Pastillita para el Alma 13 – 07 – 2025
Hay noches interminables, tal como si el tiempo se hubiese detenido. La obscuridad, parece eterna … ¿Será así, tal vez, el sueño eterno del alma? … mientras los gusanos, comen tu carne y contemplas como en un espejo, como en forma indolora, te van consumiendo, engullendo. Los médicos, a esta forma de incapacidad de conciliar el sueño, la llamamos Insomnio y no solo es una enfermedad de la vejez. Se presenta a cualquier edad y por diferentes causas, pero, las que más daño provocan, son las que se ocasionan, por esas vivencias escondidas en la profundidad misteriosa de nuestra mente, como algo incontable, invisible a los ojos de la gente y es un tizón ardiente, doliente, permanente, presente que, se aviva, cuando tus párpados, se niegan a cerrarse. Blas Pascal, según refiere Mario Alonso Puig, dice: “La infelicidad del ser humano, proviene de la capacidad del ser humano de quedarse quieto, en silencio, en una habitación” Claro que esa afirmación, dicha muchos años atrás es cierta, aunque, ahora científicamente, está, demostrado que, en la mente, no hay quietud, hay actividad permanente, produciendo miles de pensamientos en el día y está descrito, cuando, un sujeto se aísla, esas cargas escondidas, se hacen presentes, como si estarías viéndolas en el escenario de los hechos y te atormentan, golpean, porque, recién comprendes el llanto de ese niño, de apenas 6 años, golpeado brutalmente, con puñetes en la cabeza, por un energúmeno mayor, por el solo hecho que una pelota de goma le cayó en la pierna, manchando con tierra su descolorido pantalón, … niño que empezó a quejarse de cefaleas intensas, nunca más regresó a su Escuela y a pesar del esfuerzo de sus padres, llevándole a los mejores especialistas, murió, después de una valiente y penosa enfermedad, posiblemente por el hematoma intracraneal de la agresión recibida … o vuelve a tu memoria, el golpe del machete cercenando una falange, el chorro de sangre, como de una manguera escupiendo agua en un incendio y el grito desgarrador de un adolescente, por el simple hecho de haber sustraído unas monedas de níquel.
Marcas presenciales … Hechos aterradores, indescriptibles, incontables …. No uno, muchos, en el largo camino de la vida, … para unos, verde, como la esperanza, lleno de flores coloridas y perfumadas, … para otros, colmado de espinas, de cactus y alimañas.
La mente humana, es cruel, cuando te sientes solo e incomprendido, en esos vacíos de silencios, con la mirada fija, contemplado sin ver … “la nada” … perdido en el torbellino de tus atormentados recuerdos, fluyendo cual cascada torrentosa o avalancha de piedras y lodo … sintiendo el bullicio de los gritos inaudibles de vivencias pasadas en tu hipocampo y … lo peor, juzgado, por los que te rodean, aún, por tu círculo íntimo, como, … ¡¡¡el viejo engreído, gruñón y malgeniado!!! que, simula tristeza, trata de despertar pena y compasión, le molesta, nuestros jolgorios, vernos alegres. No se da cuenta que ya le pasó su época y su tiempo y ya es víctima del alemán que lo perseguía.
Es cierto, muchos consideran a los viejos antisociales, los aíslan, están desactualizados, no comprenden la nueva tecnología. No pueden usar los benditos teléfonos celulares ni los más simples, todo los parece difícil, no entienden así los repitas una y cien veces y en el colmo de los males, tanto pedir, aburren a los hijos, a los nietos y hasta manipulan opinando que su mente ya no es como la de los jóvenes, y pienso que, tal vez en eso, tienen mucha razón y aunque los científicos, hablen sobre la Neuroplasticidad y que los viejos tienen nuevas neuronas usando las “células madres” quizás se olvidaron que la conexión de las dendritas, no es cuando una se pega a la otra, como en los cables eléctricos o cuando prenden una luz o enchufan una corriente, … las neuronas utilizan unas sustancias químicas entre ellas, a través de las cuales pasan los impulsos nerviosos y en los viejos ya no hay la misma cantidad de sustancias neurotransmisoras.
Los hijos y aún los nietos olvidaron lo difícil que les fue aprender a caminar y los padres y personas mayores tuvimos mucha paciencia para enseñarlos a caminar, ahora, los viejos, deseamos esa misma tolerancia.
Lo importante es comprender que, los viejos, por ser gente consciente, tenemos ideas, pensamientos nacidos en la mente y en el corazón, que llevamos a cuestas, nuestras lamentaciones y recuerdos del pasado y por el amor a los hijos y nietos, cargamos, las angustias y preocupaciones que los jóvenes afrontarán en el futuro y como será su futuro cuando ya estemos, lejos muy lejos, ocupando nuestro lugar en el oriente eterno.
Sin embargo, volviendo a nuestra realidad y si deseamos vivir a plenitud, llenos de felicidad, la poca vida que nos queda, como regalo de DIOS, debe ser olvidando las complicaciones dañinas a nuestra salud y de nuestros seres queridos y, lo único que existe es el PRESENTE, que es vida, dicha y alegría, al lado de la familia, que hace bastante soportando nuestra lastimera presencia. Ellos descubrirán en su trajinar el valor de la Felicidad, la cual no está en la ausencia de dificultades, sino en la paciencia y la tranquilidad, como debemos afrontar todas las vicisitudes, como en esa pintura, donde se aprecia un nido, con varios polluelos, colgado de una peña en el canto de un rio, con aguas torrentosas, arrastrando troncos, piedras y barro, un cielo con lluvias cayendo a cántaros como diluvio, rayos y la obscuridad de las nubes, árboles con raíces desprendidas y una avecilla, madre de los pajaritos, volando, detenida, al lado del nido, con las alitas mojadas, pero repartiendo un gusanito en los piquitos de sus crías, serena e indiferente a la tormenta para cumplir su función de madre, alimentando a sus críos.
“La calma no es la ausencia de tormentas. La calma es la presencia de paz. Incluso en medio de la tempestad es la capacidad de mantener vivo lo esencial cuando todo alrededor parece venirse abajo. Porque la verdadera paz no depende de las condiciones externas. No es un premio que la vida nos da, cuando todo encaja, cuando nada duele, cuando nada nos desafía. La verdadera paz nace de la claridad interior” palabras del cirujano Dr. Alonso Puig.
Ocasión oportuna para hacer un modesto y humilde homenaje, nombrando al señor doctor don FRANCISCO LENGUA ALMORA, cirujano general y vascular del HOSPITAL DE LAS FUERZAS POLICIALES, de ese entonces, un excelente personaje, mi maestro, un hombre, como ninguno, hábil, como el mejor con su bisturí, de carácter enérgico y audaz, que con su equipo, hizo el segundo trasplante de riñón en el Perú, pero, no de un cadáver a un enfermo, que tuvo, al parecer, muy corto tiempo de vida, sino, de un donante vivo a su “hermano, paciente con insuficiencia renal” al cual se evolucionó por mucho tiempo. Pancho Lengua, adelantándose a su época, en la década del 70, sin la tecnología de los últimos años, ya preparaba realizar los trasplantes de hígado y evitaba las amputaciones por la gangrena de los pies de diabéticos usando la vena safena, entre otras hazañas más y fue, quien me dio la oportunidad de cambiar mi actitud y observar diferente lo que te sucede en este mundo y entender que, detrás de la tormenta, aparece el brillo del sol y que la verdadera valentía de un ser humano, es enfrentarse a las dificultades, atreviéndose, a nadar contra la corriente, cuando la vida te pone la más duras de las pruebas y para que sepas el significado real “no por qué” estásen este mundo, sino “para que” DIOS te ha puesto en la tierra. Tuve el gran honor de ser su asistente e integrar su equipo quirúrgico.
Don Pancho Lengua descanse en paz en la gloria de DIOS y tu “charapa” como me llamabas, te lleva en el corazón y jamás te olvidará.
Jorge REINA Noriega
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