26/12/21 - 06:55
Luis Alberto Arista Montoya*
Ante la pregunta sobre cuál es el libro peruano del año, las respuestas son variadas. Frente al abanico de publicaciones, cada quien es dueño de su gusto, de sus propios intereses. Pero no necesariamente el más vendido será el mejor, aunque el más leído puede ser el primero de la lista. No olvidemos que los libros de culto, como el que vamos a comentar, son importantísimos.
Esa elección presenta dos niveles de significación: el primero, es reconocer el valor en sí del libro elegido, y el segundo, al reconocerlo se cumple con la promoción de la lectura, por lo que, incluso, sería un buen obsequio por navidad.
A raíz de la conmemoración del Bicentenario muchos libros y ensayos de historia se han publicado, para repensar críticamente el tiempo histórico de la Emancipación e Independencia. Por otro lado, la pandemia del Covid-19 ha motivado la publicación de una serie de investigaciones a nivel de las ciencias naturales y de las ciencias sociales. Nunca como hoy nuestro cuerpo nos preocupa, nuestra salud pende del hilo de nuestra prudencia personal.
Entonces, es de sentido común, pensar que el libro del año tendría que salir elegido, sí o sí, de uno de estos dos montones de obras; o del montón de novelas, cuentos o de poesía que uno haya leído para apaciguar la soledad y ansiedad generadas por el cautiverio sanitario que aún padecemos. Cada uno es dueño de sus ojos y de su gusto estético: “Esa obra es bella porque me gusta, o me gusta porque es bella”, en este principio se resumen las teorías estéticas de la subjetividad y de la objetividad de la belleza artística. Ambas convergen, nos liberan: “Somos libros, seámoslo siempre”.
Motivado por mis intereses académicos de investigación nunca como en este año- que está feneciendo a trompicones - he releído la abundante obra del maestro Jorge Basadre, y leído obras de nuevos historiadores que comentan y completan su legado. Basadre es un pensador manantial: sigue manando sabiduría, concretizada por abrir pistas y trochas de investigación sobre la aturdida historia de la época republicana. Será re-visitado perpetuamente por las generaciones juveniles del mañana, para vislumbrar el incierto futuro que les tocará vivir. También es un hombre matinal: porque su futuro (y el nuestro) no es lo que era, porque lo imaginó diferente, también nosotros. Nuestro país seguirá siendo estoicamente un problema y una posibilidad. El Estado empírico de los años 30(diagnosticado por Basadre) está a punto de convertirse, desgraciadamente, en Estado fallido por la inercia, indolencia e incapacidad de su “clase dirigente”, ensanchando y profundizando aún más los abismos sociales, es decir, las desigualdades e inequidades entre las gentes que vive dentro de un “país dulce y cruel”, al mismo tiempo.
Partiendo de esta preferencia señalo que el libro del año (año gris) es el libro de cuento-biográfico sobre la vida de Jorge Basadre escrito por su sobrino nieto Felipe Ortiz de Zevallos M., enmarcado dentro de la saga denominada “Los peruanos power”. Está escrito en formato de historieta para ser leído por los niños, permitiéndoles descubrir la historia de empeño, estudio y perseverancia que tuvo Jorge Basadre desde su niñez. Quien dedicó toda su vida a investigar la historia del Perú republicano para que todos podamos entender mejor nuestro maravilloso Perú.
He gozado de esta ágil biografía de Basadre junto a mi nieto Salvador Gael de 6 años de edad (que acaba de terminar sus estudios correspondientes al Nivel Inicial). Toda una vivencia de lectura intergeneracional. Estoy seguro, que en la Primaria, la Secundaria y en el nivel universitario él- y sus compañeros- seguirán consultando la obra del ilustre historiador tacneño. Allí radica su inmortalidad. Por eso sueño que el Ministerio de Educación edite masivamente este librito y los reparta gratuitamente a todos los niños/niñas.
Y, para despertar de este sueño, finalizo citando un párrafo clave de La Vida y la Historia (las memorias de Basadre, publicada en noviembre de 1975): “Sentirse enraizado en la tierra propia- escribió - es, acaso, el mejor privilegio que un niño puede alcanzar. Si el terruño posee belleza y personalidad, le ha de estampar, sin que de ello se dé cuenta, ese sentido de compenetración con el mundo físico circundante que es el más humilde y el más feliz de los dones otorgado por la vida. Y aquella lección será un tónico cuando lleguen las crisis de identidad juvenil y de la mayor edad. Importa mucho sentirse salvaguardado espiritualmente desde el comienzo, no partir de 0 (cero), tener un respaldo de cosas vivas y sanas, respirar en un cierto tipo de clima desde que se hace a la vida consciente. La aptitud propia, la labor propia se acoplan inconscientemente en una continuidad fraterna dentro de una comunicación, que es la del lenguaje sordomudo del corazón”.
En momentos en que nuestro terruño amazonense ha quedado dañado y marcado enormes cicatrices sísmicas, en momentos en que nuestra gran Casa Amazonas está resquebrajada, que estas sabias palabras del Maestro Jorge Basadre nos levanten el ánimo para sentirnos enraizados en nuestra hermosa tierra, suelo de la ancestral Cultura Chachapoya, dueña y portadora de una resistente personalidad histórica.
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EDITORIAL. Para Radio Reina de la Selva. Lima 24 de diciembre de 2021. Luis Alberto Arista Montoya.