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DIFÍCIL PARA EL SER HUMANO… *SER HUMANO*

Pastillita para el Alma 14 – 09 – 17 “El cáncer es una enfermedad grave, en la mayoría de las circunstancias, que se produce por una multiplicación descontrolada de las células

DIFÍCIL PARA EL SER HUMANO… *SER HUMANO*



15/09/17 - 04:20


Pastillita para el Alma 14 – 09 – 17

“El cáncer es una enfermedad grave, en la mayoría de las circunstancias, que se produce por una multiplicación descontrolada de las células, las cuales se dividen en forma muy rápida y con mayor frecuencia. Se dice que esta clase de células son inmortales, por la gran dificultad de detener su crecimiento y difusión…, muchas veces invaden los tejidos vecinos, formando acumulación de células, que se llaman generalmente tumores, que se difunden, de acuerdo a su malignidad, a través de la sangre o del sistema linfático a diferentes zonas del cuerpo, formando nuevos focos de ´cáncer, que se llama metástasis”

El caso que motiva esta Pastillita para el Alma, es un hecho real, con un poco de fantasía, que sale del alma de un médico provinciano, que aprendió el arte de la Medicina, no tanto como un medio de vida, sino también como una forma de ayudar a muchos pacientes que son víctimas de enfermedades, muchas veces incurables que llegan a la capital de la república en busca de solucionar sus dolencias y se encuentran, muchas veces, con un mundo hostil, desde su desorientación para desplazarse en la gran ciudad y más en los múltiples consultorios de los nosocomios y aún el mal trato de los vigilantes en las puertas de los hospitales.

El día domingo, en una mañana de invierno, con frío que cala los huesos, una llovizna permanente que invita a no dejar el calorcito agradable de nuestras cobijas, seguir soñando momentos gratificantes para el recuerdo de alegrías y tristezas, de épocas vividas, que ya no volverán... De repente, el timbre del teléfono, con una voz que entre sollozos, me pide que vaya a ver un paciente intervenido quirúrgicamente en una clínica.

Las gotitas de agua que caen del cielo mojan el cuerpo y aumentan el frío, pero estas mismas gotitas, en un cuarto de una clínica, con una luz lóbrega, se transforman en lágrimas, que se derraman por las mejillas de familiares que circundan una cama, de sábanas blancas, donde yace una enferma estoica, valiente, de sonrisa angelical, que no llora por fuera, pero sus goterones del néctar de sus ojos, se derraman adentro y bañan su corazón afligido por la noticia dada por el señor médico, quién abrió sus entrañas y en forma tosca y descarnada, le dio la fatal noticia que está invadida por el cáncer y lo único que ahora queda, es esperar que llegue la muerte, porque está desahuciada por la ciencia médica.

Hay muchos, felizmente no todos, lobos vestidos de corderos, o demonios con traje de querubín, que no entienden que los enfermos son seres humanos, sentimentales, con alegrías, penas y angustias y que hay palabras hirientes causantes de inquietud, preocupación y gran temor, que provocan un dolor más grande que cuando un cuchillo se hunde en la carne.

Estos hombres vestidos de blanco inflexibles, que no saben de sutilezas, que no guardan sus enojos y los descargan en aquellos que les piden un servicio…, esos pacientes con la cruz de sus dolencias que, se hace más pesada en la gente pobre, a los cuales se les recrimina e inclusive, se les hace sentir culpables por haber llegado en fase terminal y al que creen, tener el derecho de decirles la verdad a secas, sin importarles que sienten, porque al fin y al cabo no “están mintiendo y es prudente que vayan a morirse en el lugar de donde vinieron”. Empero, estos mismos hombres indolentes, conscientes de que los resultados serán iguales, no proceden de la misma forma, con la gente que les paga sus honorarios…, para ellos, tienen palabras dulces, piadosas, convincentes, dándoles esperanzas e iniciando tratamientos inútiles, que solo les sirven para llenar sus bosillos, sinembargo cuando al final, el paciente fallece, se disculpan con frases estudiadas, llenas de compasión: “Se hizo todo lo que se pudo, pero ya no había remedio”.

La mujer, expresión y personificación de Dios en la tierra. Aquel ser humano único, capaz de crear vida, que como para demostrar su superioridad e importancia, en el momento de la fecundación, solo deja un óvulo en su trompa de Falopio, al cual lo abordan millones de espermatozoides y solo uno, es capaz de fecundarla para “ayudar” a crear vida, un nuevo ser que permanecerá nueve meses en su matriz, alimentándose de su sangre y arrullado por el tic tac de su corazón. La mujer inspiración de artistas, poetas, escritores, escultores y pintores, la que sabe amar y perdonar hasta la muerte, ella recorre su sendero envuelta en una serie de dificultades, que lejos de disminuirla, las hacen más valientes.

La heroína de nuestra historia, con su Fe en Dios, guarda escondida en su ser interno el anhelo de que puede haber todavía una esperanza que le permita superar su enfermedad, por eso pide ayuda a un profesional de su mismo género, que lejos, de cuando menos consolarla, la agrede con frases humillantes, diciéndole que no hay nada que hacer con ella. Este ángel, mientras se desintoxica del mal trato de quien trajo por los suelos su última esperanza, el destino le sigue golpeando, porque recibe una llamada que su esposo, que había quedado cuidando a sus hijos, había fallecido, al parecer, por un infarto cardíaco.

Como ella, en donde las palabras no tienen sentido, en esta misma época, en un hospital donde hay los mejores equipos de diagnóstico y tratamiento, eficientes médicos y personal de enfermería, hay otra paciente que se debate entre la vida y la muerte, porque esta maldita enfermedad, llamada cáncer, a la cual todavía la ciencia no logra dominarla, ha invadido un órgano vital que ya no le permite relacionarse con el medio ambiente y el único familiar que la acompaña, espera desde hace tiempo, que sea operada, aun cuando su pronóstico es muy reservado por lo complicado de su enfermedad, pero cree que mientras la vida exista, hay esperanza.

¿Por qué Dios mío a estas criaturas angelicales, que lo único que hacen es darnos el derecho de tener madres?

¿Por qué, a muchas de ellas, la vida las golpea tanto con enfermedades incurables?


¿Acaso no es suficiente el corazón doliente que arrastran mientras existen en este mundo terrenal?..., tal vez ellas, son los únicos seres, que soportan valientemente una herida interna por la que sangran cada 28 días durante su vida reproductiva, las que sí entienden el significado de la muerte, porque mueren un instante en el momento del parto. Mujeres que sufren su desbalance hormonal en la menopausia, con un cortejo de síntomas que acompañan a enfermedades que se presentan en esta etapa de su vida.

Seguro Dios omnipotente, misericordioso y caritativo, después de esta vida hay otra vida, donde brille fulgurante la llama del verdadero amor, donde la espina de este sentimiento real, que alegra y también entristece, que no exige, que solo da, sin pedir nada a cambio, sea el verdadero lazo que une a los hombres y mujeres, que además gozarán de tu Presencia.

Mientras tanto, llegue este momento supremo de la muerte, en este camino de la vida, con rosas rojas y candorosas o lleno de hojas muertas y marchitas, tengamos tolerancia para soportar nuestras penas y comprender que el talento del médico, por más que ponga todo su esfuerzo y su ciencia, todavía no es capaz de resolver todos los problemas de salud, pero al médico lo “instituyó también Dios y lo encargó para ser el intermediario de su Poder Divino” pidiéndole que tenga paciencia con sus enfermos, y entienda que es nuestro Padre Celestial el que cura y sana y escucha nuestras oraciones.

La niñez termina, la juventud se va, viene la vejez y la muerte llegará, cualquier rato, para todos y solo durante nuestro trayecto terrenal habrá vivencias, muchas veces trágicas y difíciles que ponen a prueba nuestra tranquilidad y paciencia para aceptar los designios de Dios, teniendo la certeza que siendo nuestro Padre Espiritual, El jamás nos va abandonar.

Todo es efímero en la vida. No hay nada que quede en nosotros para siempre y no se olvide, tal vez los buenos recuerdos son los primeros que se van y los malos que nos hicieron renegar, muchas veces permanecen más tiempo, esperando nuestro arrepentimiento por nuestra falta de serenidad.
“SEAMOS SOLIDARIOS CON NUESTROS HERMANOS QUE SUFREN”

Jorge REINA Noriega
*AYÚDAME A AYUDAR*
jorgereinan@gmail.com

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