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VIVIR, MURIENDO

Pastillita para el Alma 30 – 08 – 2022 Como nunca, hoy día, el frío cala los huesos y aun cuando, tenemos puesto, vestido grueso y abrigador

VIVIR, MURIENDO



30/08/22 - 12:41

Pastillita para el Alma 30 – 08 – 2022

Como nunca, hoy día, el frío cala los huesos y aun cuando, tenemos puesto, vestido grueso y abrigador, se respira un aire húmedo y casi helado, que enfría nuestras fosas nasales, que me hace pensar, en la soledad inescrutable, de la muerte, sin embargo, leyendo un poema del gran GABO. El escritor colombiano escribe: “A los viejos, les diría que la muerte no llega con la vejez, sino con el olvido” y pienso cuán cierto es, porque nosotros, desde que llegamos venimos cargando la muerte que nos acompaña toda nuestra vida y al final cumplirá su objetivo de regresarnos al lugar de donde procedemos y solo estaremos muertos, cuando nuestro pase por este valle de lágrimas, haya sido sin dejar huellas y nuestras obras buenas o malas, se borran con la nube inexorable del paso del tiempo.

Dice, además, con otras palabras, el gran García Márquez, que el viejo no muere cuando deja de enamorarse, sino ya se siente muerto, cuando ya no se enamora. Cuando las cosas bellas de la vida se le hacen apáticas y no disfruta con lo que a otros les deleita y sus ojos se fijan en las banalidades que los estorba y molesta, siendo muchas veces la soledad, su única compañera. Aquellos “victimizados”, buenos para nada, que se quejan de todo y todo los aflige y dan importancia a las palabras de pena o de conmiseración, de los que escuchan sus penas, la mayoría se los cuales se burlan y mofan.

La vida debe ser disfrutada en cada instante, mientras respiramos gratis el aire que Dios nos regala, más aún cuando uno, tiene la suerte de llegar a una edad considerable, aparentemente “desgastado por el camino recorrido, en el tiempo, donde muchos de los que vinieron con nosotros, ya partieron y se fueron con enfermedades o accidentes, lleno de dolores y de pesares” y los que quedamos nos damos el lujo de lucir nuestra anatomía, elegantemente vestida, con arrugas y cicatrices de victorias ganadas al lapso que Dios nos permite llevar, nuestras alforjas a cuestas, sin ayuda y sin angustias. 

Como no estar agradecidos de Dios, si somos una máquina hecha a la perfección, por la bondad divina, donde nuestros órganos funcionan con la delicadeza y finura más exacta y si lo dudamos, pongamos un solo ejemplo: Nuestro corazón late incansable 70 a 75 veces por minuto, lo que hace en un día, aproximadamente 4500 veces por día; en un año 108,000 y si tenemos la suerte de vivir 80 años, nuestro infalible corazón habrá latido 39 millones 420 mil veces y en el mejor de los casos, sin mantenimiento, sin cambio de bujías, como en los carros, sin aceite especial, ni mano de obra barata o cara. 

El viejo que llega a una edad, casi sin limitaciones, como muchos de nosotros hemos sido bendecidos, tenemos que ser gratos a la misericordia de Dios, o de un Ser Supremo, para aquellos, que creen ser producto de la evolución y selección natural de las especies.

Sin embargo, en determinados gobiernos, con eso de la Planificación Familiar, el modernismo, la igualdad de sexos, ahora se limitan los embarazos y en algunos países se prohíben que las mujeres tengan más de dos hijos e ignoran que hay un gran sector de la población del mundo, con ideas religiosas equivocadas que propagan los embarazos múltiples y sus jerarcas se atreven a decir que pronto muy pronto, conquistarán el mundo con los úteros de sus mujeres. 

Con el avance de la terapéutica, aparición de nuevos medicamentos y tratamientos, casi ya no tan invasivos, los viejos vivimos más tiempo que nuestros abuelos y eso va a dar, como resultado, de que la población de ancianos vaya en aumento y con las leyes absurdas, de que la jubilación debe ser obligatoria a los 70 años, aunque el viejo esté en plena facultad de sus funciones motoras e intelectuales, tenemos como consecuencia de que la población de desocupados, va a llegar a ser mayor que las personas en edad de producir activamente, lo cual está dando como resultado que muchos personajes como Dan Patrick, vice gobernador de Texas, la señora Katherine Legarde, gerente general del Banco Europeo o el ministro de Finanzas del Japón, el señor Toro Aso, ahora tengan el desatino de pronunciarse que los viejos somos una carga para la economía global, porque su vida se ha hecho demasiado larga. Estos “canallas”, que antes seguro condenaron a Hitler, a Stalin, Mao, Ceausesco, Mussolini, Castro y muchos más, a gobiernos como el comunismo, el fascismo, que eliminaron a millones con guerras, pestes y hambrunas, ahora pretenden manifestarse en forma despótica y cruel de que los viejos, somos una carga para la economía del mundo; quizás esta gente indolente olvida que el viejo es sabiduría, que la experiencia que dan los años son muchos más valiosos que el conocimiento que se adquiere en universidades, escuelas, institutos o academias.

El viejo es bondad, es paciencia, tolerancia, son consejos que salen de sus labios, elaborados en un alma blanca, aprendida en una enciclopedia de días de trabajo hechos con alegría y con voluntad de hacer las cosas bien, noches interminables de sueños e ilusiones, muchos de los cuales se hicieron realidades o mensajes de lecciones que aconsejan las almohadas de los hombres que viven en paz con Dios y agradecidos de la vida que recibieron de sus manos divinas como regalo.

Solo Dios es inmortal. Los viejos cualquier día tendremos que irnos, pero por favor déjennos que nuestra partida sea cuando Nuestro Padre Celestial, lo disponga, mientras tanto prometemos vivir los últimos días de nuestra vida en paz, con alegría y regalando bastante amor, que es lo que más nos sobra. 


Jorge REINA Noriega
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