En los límites entre Luya y Lámud, cerca al rio de Catshunta, hay una hermosa capilla, que fue inaugurada el 1° de Mayo del 2005, en reemplazo de una pequeña capillita muy humilde de pequeñas dimensiones, con su techito de tejas y una puerta vieja con un candado oxidado, que estaba en ese lugar, según refiere, mi informante y a la cual yo conocía, las muchas veces, que me iba a pescar “plateaditos” en las aguas límpidas y transparentes del Catshunta, que al parecer nace de un puquio, a pocos cientos de metros del Camino real entre las dos ciudades. 

La idea de la nueva capilla, empieza una de esas noches en las cuales paseaban por la plaza de armas de Luya, los señores Artemio Castañeda Romero y Roberto Arce Tuesta, luyanos de nacimiento y con un amor entrañable por su tierra que los vio nacer. Roberto ni corto ni perezoso, inmediatamente construyó un diseño de una capilla con dos naves, “tipo tirolés”, diseño que, sometido a votación, en la ciudad de Lima, con la presencia de otros invitados, sumándose el señor Humberto Santillán y por Lámud, los señores Leonardo Santillán, Julio Más y Reymundo Gómez, terminó siendo lo que es ahora, una capilla con una sola nave, siempre tipo “tirolés”, de paredes altas y grandes ventanales.

El señor Artemio Castañeda Romero compró 500 m2, a lo que se sumó 500 m2 donado por el propietario del terreno, ante la amenaza del alcalde de Luya que deseaba expropiar dicho terreno para hacer una urbanización.

Al grupo primigenio de la construcción de la Capilla, se suman otros amigos, tales como Alfonso Rubio Baella, oficial del Ejército Peruano, un gran amigo mío, a quien en el colegio, le decíamos “pishura” por su carácter alegre y juguetón; los odontólogos, Dr. Jorge Chávez Ramos y el Dr. Ramón Rubio Arévalo, hermano de la señora Nilda, los dos compañeros de mi promoción del glorioso colegio San Juan de la Libertad, de Chachapoyas, como representantes de la ciudad de Lámud, que formaron el “CÍRCULO DE AMIGOS VALLE JUSCUBAMBA LUYA – LÁMUD”, tal como aparece en la placa de bronce, en una piedra histórica, en el parque CONFRATERNIDAD LUYA – LÁMUD, parque frente a la Capilla de la Santa Cruz del Triunfo.

Con todo el respeto a mis queridos paisanos de Luya y Lámud y el cariño a los mismos, ésta pequeña Pastillita para el Alma, se origina por ese “celo” de tiempos añejos entre los pobladores de las dos ciudades que, sinceramente no sé cuando se origina y tampoco por qué motivos?, pero ante mi pregunta por qué no se inauguró en la Fiesta del Señor de Gualamita me respondió, que eso era lo que querían los lamudinos mientras los luyanos pedían que sea en la fiesta de San Juan que es el patrón de Luya, entonces como no se pusieron de acuerdo, decidieron hacerlo el Día del Trabajo. Con eso los luyanos chicheros y los lamudinos brujos, quedaron en paz y perfecta armonía, aunque un luyano muy prosa, hijo de doña Bernardina Tuesta Mori, entre bromas y sonrisas, aclaró “Qué la Villa de Luya tiene partida de nacimiento, por un documento de 1858 que guardaba su mamá y mencionaba que la Villa de Luya fue fundada en 1861, teniendo como base las dos culturas los Luya y los Chillao y que según el Dr. Luis Estrada Kuélap, pertenece a  la cultura de los Luya y la cultura Chillao a los de Bagua”, lío entre grandes de los cual, muy modestamente, solo hago referencia. 

Sin embargo, en mi afán de seguir averiguando, sobre esa rivalidad entre ambas ciudades, llamé a una señora de Lamud, que fue mi compañera de promoción en el colegio secundario y entre las cosas que me dijo, hizo hinca pie, como causa de la rivalidad, por las competencias deportivas estudiantiles.

Pero lo que descubrí de aquella chiquilla encantadora de los años 50 del siglo XX, a quien, junto con su hermano, mi gran amigo y hermano de toda la vida, cuidábamos de los múltiples pretendientes, fue su memoria prodigiosa y el arte para declamar lindas poesías inéditas, escritas por su madrecita, que fue una educadora y una gran matrona en la ciudad de Lamud y por la magia moderna de las telecomunicaciones, pude escucharla, como sus frases emocionadas, se quebraban como copas  de cristales frágiles, de bordes dorados que, vibraban con la dulzura de su voz, cuando estoy seguro, que entre lágrimas, se despidió de su Señor de Gualamita, la última vez que estuvo en su Lamud querido y como de ese “corazón, con abejas doradas que, producen cera blanca y dulce miel y, es la morada de Dios”, manaba a raudales, recuerdos y añoranzas de su infancia, rodeada de sus hermanos y bajo la sombra amada de sus queridos padres. 

Las dos ciudades, a las orillas del Juscusbamba, tienen gente maravillosa, muy bondadosa, que aman a su tierra, a sus ancestros y a sus tradiciones, son poblaciones, orgullosas de su suelo y cuna de figuras relevantes y brillantes en la población de la región Amazonas, no solamente de personajes que moran en el Oriente Eterno, sino de jóvenes profesionales, que en el momento actual, son los voceros del progreso y el desarrollo de nuestra región, reclamando, con altura, decencia y valentía, por nuestros derechos y fiscalizando lo que hacen sus autoridades, que lamentablemente, no caminan a la vanguardia del desarrollo de nuestra muy rica y bendecida región con muchos monumentos arqueológicos, mini climas, grandes extensiones de tierra para la agricultura y la ganadería, así como tres cuartas partes de selva con el gran Río Marañón, que nos espera para construir una gran Central Hidroeléctrica que proporcione electricidad que se puede exportar a las naciones vecinas del norte de nuestro Perú.

La Región AMAZONAS, FRONTERA DE PERUANIDAD, en cuyos límites se ha regado con la sangre de nuestros soldados y nuestras etnias que habitan la provincia de Condorkanqui, es la despensa de nuestro amado Perú, soberano y democrático, con libertad y altos valores humanos, que defendieron nuestra Independencia, en la Batalla de Higos Urco y nuestra integridad territorial en la Cordillera del Cóndor.