23/11/18 - 06:06
Luis Alberto Arista Montoya*
Para nadie es un secreto que estamos ya de cara al Bicentenario de la Independencia Nacional. A escasos tres años. Pero con qué cara llegaremos a celebrar. Indudablemente con cara de vergüenza, de culpabilidad. Aunque muchos empresarios y autoridades sinvergüenzas llegarán con cara de palo, aparentemente serenos, alegres con el “tachachín tachachán” celebratorio. Puro simulacro. Pues, el tiempo corruptígena alcanza también, desgraciadamente, a Amazonas en este su nuevo Aniversario.
Por lo que conviene, como terapia para el presente como para el futuro, recordar nuestra historia forjada como “Hazaña de la Libertad” durante los primeros años republicanos de nuestro Departamento, gracias a autoridades aguerridas y probas, y a trejos ciudadanos republicanos primogénitos.
La incorporación territorial y administrativa del Departamento Amazonas en los primeros años del régimen republicano fue lenta y difícil. Preocupados por el aislamiento de la ciudad de Chachapoyas respecto de Bagua y Jaén los miembros de la “Sociedad Patriótica de Amazonas” organizan la primera expedición para explorar posibles caminos de interrelación geográfica (guiándose por la trayectoria de los ríos y quizá de algunos tramos del Camino Inca)
Para referirnos a esta intrépida expedición glosamos aquí lo narrado por Antonio Raimondi (1879, El Perú. Historia de la Geografía del Perú; Libro Segundo, Tomo III; págs. 270-80). Sobre la “Expedición del Ilustrísimo, Obispo Pedro Ruiz, de Chachapoyas al Marañón y descubrimiento de las tribus de infieles Aguarunas-Segunda expedición para abrir un camino de Chachapoyas al Marañón y al pie del Pongo de Manseriche, 1859-1861”.
Veamos. La primera gestión de la apertura de dicho camino se debe a una carta dirigida el 5 de diciembre de 1886, por el Ecmo. Señor Braulio Camporedondo, representante entonces de la República, al Prefecto del Departamento de Amazonas, el Señor D. J. Hernández, instándole construir una camino que se dirigiese de Chachapoyas al Pongo de Manseriche, en el río Marañón [situado en Condorcanqui], sea por la ruta de Yambrasbamba [distrito de Bongará], sea por la de Bagua Chica o la Peca [de la actual provincia de Bagua].
Anteriormente, en los años de 1843 y 1852 se produjeron dos expediciones fallidas. Bajo la idea de abrir una puerta a la capital del Departamento de Amazonas hacia el Marañón, por fin en 1859 el Illmo Obispo Dr. D. Pedro Ruiz, retoma dicho proyecto. Este virtuoso y abnegado pastor, después de haber fundado la sociedad “Patriotas del Amazonas”, organizó una expedición, para explorar el terreno y abrir la proyectada senda; donó sus rentas para los gastos y encabezó la expedición.
El 27 de mayo del citado año 1859- es decir, a 38 años de haberse fundado la República Peruana, y a 27 años de haberse creado políticamente el Departamento de Amazonas- salió la expedición de la ciudad de Chachapoyas [hacia el norte, se supone siguiendo el camino inca de Corontachaca, San Pablo, Carrera] en dirección al pueblo de Yambrabamba [situado al nororiente de la actual provincia de Bongará], desde dónde debía empezarse el tramo del camino, bajo el bello ejemplo del entusiasta y venerable jefe religioso.
A los pocos días tuvieron, en efecto, el primer encuentro con los Aguarunas [infieles, salvajes, chunchos], con quienes entraran prontamente en amigables relaciones, gracias a las afables maneras del ilustre Obispo.
Dirigiéndose hacia N. E. siguieron el curso de dos importantes ríos: del río Yambrasbamba, que es el mismo que desemboca al Marañón con el nombre de Imasa [ya en la provincia de Bagua], y del recién descubierto río Cristalino, navegable en algunos trechos, porque se vieron precisados a construir balsas. Al cabo de dos días, desembocaron en El Nieva, río mucho más grande. Por fin, después de mucho padecimiento, al cabo de cuatro días, tuvieron el placer de encontrarse de improviso en el caudaloso Marañón, pero como el Nieva tributa sus aguas a este último río, más arriba del Pongo de Manseriche, les queda todavía que salvar este estrecho paso, el que creían muy peligroso.
Seis meses después, el día 13 de octubre, al navegar delante de la desembocadura del río Santiago, que afluye al marañón por la izquierda, llegaron los expedicionarios a la entrada del mentado Pongo de Manseriche, cuyo peligro de cuidado era una peña que se hallaba en medio del río y que causa algunos remolinos, tal como lo había narrado el geógrafo francés La Condamine, más de un siglo antes.
Felices continuaron su viaje, bajando por la corriente de aquel río, hasta el antiguo varadero de Jeberos, pasando por Borja, Santa Teresa, Paquero, Limón, la Barranca y San Antonio; pasando luego por tierra hasta llegar a Moyobamba y de allí a Chachapoyas.
Chachapoyas había sido fundada el 5 de setiembre de 1538 por el Capitán español Alonso de Alvarado. Y la ciudad de Moyobamba el 12 de marzo de 1549.
Si la expedición encabezada por el virtuoso Obispo Pedro Ruiz no ha llenado propiamente el objeto que se había propuesto, el de abrir un camino a un punto navegable del río Marañón, ha sido de gran importancia por el estímulo a otras posteriores empresas. Antonio Raimondi acota los siguientes logros:
-Abrió la primera trocha nororiental de integración departamental.
-Por el descubrimiento de los infieles Aguarunas, para facilitar su futura inclusión social.
-Por habernos dado a conocer la existencia del río Cristalino, en cuyas cercanías hay una fuente de agua salada, de la que los infieles extraen sal por evaporación.
-Nos ha hecho conocer el río Nieva que tiene muchos largos trechos navegables. Los tributarios del Nieva- según los datos proporcionados por los expedicionarios- son los siguientes: por la derecha, los ríos Carachama-yacu, Puca-yacu, Quinquisa, Huachicura, Hucambiza, Apaimi, Challahua-yacu, cerca de la salina del Nieva, y Huayzara. Por la izquierda afluyen al Nieva, los ríos Cristalino, Yurac-yacu y Changusa.
-Entre los tributarios del Marañón, que desaguan en este río más abajo del Pongo, vieron los expedicionarios por la izquierda al Caugaze, el Apacará o Aycha-yacu, navegable hasta cerca del Cachi-yacu y el Morona, y por la derecha los ríos Potro y Cahuapana.
- La expedición también reconoció los lavaderos de oro, Pata-huachana, en la confluencia del río Nieva con el Marañón y Achual, situados en la orilla izquierda, más abajo del Pongo de Manseriche.
De esa manera la expedición del Obispo Pedro Ruiz abrió la primera trocha de lo que actualmente denominamos la carretera perteneciente a la Ruta Turística del Agua que conduce al Valle Sagrado de los Chachapoyas, partiendo desde el distrito de Yambrasbamba (en el límite nororiental con la Región San Martín) hasta la Catarata de Gocta en la provincia de Bongará- pasando, claro está, por la Laguna de Pomacochas, las montañas de Carrera, los cafetales de Chaquil, el valle de Suybamba, el distrito de Pedro Ruiz, Churuja, San Pablo y Cocachimba.
Dicha expedición también posibilitó otras expediciones que partieron también desde Yambrasbamba. Se hizo camino al andar, como canta un verso de Antonio Machado. Con esas y otras honradas y trejas autoridades de antaño que supieron liderar a la sociedad, Amazonas construyó de poco a poco su destino histórico: Paso a paso, pulso a pulso.
Hoy, en día- de cara al bicentenario del Perú- otras son las “expediciones” a favor del desarrollo de Amazonas a nivel de la buena y atenta salud, de la mejor de la calidad educativa, de Agricultura Familiar, de la ganadería vacuna, del Turismo Cultural y de la pequeña minería artesanal y legal.
Dos son las primeras medidas perentorias que deberá tomar el nuevo Gobernador Regional: una, hacer un riguroso corte financiero y contable para determinar en qué situación económica encuentra las arcas de la Región(y de inmediato dar a conocer ese diagnóstico a la población mediante los medios de comunicación ante una Primera Asamblea Popular, como una forma de denunciar con base a los corruptos desalojados(o a ser desalojados).La segunda medida es designar una Comisión Regional para el Bicentenario, con vistas a elaborar una Agenda factible y lograble para el periodo 2021-2031, porque ahora los cambios generacionales se realizan socialmente cada diez años (ya no cada quince años)… Estamos ya sobre el caballo. Y ojo, sobre un caballo chúcaro.
*EDITORIAL. Para Radio Reina de la Selva. Lima 23 de noviembre de 2018. Luis Alberto Arista Montoya.