02/07/18 - 06:19
Pastillita para el Alma 01 – 07 – 18
Desde la ventana del casucho viejo
siempre sola y triste; rezando y cosiendo
una salmantina de rubio cabello
ve todas las tardes pasar en silencio
los seminaristas que van de paseo.
Pero no ve a todos: ve solo a uno de ellos,
su seminarista de los ojos negros;
cada vez que pasa gallardo y esbelto,
observa la niña que pide aquel cuerpo
marciales arreos.
Nuestra fidelísima ciudad de Chachapoyas, vuelve a teñirse de negro, su Pumaurco esconde su rostro en un tul de densa neblina, las campanas de las iglesias lanzan a los vientos su sonido lóbrego de rogativas y allá en el barrio de la Sapra, donde nació y por donde caminó en su infancia y juventud, se siente la tristeza, que como un vaho que se levanta de la tierra, se esparce por la casa, de un portón grande, con sus paredes blancas donde vino a este mundo Cotita López Corbera y acá en la capital de la república, el 27 de junio del 2018, en un ambiente de la Unidad de Cuidados Intensivos de una clínica y ante el cuidado de los mejores especialistas, el esfuerzo de su hijo médico y el dolor profundo de su esposo y sus demás hijos y familiares, dejó de existir la señora Clotilde López Corbera de Mas, pasando a ocupar su sitial a la diestra de Dios Padre.
Cotita López, una extraordinaria dama amazonense, en cuyo corazón de dilecta maestra hubo un altar consagrado a la educación de los niños, a los que dedicó toda su vida, tarea que desempeñó, a plenitud, aún lejos de sus aulas, preocupándose constantemente por los infantes y también por el bienestar de sus colegas.
Cotita López, perteneció a la primera promoción de la Escuela Normal Mixta de Chachapoyas, donde destacó por su seriedad y sus conocimientos, disputando el primer puesto con dos de sus compañeras, con las que integró la escolta de la Escuela Normal, que lucían su uniforme azul, cristina del mismo color y blusa blanca que con su paso gallardo arrancaban grandes aplausos de los espectadores, pero creo que en sus movimientos y en su mirada, al parecer, serena, la competencia seguía.
Recibida de normalista trabajó por poco tiempo en un distrito cercano a Chachapoyas y luego vino al Instituto Santa Rosa, como profesora de aula brillando por su dedicación a sus niños y su amabilidad con sus colegas, ganando el cariño y respeto de las hermanas religiosas y de los padres de familia.
Ocupó un cargo en la Supervisión de Educación Departamental de Amazonas, siendo una funcionaria que se ocupó de ser un puente para cubrir las necesidades de sus colegas, a los cuales les trataba con mucha atención y amabilidad.
Se casó con el Dr. Luis Más Vigil, cirujano dentista, con el que hicieron un hogar muy feliz y ejemplar, procreando cinco hijos: un médico oncólogo, dos odontólogos y dos ingenieros.
La señora Cotita, tengo entendido, que también se desempeñó como regidora en el Consejo Municipal de Chachapoyas, donde también dejó una muestra de su honestidad y profesionalismo.
Socia del Club Higos Urco y varias veces presidente del Comité de Damas, cargo, como en todos los que ocupó, puso todo su empeño para dejar la huella de su personalidad.
Cotita López admirada por ser poseedora de una gran memoria y por su arte sin igual de declamar poesías. Interpretaba con mucha maestría poemas románticos poniendo mucha pureza de sentimientos en sus largas declamaciones, siendo una de sus favoritas “El seminarista de los ojos negros” de Miguel Ramos Carrión, con la que inicio esta modesta Pastillita.
En el poema de Francisco Quevedo “Más allá de la Muerte”, uno de los tanto más que declamaba, dice: “Cerrar, podrá mis ojos la postrera
Sombra que me llevará el blanco día…
Sin embargo las almas buenas, que son ángeles de paso en la tierra, podrán irse físicamente, en este cuerpo que es vestido del alma, pero el espíritu que es propiedad eterna de Dios, permanecerá toda la eternidad.
A ti Luis Mas Vigil, mi querido hermano, a tus hijos debo decirles, que es muy fuerte perder una madre, que no hay palabras que traigan consuelo, que las lágrimas de nuestros ojos siempre estarán presentes y de tanto llorar, estas ya no afloran hacia afuera, y lo único que nos queda, es poner en nuestros actos de misericordia, toda la bondad que ellas nos enseñaron y ser respetuosos, solidarios y unidos, con los que ahora lamentamos su ausencia, porque siendo dueños y herederos de una misma sangre, somos parte viva de aquella mujer que nos dio la vida.
¡¡¡…SEÑORA COTITA LÓPEZ CORBERA DE MAS, DESCANSA EN PAZ…!!!
Jorge REINA Noriega
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