Es sabido que la estructura de la iglesia ha sufrido transformaciones a lo largo de su historia. La más significativa fue la reconstrucción posterior a la demolición total de la antigua iglesia de adobe, que tenía planta en forma de cruz latina. La iglesia fue reemplazada por otra de planta ovalada, que posteriormente sería demolida para construir la actual. Fui contratado por el Comité Pro Amazonas para el proyecto, que arquitectónicamente se clasifica como un "Falso Histórico". Para el diseño del nuevo retablo me basé en fotografías antiguas que mostraban cómo era. Observé que el retablo original tenía elementos del arte barroco y, en menor medida, del rococó. Era de madera pintada con estuco blanco y pan de oro. Hubiera sido importante contar con fuentes documentadas sobre quién diseñó y construyó el retablo original, así como las técnicas empleadas.

Como en cualquier proyecto arquitectónico, fue necesario realizar numerosas coordinaciones, comenzando por el espacio destinado al retablo, que en este caso era un ábside cóncavo. Monseñor Cisneros solicitó que el crucifijo que entonces presidía el altar mayor permaneciera en su lugar y que los adornos fueran mínimos para no elevar los costos. Con estos parámetros, inicié el diseño y, en un plazo de cuatro meses, entregué el proyecto en veintidós láminas, que incluían plantas, elevaciones y detalles constructivos del sotabanco, primer, segundo y tercer cuerpo, así como del ático, en su estructura horizontal, y la calle central, calles laterales y nichos, en su estructura vertical, además de la sillería. Posteriormente,  comenzó  un  periodo  de  gestión  para  obtener  los  fondos necesarios para la realización del proyecto. Se formó un Comité Pro Retablo, aunque sin mucho éxito. Se recibió la donación de un lote de madera, que fue entregado al carpintero con el fin de que comenzara pronto. Pareció alto el presupuesto  presentado  y,  por  diversos  motivos,  la  madera  fue  trasladada sucesivamente a dos carpinteros para que lo realizaran. Con el último maestro carpintero, cuyo taller estaba en la localidad de Pedro Ruiz, mantuve una comunicación constante y lo visité en dos ocasiones. Sin embargo, luego vino la pandemia  y  perdí  contacto.  Hace  poco  me  enteré  de  su  fallecimiento. Posteriormente, culminó la gestión de monseñor Emiliano, y ya no supe más sobre el proceso de construcción del retablo.

En agosto pasado, varias personas me preguntaron si yo había diseñado el retablo que se estaba colocando en la Catedral. No supe qué responder, ya que nadie me había consultado al respecto. Como no utilizo redes sociales de manera regular, me mostraron parte de un video de la inauguración. En ese momento, pude apreciar que mi diseño había sido alterado, particularmente en los acabados. Por esta razón, deseo compartir el acabado final de mi propuesta original, hábilmente ilustrada por el diseñador gráfico Manolo Ordoñez Mariño.

Siempre he intentado contribuir al mejoramiento de la ciudad y, en este caso, acepté con especial entusiasmo. Estoy convencido de que es responsabilidad de todos seguir aportando para que Chachapoyas continúe mejorando.

Atentamente,