El último reporte de la Defensoría del Pueblo advirtió esta semana del alto índice de conflictos ambientales que están vinculados con la actividad minera. De 84 conflictos identificados, 63 se encuentran activos y sin solución a la vista ante los reclamos de las poblaciones.

Y uno de los factores principales que actúan como detonantes de estos conflictos es la contaminación ambiental en las zonas de influencia de las operaciones mineras.

Una nota publicada en Convoca dio cuenta de los informes realizados por el Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA), en los años 2016 y 2017, donde se consignó una afectación producida a la cuenca del río Coralaque y del río Tambo debido a las actividades del proyecto Florencia Tucari, en las alturas de Moquegua. Los análisis mostraron la presencia de metales pesados en altos niveles como arsénico, cobre, hierro y zinc que han acidificado las aguas.

Los estudios revelaron que había 13 fuentes contaminantes provenientes de este proyecto, en la cuenca del río Coralaque, que han contaminado los ríos Margaritani, la quebrada Apostolini, el río Queullijahuire y el río Titire, que llegan hasta los ríos Coralaque y Tambo.

Los testimonios recogidos por el referido medio digital señalaron que el color del agua de los ríos cambió pasando a ser rojo ladrillo y verde jade, además de la desaparición de algunas especies de peces.

Otro de los casos reportados se encuentra en la comunidad Huanca Umuyto, distrito de Huaquira (Apurimac); donde se recogió el testimonio de Virginia Pumainca Huaito, quien pastaba a sus animales en la pampa Yawarmayo y ella fue testigo de cómo un alud ocasionado por las detonaciones de la explotación minera del proyecto Utunsa, enterró gran parte de sus vacas, ovejas y los animales silvestres de la zona; dejando a la pampa con daños ecológicos observables hasta hoy en día.

Yawarmayo es un anexo de la Comunidad Campesina Huanca Umuyto, ubicada a más de 4.000 metros sobre el nivel del mar, en el distrito de Haquira, provincia de Cotabambas, en la región Apurímac; y fue en esa localidad donde se dio el derrumbe del Apu Cóndor de Yawarmayo, a pesar de que no estaba incluido en las operaciones debido a su categorización como un monumento cultural de la comunidad.

La OEFA encontró en sus estudios al río Wisamarca, excesos en límites máximos de metales pesados permisibles en el agua y abandono en la remediación ambiental y el fiscal especializado en Delitos de Materia Ambiental, Edgar Tapia Cuadros, investiga la contaminación en la comunidad campesina Huanca. El pasado 30 de agosto, visitó la zona afectada en Yawarmayo y Huayllani, en el otro extremo del cerro.

“El río está muerto y las aguas tomaron una apariencia lechosa. Las truchas y otros animales acuáticos, como los sapos, ya no existen”, contó Virginia Pumainca a los investigadores de Convoca respecto a como su estilo de vida y el de su comunidad se vio afectado por la actividad extractiva.