25/05/18 - 05:55
Luis Alberto Arista Montoya*
Cuando un escritor escribe sus memorias lo que realiza fundamentalmente es un discurso autobiográfico, pero siempre en relación con la existencia de los otros (sus familiares, paisanos, amigos, conocidos, contemporáneos, compañeros, adversarios, enemigos, etc.) Al rememorarlos- con nostalgia o sin ella- su autobiografía, entonces, deviene en testimonio personal con espíritu de época, por lo que resulta atractiva por los lectores.
Si las vivencias (y convivencias) del autor priman en su testimonio estamos ante una autobiografía antropológica. Pero, cuando los protagonistas son los maestros y los escritores (y sus teorías) que influyeron en su formación e instrucción, estamos ante una autobiografía intelectual: porque incide en señalar su vida, pasión y trayectoria plenas de argumentos por los cuales ha luchado (lucha), defendiéndolos hasta sus últimos días, siempre y cuando no sea un hombre incongruente.
El libro que Mario Vargas Llosa acaba de publicar, ´La llamada de la tribu´ (marzo, 2018) pertenece al tipo de autobiografía intelectual, aunque, claro está, no exenta de hermosas e interesantes vivencias, es decir, de experiencias vitales en relación con su circunstancia histórica; de ahí que sus ocho secciones se lean a manera de narraciones, donde relata sobre autores y lecturas que moldearon su intelecto, su forma de pensar y su visión y sentido de ver el mundo en los últimos cincuenta años (post-apoyo a la Revolución Cubana, post-mayo del 68 francés, y post-velascato en Perú)
Trata sobre los pensadores democráticos y liberales que influyeron en el desarrollo de sus nuevas ideas y postulados que fueron corroborados por la historia después de haber pasado por la prueba epistemológica de ser formuladas y probadas a través de conjeturas y refutaciones propuestas por Karl Popper, filósofo de la ciencia recordado por el Nobel peruano.
Actualmente el sentido y sentimiento tribal está en auge, poniendo en peligro las libertades, el estado de derecho y la ciudadanía democrática. Ante los fallos de la democracia, de los vacíos de poder, las desigualdades e inequidades sociales, debido la corrupción generalizada de casi todos los líderes políticos y económicos, ronda por doquier el asedio de los populismos, los nacionalismos patrioteros, los “patriotismos cívicos”, los fundamentalismos, las excluyentes identidades culturales, los regionalismos, los autoritarios líderes mesiánicos, que manipulan el lado emocional de los ciudadanos suscitando acciones/reacciones tribales: antiliberales, antidemocráticas.
Esa llamada de la tribu es una pertinaz tentación(o realidad) en casi todas las sociedades del mundo. Esa compleja realidad es analizada por Vargas Llosa en su autobiografía intelectual. Estamos ante un libro de recuento y advertencia a través de un hermoso discurso de racionalidad anamnética.
¿Cuáles fueron los autores que ayudaron a Mario Vargas Llosa para alejarse de esa tradición tribal (del comunismo, del estatismo, del populismo, por ejemplo)?. Justamente nos lo cuenta, ello son: los economistas Adam Smith y Fridrich August von Hayec; los filósofos José Ortega y Gasset, Raymond Aron y Karl Popper; y los sociólogos Sir Isaiah Berlin y Jean-Francois Revel.
Las obras de estos escritores le ayudaron a optar por la tradición del pensamiento liberal que privilegia al individuo frente a la tribu (nación, clase social o el partido), con el fin de defender la libertad de elegir, la libertad de pensar y expresarse, valores fundamentales del ejercicio de la democracia. Fundamentos de “La Cultura de la Libertad”. Aunque también es cierto- escribe el autor de La Casa Verde- que el liberalismo ha generado en su seno una “enfermedad infantil”, el sectarismo, encarnada en ciertos economistas hechizados por el mercado libre como una panacea capaz de resolver todos los problemas sociales. La deidad del mercado ha propiciado la existencia de Estados débiles.
Por falta de espacio comentaremos brevemente, por hoy, sobre la influencia que recibió del filósofo español José Ortega y Gasset (que vivió entre 1883-1955), “uno de los más inteligentes y elegantes filósofos liberales del siglo XX”, injustamente relegado como antigualla académica.
Vargas Llosa destaca tres obras fundamentales de Ortega: La Rebelión de las Masas (publicada en 1930), España invertebrada (de 1922), y La deshumanización del arte y otros ensayos de estética (1925). Las tres tienen un hilo conductor en común: la crítica del imperio del hombre-masa, del hombre-gente. Además de haber sido escritas a partir de artículos periodísticos y ensayos (producto de cursos, conferencias, seminarios).
Las masas (llamadas hoy colectivos) ya no son las masas de los años 30. Actualmente se encuentran diseminadas en plurales ámbitos. Son heterogéneas, plurisociales, de todas las sangres. Pues, el sentido de clase, de conciencia de clase y de lucha de clases provenientes de la ideología comunista son ya anacrónicos (sobre todo a partir de la caída del muro de Berlín).
Ahora las masas están entrelazadas a través de las redes sociales, viven dentro de una sociedad electrónica enredada. Son convocadas global o regionalmente al instante, y rápidamente. Están más alertas. Con mayor capacidad de indignación. El hombre-masa vive bajo la adicción del click. Es un homo-videns: asediado por la publicidad hacia el consumo de bienes, servicios, de ideas y de noticias falsas.
Actualmente, debido a los delirios tribales de los separatismos regionales (el catalán, el vasco y otros), España sigue siendo una España invertebrada, siendo el independentismo catalán el que viene poniendo a prueba al estado de derecho pese a la democratización consolidada desde los años de transición, después de la muerte del tirano Francisco Franco (noviembre 1975)
Las masas odian el arte nuevo porque no lo entienden, escribió Ortega. Y no lo entienden porque el arte moderno se ha deshumanizado porque evita las formas vivas, buscando divertir y hacer reír. Dentro de una sociedad del espectáculo.
Creemos que estas obras de Ortega (pertenecientes a la Galaxia Gutenberg) deben ser releídas a la luz de los fenómenos sociales suscitados por la Galaxia Internet. Y para ello, la obra de Mario Vargas Llosa que se encuentra a caballo entre ambas galaxias es indispensable, porque nos enseña el valor de elegir bien frente a las ambiciosas ofertas del mercado político populista, sobre todo en tiempo de elecciones.
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*EDITORIAL. Para Radio Reina de la Selva. Lima 25 de mayo de 2018. Luis Alberto Arista Montoya.