03/04/20 – 06:16
Luis Alberto Arista Montoya*
No. No es un fenÍmeno. Es algo mÍs que una simple eventualidad pandÍmica. Lo del Covid-19 es un epifenÍmeno: Es el resultado trÍgico de las pÍsimas relaciones hombre/naturaleza, no por la estructura del planeta tierra sino por culpa y responsabilidad del poder humano polÍtico-econÍmico posmoderno que no sabe (o no desea) obedecer las leyes de la naturaleza.
Estamos reuniendo y analizando informaciÍn cientÍfica para sostener, en otra oportunidad, nuestra hipÍtesis de trabajo sobre el carÍcter posmoderno de este virus singular/universal.
Mientras tanto sabemos ya que la aglomeraciÍn social es el mejor panal desde donde se expande por contagio este virus. Los gobiernos de los paÍses (EE.UU, el Reino Unido, Francia, EspaÍa, MÍxico y Brasil) que no creyeron en la teorÍa de las aglomeraciones ni en la del aislamiento social, son los que mÍs muertos y contagiados cuantifican. Felizmente Perú reaccionÍ casi a tiempo, aunque la gente indiferente y las aglomeraciones voluntarias persisten aún.
A la suma de categorÍas cientÍficas de masa social, muchedumbre, conglomerado, cultura del Ígora (plaza pública), comunidades y colectivos sociales, ahora las cientÍficos sociales y filÍsofos tienen que agregar a su vocabulario acadÍmico el concepto de aglomeraciÍn.
Cuando un grupo numeroso de gente se amontonada, se junta o reúne en un determinado lugar y tiempo, cualquier cosa puede pasar en cualquier momento. ¿DÍnde estÍn las masas politizadas ahora?: ya no estÍn en los sindicatos, en las plazas, o en las marchas. Ahora son aglomeraciones urbanas dispersas, desperdigadas en calles, plazas, mercados, supermercados, estadios, grandes discotecas, en conciertos, colegios, universidades, etcÍtera.
Solo cuando estas diseminadas aglomeraciones son convocadas por algún lÍder a travÍs de las redes sociales, ahora, se reconvierten en masas sociales para protestar y rebelarse fÍcticamente contra el sistema. Es por eso que en paralelo tambiÍn se produce el fenÍmeno del miedo a las masas, estudiado muy bien por Étienne Balibar en su obra El miedo de las Masas, a nivel de la Europa post-mayo 1968 y post-caÍda del Muro de BerlÍn (1989). Son los gobernantes y poderosos los que mÍs miedo tienen a las masas. (Y ¿a las masas se combaten con las masas?, dijo cÍnicamente un gobernante peruano, aunque seguramente estuvo pensando tambiÍn en una masificada represiÍn policial)
Ahora- en estos tiempos de virulencia biolÍgica- todos los habitantes de todas las ciudades (Urbi et Orbi) tienen miedo al Coronovirus-Covid-19. Un invisible microorganismo ha puesto en jaque a toda la humanidad: demostrando que el hombre es un ser biolÍgico frÍgil, finito y que puede morir al toque.
Y de una manera paradÍjica la canciÍn ¿Ciudad Solitaria? de Luisito AguilÍ, cantante argentino de la nueva ola (en los aÍos 60) en, estos momentos de aislamiento social, cobra cierto romanticismo:
¿Todas las calles llenas de gente estÍn,
y por el aire suena una música,
chicos y chicas van cantando
llenos de felicidad
mas la ciudad sin ti
estÍ solitaria?.
En este caso, sin ti, sin mÍ, sin nosotros y nosotras. Todos(es un decir) en cuarentena, porque muchos individuos y muchas aglomeraciones siguen ¿desafiando? las normas de prevenciÍn dictaminadas por el gobierno central.
En su premonitorio libro La RebeliÍn de las Masas (escrito en 1929) el filÍsofo JosÍ Ortega y Gasset- antes que cualquier sociÍlogo – fue el primer pensador en estudiar el fenÍmeno de las aglomeraciones, de por quÍ el hombre tiende a ser un hombre-masa, un hombre gente. En estos momentos en que por causa del coronavirus (y el sentimiento independentista de ciertas regiones) EspaÍa aparece como ¿paÍs invertebrado? mÍs que nunca, suponemos que este lúcido libro y EspaÍa Invertebrada (publicado en 1921) son dos de los libros de JosÍ Ortega y Gasset mÍs leÍdos o releÍdos por los espaÍoles en estos tiempos de cuarentena y miedo.
Para Ortega y Gasset las aglomeraciones son un hecho evidente al que denomina el ¿lleno?, porque las ciudades estÍn llenas de gente. (De ahÍ que se explique la jactanciosa frase de cierto individuos: ¿hay que tener calle?, hay que ¿tener esquina?). Las aglomeraciones son consecuencia de la rebeliÍn de las masas. Los edificios llenos de inquilinos. Los hoteles llenos de huÍspedes. Los trenes, los barcos-cruceros, llenos de viajeros. Los aviones, tambiÍn. Los restaurantes, llenos de comensales (no solo por el boom de la gastronomÍa sino tambiÍn a causa de la gastromanÍa: comer cualquier cosa preparada como sea). Los hospitales, clÍnicas y consultorios de mÍdicos famosos, llenos de enfermos. Los teatros, llenos de espectadores. Las playas, invadidas por baÍistas. Las grandes tiendas comerciales con sus famosas ¿cierra puertas? en donde es distinto ¿ir de compras? que ¿ir a comprar? (imperando el consumismo materialista). Y el Ígora polÍtico (lo mÍtines de los partidos polÍticos) ausente ahora, por haber sido desplazado por el Ígora electrÍnica (redes sociales), la radio y la televisiÍn.
¿Lo que antes no solÍa ser problema, empieza a serlo casi de continuo: encontrar sitio?, escribÍa Ortega y Gasset en 1929. La irrupciÍn de las aglomeraciones ha ido en paralelo al aumento de nupcialidad y demografÍa, y al dÍficit de servicios públicos.
Sobre todo en momentos de emergencia sanitaria como la que padecemos hoy en dÍa, lo que caracteriza a las aglomeraciones es el alma vulgar de sus gentes, sabiÍndose vulgar tiene el descaro de afirmar el derecho de la vulgaridad y trata de imponerlo donde quiera y cuando quiera. En Perú la vulgaridad se ha democratizado. Tanto como la corrupciÍn: se dan en todos los niveles y estilos de vida, en todas las clases sociales. De ahÍ que nuestras ciudades aparezcan estos dÍas como ciudades militarizadas, casi sitiadas, con ¿toque de queda?¦ Porque las muchedumbres son desobedientes, casi siempre. Y es posible que asÍ seguirÍn en tiempos de post-coronavirus.
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EDITORIAL. Para Radio Reina de la Selva. Lima 3 de abril de 2020. Luis Alberto Arista Montoya.




