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LA BANALIZACIÓN DE LA PALABRA NIÑO

Luis Alberto Arista Montoya* De pronto la palabra NIÑO ha sido incorporada al pedestre discurso político peruano, a causa del uso despectivo por parte de algunos políticos.

LA BANALIZACIÓN DE LA PALABRA NIÑO

18/03/22 - 05:10

Luis Alberto Arista Montoya*

De pronto la  palabra NIÑO  ha   sido  incorporada al pedestre discurso político peruano, a causa del uso despectivo por parte de algunos políticos. Pues un “humilde” profesor  de aula del nivel primario – que ahora  funge de mandatario de la nación - ha apodado a un  genuflexo grupo de  parlamentario como “los niños”

¿Por qué esta calificación? Pues, porque esos “congresistas-niños” son sumisos, obedientes al poder político central, pues  a cambio de sus votos en el congreso  reciben prebendas- vía concesiones públicas- para favorecer sus intereses particulares, o para que sus parientes o allegados logren ser nombrados en algún puesto público. La hermosa  palabra NIÑO ha sido banalizada. 

Todo un ejercicio de coordinación política de baja estofa, que mancha la honra de la niñez, creyendo absurdamente que la sumisión es característica de la psicología del niño. Nada más patético y nefasto. Actualmente, en plena globalización moderna de las comunicaciones, casi todos los niños han dejado de ser ingenuos, obedientes por naturaleza, se rebelan a la autoridad abusiva  de sus padres, profesores o personas mayores. Siempre contestan con un  ¡No!, para luego transar con un ¡Sí!, luego sonríen 

Desde los seis años de edad (coincidiendo con el inicio de su escolaridad del nivel primario) el niño descubre el significado de signos y de símbolos, situación a la que llega porque desde el primer año de edad descubre el mundo a través del lenguaje  (sonido simbólico que nombra cosas), como jugando con sus juguetes a quienes trata como seres animados con los que comparte y departe, hablando solo. Descubre su yo jugando con su propio cuerpo. Esa ingenuidad de  párvulos es maravillosa.

En la época de mi generación infantil y de primera escolaridad, nos dijeron que el niño a partir de los ocho años de edad “tiene  uso de  razón” (“sabe lo que dice, sabe lo que  hace o deshace”).En cambio, en estos tiempos posmodernos (globalización del lenguaje e imágenes) y de pospandemia (sobrevivencia) el “uso de  razón” se ha  adelantado. Prácticamente, desde los cinco años de edad el niño es un ser-radar: capta todo lo que sucede a su alrededor, actúa  por imitación, aunque sin llegar a procesarlo racionalmente, cosa que lo realiza entre los 8-11) años de edad (pre-adolescencia) que es cuando comienzan a realizar abstracciones, descubriendo lo justo/injusto, lo bueno/malo, lo lógico/ilógico, lo correcto/incorrecto.

De manera tal que los niños que fuimos en el pasado, cada vez nos parecemos menos a los niños de hoy. Aunque- según el psicoanálisis y el neuroanálisis- todo adulto lleva un niño dentro de sí, hasta la etapa de su vejez.

“Lo que pasa que no ha tenido niñez”.  Esa    frase que acuñé irónicamente hace algún tiempo, para criticar  las carencias, ingenuidades o torpezas de un adulto, puede calzar para explicar la conducta “infantil” de los congresistas de marras, que al no haber tenido niñez (por no haber sido bien criados, bien educados, respetados dignamente), ya, en su época adulta, siguen comportándose “aparentemente”  como “niños” para conseguir  gollerías,  sin importarles su dignidad o buena reputación. Pero digamos que los “congresistas-niños” no son nada tontos ni cojudos. Voluntariamente saben lo que hacen. Son cínicos.

 Entonces, de pronto los ciudadanos descubrimos – mediante la delación de la “niñita”  Karelim López -  que el “director” de la “escuelita” ya tiene suficientes niños matriculados para poner su jardín de  infancia. 

 O quizá también  llevan “un niño dentro” de su cazurro comportamiento, aparentando ser niños   para ponerse voluntariamente al servicio del jefe, para lograr ser premiados con un “juguetito” o un “chocolatito”. 

Toda una burla a la dignidad de la niñez. El Ser/Niño es desde hace mucho tiempo Sujeto de Derecho. Los organismos internacionales, y nuestra Constitución reconocen jurídicamente sus  derechos de opinión, expresión, asociación, pensamiento, seguridad cultural, seguridad alimentaria,  identidad, derecho a ser educados, bien tratados, etc.

 De ahí que cuando escenifican en sus colegios la actividad del “parlamento infantil” lo que buscan a iniciativa de los auténticos profesores, es que vayan conociendo de a pocos la importancia de la Convención sobre los Derechos del Niño que fue adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 20 de noviembre de 1929, doscientos años después  de la histórica  Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789, que solo llegó a reconocer  derechos para los adultos. 

Los “congresistas-niños” ¿conocerán esa histórica  Convención universal? …“Lo dudo, lo dudo, lo dudo” (como reza un verso del bolero de Los Panchos)… Es que “no han tenido niñez” y, ahora como adultos se  están  comportando infantilmente en el ámbito político, mas no en el de los  negociados turbios.
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*EDITORIAL. Para Radio Reina de la Selva. Chachapoyas 17 de marzo de 2022

  

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