04/06/18 - 06:39
Luis Alberto Arista Montoya.
Con ocasión de celebrarse el aniversario de la Federación de Rusia, el señor embajador Andrei Guskov, acreditado en nuestro país, impartió en la Universidad Ricardo Palma una magistral conferencia titulada “Visión rusa de la escena mundial contemporánea” ante un numeroso auditorio de docentes, políticos e investigadores. Allí estuvimos. Además fue condecorado por el rector Iván Rodríguez Chávez con la medalla ´Ricardo Palma”, como despedida y reconocimiento, después de haber cumplido un excelente trabajo diplomático.
Asociamos el título de su conferencia al nombre ´La escena contemporánea”, el primer libro que escribiera José Carlos Mariátegui. La Idea de escena está relacionada, para ambos autores, a la puesta en escena de los problemas mundiales que preocupan a todas las gentes contemporáneas de todos los países. En tanto teatro/mundo.
La conferencia tuvo una doble significación: una deportiva, y otra política. Como sabemos él es uno de los más fervorosos hinchas de nuestra Selección, que bregó para que el equipo peruano esté presente en Moscú en el Mundial-2018, cuyo pitazo de apertura se producirá dentro de unos días.
Es por eso que empezó motivando su conferencia compartiendo la alegría de los peruanos por estar en el mundial, bajo la conducción del gran capitán Paolo Guerrero, ese jugadorazo que cuando niño pobre jugueteaba en el jirón Huascarán del barrio de La Victoria de Lima, y que ahora se codea de igual a igual con los eximios futbolistas del mundo entero. ¡Un orgullo nacional! Ha fortificado nuestra peruanidad.
Con un impecable español el carismático embajador Andrei Guscov- que tiene una hija nacida en Perú- se ganó la simpatía de los asistentes. Desde el saque, mostró ser un conferencista de toque deportivo-político.
¿Cuál es la visión política rusa acerca de las relaciones internacionales? Despejar esta interrogante fue el meollo de su exposición. Pues, frente a las amenazas mundiales del terrorismo, del populismo, del crimen organizado, del armamentismo nuclear, de la corrupción que vienen infestando el “paisaje geopolítico”, Rusia apuesta por la democracia y por la Cultura de Paz como únicas salidas frente a la hegemonía norteamericana que apuesta por un trasnochado bilateralismo desde la llegada al gobierno de Donald Trump, en desmedro de acuerdos multilaterales, globales.
Con Trump hay mucho de teatro negativo- de puesta en escena cómica y dramática-, de simulacro, pero también mucha realidad trágica en el movido ajedrez político de las relaciones internacionales. Se sirve de las redes sociales y del tuit para mentir, para esparcir racismo, odio, noticias falsas. Tuitea neuróticamente todos los días. Ese tuitirreo tiene al mundo entero en ascuas: tanto a Rusia, a la Unión Europea, a China, a las dos Coreas (a la del norte como a la del sur), a América Latina (sobre todo a México), a Japón, a Israel y Palestina; a países ricos, emergentes y pobres.
Las relaciones internacionales se están precarizando peligrosamente por culpa suya. Es por eso que Rusia apela a la doctrina de la Cultura de Paz defendida y promovida desde la Organización de las Naciones Unidas-ONU.
Con Perú Rusia tiene excelentes relaciones diplomáticas y políticas: tanto por el lado comercial, de las inversiones, de la asistencia tecnológica y del intercambio educativo. Y con el deporte se consolidarán más indudablemente.
Rusia ha organizado bien el mundial. Claro que existen peligros latentes: el magno evento puede verse ensombrecido por algún atentado terrorista, para desprestigiarlo, para burlarse, para poner nerviosos a los participantes, para sembrar miedo. No estamos libres. Pero sabemos también que la seguridad cosaca en Moscú y en las otras ciudades estará alerta para el bien de todos. No por algo el presidente Putin ha pertenecido a la la KGB.
Una pacífica realización de la fiesta del mundial de fútbol- porque en el fondo dicha competición es una FIESTA - afianzará los lazos entre Rusia y los otros países participantes. A partir de ahí la escena contemporánea será otra. Así se demostrará que el origen deportivo de los Estados tiene validez, y que las ligaduras morales de convivencia democrática habrán de fortificarse también.
“Con mejores votos del Embajador de la Federación Rusa, Andrei Guscov”. Esa fue la dedicatoria que estampó en el libro ´Las Artes Plásticas y la Política en la Rusia Revolucionaria”, del filósofo ruso Anatoli Vasilievich Lunacharski, quien fuera el primer ministro de Instrucción Pública tras la Revolución de Octubre de 1917 liderada por Lenin. Libro que hasta hoy utilizamos en las clases de Historia del Arte. Por lo que terminamos, como siempre, recomendando su lectura en las Escuelas de Arte del Perú.
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*EDITORIAL. Para Radio Reina de la Selva. Lima 02 junio de 2018. Luis Alberto Arista Montoya.