En alguna oportunidad, cuando por presión de los amigos a uno le convencen para incursionar en lides electorales, escucha una serie de frases que lo marcan y sirven para meditarlas.

Una vez, alguien me dijo, cuando subía por el puente del Utcubamba por allá por los años del 67 o el 68, “Que la gente honrada no se lanza como candidato al Parlamento solo por no arriesgarse que le saquen sus trapitos al sol y ser avergonzados en público, o que muchos prefieren la tranquilidad de sus hogares y la comodidad de su familia”. Una opinión autorizada.

José Alberto Mujica Cordano el presidente del Uruguay del 2010 al 2015, en una de sus sabias y elocuentes intervenciones, sentencia: “Hay mucha gente que utiliza la Política para hacer plata. Podrás ser ingeniero, carpintero, abogado, albañil, mecánico que son profesiones dignas para ganarse la vida, pero La Política no es una profesión, es una pasión, para servir a la gente, para buscar la felicidad de la gente a la cual se sirve” Este es una sentencia directa de mucho valor.

Es cierto que mucha gente desea invertir todos los ahorros de su vida para ser un congresista, con la seguridad de que va a lograr recuperar con creces todo lo que invirtió o se endeudó y es ahí cuando todo se pudre, todo se pierde, todo se va al tacho.

“No se vive de la Política, se vive para la política”. Es cierto que no se puede encontrar la igualdad y la felicidad de toda la gente, que esto todavía es utópico, pero se debe procurar mejorar en todo  sentido el bienestar del pueblo y que en forma global disfrute de los beneficios de una alimentación sana, que tenga agua y desagüe,  talvez algún día goce de educación de calidad gratuita e igual para todos los estratos sociales, que haya campañas de prevención con programas de vacunación para evitar las enfermedades, entre otras actitudes y formas de ayudar.

Hoy en la mañana en la radio de mi hermano “Reina de la Selva”, escuché muy a la ligera un comentario de la periodista Rosa Palacios que decía que en alguna forma era una vergüenza que todos los congresistas se den el lujo de tener entre 5 a 6 asesores y que tal vez convendría mejor escoger un asesor y no uno que desea que le hagan todo sus planes y sus discursos, que inclusive no los entiende bien y siempre mete la pata cuando interviene, con contadas excepciones.

Ojalá la gente que ahora está en la línea de partida, sea de primera clase, y no por apellido ni por profesión, sino por su don de gente, por su manera de ser, por las empatías con nuestros paisanos.

Con mucha pena puedo decir que en las dos últimas legislaturas no he conocido a ninguno de nuestros representantes por Amazonas y de uno hace mucho tiempo que solo escuchaba cosas impublicables. Es cierto que ellos pueden decir que les importa un bledo que alguien los conozca, pero quizás ellos no saben que una gran cantidad de amazonenses vivimos en Lima y que nunca somos personas ausentes al desarrollo de nuestra región y de nuestra gente. En alguna ocasión a alguien le dije en una conversación que era bueno que se junten  con nuestros paisanos y me dijo que ellos lo único que hacían era legislar y fiscalizar y que ya no era como en otros tiempos donde podían hacer y ejecutar proyectos. Eso es una gran mentira, la presencia de un congresista en un ministerio siempre abre puertas, que para otros son cerradas, lo que pasa que les falta agallas y carácter,  pues un hombre que quiere a su pueblo no es necesario que esté recibiendo un buen sueldo del Estado para interesarse por el destino y porvenir de nuestra gente, acaso no es un hecho que muchos de nuestros paisanos, de ambos sexos, que se dedican al periodismo son la voz que reclama y grita, pero no tienen el puente o el nexo que les haga llegar a los oídos de los mandamases en la capital, porque sus contactos (¿familiares?) solo les interesa el sueldo y no el servicio.

Tengo esperanza que los que ahora están postulando a ser congresistas se hayan hecho un buen examen de conciencia, que hayan medido en forma justa y razonable sus aptitudes, que sean gente sencilla, a los que se les puede hablar, no aquellos pedantes que por tener un cartón o un puesto en una oficina de la capital, o tener una riqueza mal habida o cuestionada se creen con el derecho de representarnos por el simple hecho de que son los escogidos y calificados “porque en nuestra tierra no hay quien nos represente”, que tales riñones de creerse en esa forma de estos babosos, como dice mi sobrino Guevara Ampuero..

Ojala los que vienen no sean esclavos o empleados de líderes de partidos, que tengan que hacer lo que les ordenan, porque no tienen dignidad ni capacidad de revelarse o por estar comprometidos en vendetas o malas artes que les tienen cogidos del cuello, sin reclamo alguno, inclusive dando parte de su sueldo, que bien podría ser para los comedores populares o los asilos de ancianos.

Los que ahora pretenden ser congresistas, seguro que tienen conciencia a lo se meten. Son tres legislaturas en las que tienen que brillar y no van a tener que “aprender” a ser políticos, como muchos así opinan y si es cierto, como se viene comentando que se les va a bajar los sueldos, que ya no van a tener la multitud de asesores, ni gente de apoyo, según dicen, entonces van a demostrarnos que verdaderamente aman a su tierra y a sus pobladores. Particularmente, les deseo la mejor de las suertes, como dije al principio, no conozco el nombre de los participantes y ojalá por ahí nos salga un personaje escondido que nos haga recordar a nuestros antiguos políticos que dieron lauros a nuestra tierra Amazonas, claro, que tal vez nunca podrán ser de la talla de un Alfonzo Baella Tuesta, de un Gustavo Lanatta Luján, de un Mario Peláez Bazán, de un Esteban Ampuero Oyarce, de un capitán Reyna, de un Esteban Santillán, de un Augusto Grandez,  de un Alejandro Chávez Pereyra, de un José María Echáiz o de un Pedro Quiroz, así como de otros muchos, que inclusive ya dejando sus asientos en el parlamento siguieron trabajando y batallando por el progreso y bienestar de nuestra gente, como Dido Peláez que se encargó de reconstruir la fachada de nuestra catedral juntamente con el Dr. Gumersindo Vega como ministro de Estado y personalidades que formamos el grupo Pro Amazonas en Lima, buscando de devolver la belleza de nuestra plaza de armas, la que ahora, con la ausencia de sus árboles y flores, llora su abandono y su desgracia, al semejar un pampón de esas ciudades del Oeste americano que solo guardaban vida en sus cantinas y centros de diversión.

Qué será de nuestro gobernador y del alcalde provincial de la ciudad de Chachapoyas, hasta ahora no se les oye en ninguna forma; es cierto que de rato en rato hacen bulla porque vienen a juramentar al Club Provincial Chachapoyas residente en Lima, pero cuáles son sus obras en nuestra tierra, en donde la delincuencia y el desorden en el tráfico de la ciudad es la noticia de todos los días, entre otras cosas, que ya tocaremos con más calma e investigación.

Nuestro gobernador, el ingeniero Oscar Altamirano, ya no tiene nada que aprender ni ninguna palabra o frases para disculparse. Él es un hombre con calidad profesional que está en su segundo mandato y por el cariño que dice tener a nuestra tierra, ya es tiempo que demuestre lo que sabe, salvo que el 21 quiera ser congresista. No puede ser que nuestra fortaleza de Kuélap, esté en peligro de derrumbarse, que la gente de Condorcanqui haga noticia a nivel nacional por falta de servicios médicos, problemas policiales y falta de atención y presencia de la autoridad en su zona. Es cierto que hay una Expo Amazonas, en la ciudad de Lima, que ha hecho noticia por las redes sociales, lo cual espero que haya tenido un gran éxito, además de satisfacer a algunos personajes especiales, de su muy cerrado entorno, los cuales si festejan con bombos y platillos, según nos dicen. 

Esta Pastillita dirigida en forma especial a nuestros candidatos al Congreso y justificando el título que lo he puesto, deseo explicar que siento reverencia y respeto por los hombres y mujeres que sin importarles todos los adjetivos que les dicen, se avientan a la arena política y estoy seguro que lo hacen, en esta oportunidad, tan especial, por el tiempo para hacer su campaña y los meses que durará su gestión, con la mejor de las intenciones de servir a nuestro pueblo. Así lo quiera Dios.