31/01/22 – 09:33
Por Manuel Yóplac Acosta
El reciente derrame de petróleo crudo en las costas limeñas, ha traído consigo la indignación de muchas personas e instituciones, y, por tanto, la visualización de la problemática ambiental.
De hecho, este derrame es sumamente dañino, no solo para la vida marina, sino también, para los mismos humanos; sin embargo, lo curioso es que nos concentramos en acusar solo a Repsol, pero no nos cuestionamos como sociedad adicta a los combustibles fósiles. ¿Por qué Repsol y miles de empresas del mundo se dedican a la actividad petrolera y extractiva? y la respuesta es simple: porque la sociedad moderna ya no puede vivir sin combustibles fósiles, de este modo, si el petróleo no se derrama en el mar, sus derivados al consumirse son igual de nocivos para el planeta. Algunos, por ejemplo, dicen castigar a Repsol al no comprar combustibles en sus grifos, pero compran en otros grifos, ¿y acaso esta quema de combustible -sea de qué empresa provenga- no se convertirá en monóxido de carbono y otros gases igual de letales para le planeta Tierra? No estamos negando el daño del derrame, menos justificando a Repsol, pero, no debemos quedarnos en una mirada superficial. La problemática ambiental no es solo porque algunas empresas son irresponsables?, va más allá, la problemática ambiental, se debe a que la forma cómo vive el hombre moderno es simplemente inviable. Por un lado, el sistema capitalista ha creado un modelo de producción y consumo altamente letales para la vida del planeta, y, por otro lado, el humano ha creado necesidades infinitas e insaciables -y ha naturalizado el mal ambiental en nombre del progreso y el desarrollo-.
En este contexto, se requiere mirar la causa, dar una mirada integral, dar una mirada profunda: ver el equilibrio de la convivencia humana-naturaleza; así, las preguntas que nos deben guiar en el presente y futuro son: ¿cómo debemos vivir como humanos? ¿cómo debe ser nuestra relación integral con la naturaleza? ¿dónde está el límite entre lo humano y lo natural?, etc.
Entonces, -si bien- el derrame del petróleo por parte de Repsol con razón nos indigna, no basta quedarnos en la indignación y/o remediación de ese problema en particular, la situación ambiental planetaria es de tal magnitud, que es urgente que como humanidad aprendamos convivir con la naturaleza de manera equilibrada, ello implica, no solo repensarnos como humanidad, sino, cambiar casi por completo nuestra forma de vida en torno a la vida.
