados orgánicamente al sistema galopante de hiperindustrialización del mundo, buscando acumular más y más  ganancias fenicias, mediante la aplicación  injusta de la  razón instrumental que solo busca fines materiales sin importarle los medios para conseguirlos sea como sea.

 Pues, no hay que olvidar que  “a la naturaleza se la vence solo respetándola y obedeciendo  sus leyes”, como sostenía ya en  el siglo XVI Francis Bacon. Tampoco olvidar las catástrofes morales (como las mega corrupción) producidas por la naturaleza humana, porque en el fondo es la  clase política, la empresarial y  la clase dirigente sin clase las culpables de que el mundo muchas veces ande a la deriva, sin sentido.

En medio de este debate dicotómico entre  apocalípticos/negacionistas surgen, felizmente, voces predictivas lúcidas como las de Bill Gates (nacido en 1955), genio fundador de la empresa informática Sofware Microsoft (1976) que ha revolucionado la tecnología de la información y comunicación, y  recomienda ciertas claves vitales para dotar de sentido al Mundo.

Este genio, al mismo tiempo, es un tecnólogo del saber. Es decir, ha asumido un compromiso ético pragmático para  con sus contemporáneos,  y ha creado en 2006 una fundación filantrópica que no solo financia proyectos para causas justas, sino que también  dona saber y sabiduría a través de conferencias y seminarios.

 Hace poco en Munich, conferenciando sobre seguridad, planteó seis  predicciones futuribles, las mismas que ya se vislumbran desde este caótico presente. Sus predicciones motivan  algunos comentarios aledaños. Veamos lo que predijo:

-Primera predicción: El bioterrorismo puede matar a más gente que una guerra nuclear. Es decir, puede darse el caso que ciertos estados genocidas propicien en sus laboratorios bio-químicos la creación de ciertos virus o bacterias letales para matar masivamente a personas. Lo dijo casi en forma   paralela a los actuales delirios nucleares del presidente de Corea del Norte Kim Jong-un, que viene amenazando bombardear a los EE.UU, Japón, China y Corea del Sur. Cada vez que lanza experimentalmente  un misil el presidente coreano ríe cínicamente y aplaude festivamente. ¿Se imaginan ustedes el poder bio-químico en manos de este locrincio; o en manos de los jefes  del terrorismo del Estado Islámico (ISIS)? Estaríamos ante una destructiva y maligna  ingeniería genética al servicio del terror y la muerte.

-Segunda predicción: Dentro de unos años habrá menos países pobres. Y hacia el 2035 no habrá pobres en nuestro planeta, dice Bill Gates. Lo sostuvo con cierto optimismo debido a la cuidadosa y  equitativa  distribución económica, con opción a favor de los pobres. Además, porque para la gente rica, que exista cada vez más gente pobre es un peligro latente, actuará en salvaguarda de sus propios intereses. Por egoísmo, se ve forzada la gente rica  a ser solidaria. Lo importante es que la gente pobre tenga cierta seguridad alimentaria: tenga  qué comer  mañana, y con calidad. Que la gente que ha salido de la pobreza ya no recaiga y retorne a ella, como está sucediendo en Perú. Pero no hay que olvidar la variable corrupción política. El presidente Lula en Brasil a inicios de su primer mandato propuso “pobreza cero”, y miren cómo  está terminando Brasil a causa de la corrupción de lava jato. La pobreza retorna con ira y protestas. En Perú los logros de los programas sociales implementados durante la administración Humala han retrocedido, provocando retorno hacia la pobreza y, en gran medida, empobreciendo a  las clases medias. La corrupción campea por doquier.

- Tercera predicción: Crecerá la cantidad de personas que se sirven de la banca móvil. Es decir, la inclusión financiera: vía internet, vía tarjetas de crédito. Pero la moneda seguirá  invencible con su valor simbólico de pago y cobranza. Los sistemas  bancarios electrónicos ayudarán a los más pobres mediante la banca digital (hacia el 2030 habrá en el mundo dos mil millones de personas incluidas electrónicamente). Esto para los peruanos parece una utopía, porque seguimos discutiendo sobre la reforma educativa (sobre todo en el área rural, donde sobreviven los más pobres), sin  un eficiente curso de Economía Política, como antaño.

-Cuarta predicción: África será capaz de autoabastecerse. Ahora es un continente  que importa alimentos. Con el auge de los fertilizantes y la innovación de la agricultura logrará su independencia alimentaria. Dependerá mucho de que los cambios climáticos (y los tiranos) no lo sigan devastando. Pero sigue siendo un continente asediado por la minería informal, la deforestación, el analfabetismo y el terrorismo islámico.

-Quinta predicción: Nuestra vida cambiará con las energías limpias (hidroeléctricas, energía solar, energía eólica). Libre de emisiones de carbono. Al 2030 imperará la energía solar y la energía eólica. La energía será limpia y barata. Gates ha invertido 2,000 millones en este proyecto. Las mafias de los petrodólares llegarán a su fin, porque el poder petrolero y las reservas de petróleo tienen para rato, lo mismo que la industria automotriz. Los petro-dólares de los países árabes, de Venezuela, Brasil (caso Odebrecht) seguirán con sus corruptelas, contaminando las buenas relaciones sociales y las buenas costumbres.

-Sexta predicción: El auge de los robots eliminará miles de puestos de trabajo. Se producirá una revolución robótica laboral y hogareña. Frente a la desocupación laboral propone imponer impuestos a los robots con el fin de financiar la creación de más empleos. Es decir, los dueños de  las grandes empresas industriales robatizadas, tendrán que pagar impuestos por cada robot que desplace mano  de obra humana. Esto lo sostiene Bill Gates porque conoce bien  la ingeniería mecatrónica que va de la mano con la informática. Esta predicción  coincide con las obras  escritas por el genial novelista Isaac Asimov, especializado en temas de ciencia ficción e imaginación futurible; autor de la novela Los Robots del Amanecer, entre otras obras maestras.

Finalmente, se trata de seis predicciones que trascienden el contrapunteo entre  apocalípticos y  negacionistas. Plantea probabilidades. En todo caso son conclusiones que deben ser repensadas desde la perspectiva de cada país.
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*EDITORIAL. Para Reina de la Selva. Lima 21 de setiembre de 2017. Luis Arista Montoya.