16/06/17 - 06:36

Pastillita para el Alma 13 – 06 – 17

Hay muchos hombres, con buenas intenciones, que desearon poner su granito de arena, para el desarrollo de nuestra Región Amazonas y sacrificando su tranquilidad y comodidad, decidieron postular para representarnos en el Congreso, con resultados negativos y convencidos de que la honestidad, el profesionalismo,  la decencia, la honorabilidad, no son las mejores cartas de presentación, decidieron no postular más.

Con el perdón de mis paisanos, en esta ocasión solo voy a ocuparme de uno de ellos, del cual puedo dar fe y dejando para otra oportunidad  el comentar sobre la trayectoria profesional, política y empresarial del ingeniero Luis Ángel Reina Noriega, así como la posición de dos excelentes damas, que por su trayectoria y su hoja de vida, sería muy difícil hacer una descripción resumida, me refiero a la Dra. Ana Elizabeth Echaíz Burga y la señora María Luisa Peláez Bardales.

En uno de mis tantos viajes de vacaciones a nuestro Chachapoyas, en donde ya soy un desconocido, escuché el nombre de JORGE LINCOLN RUIZ TEJEDO, formado como profesor en la Universidad Nacional de Trujillo, natural de la provincia de Luya y que destacó, desde su época de estudiante en la defensa de los derechos de los más pobres y en las injusticias  que hacen las clases más favorecidas en aquellos  que tienen pan de hambre y no tuvieron la oportunidad de descollar en su vida.

Pero, ¿quién es este hombre que despertó el interés por conocerlo?
No sé en qué tiempo fue candidato al Congreso por el departamento de Amazonas, pero tengo entendido, que tuvo una gran aceptación en el electorado, tanto así, que hasta los candidatos que competían con él, le dieron su voto y aún más, me informaron que el Jurado electoral le voceó como candidato electo, pero por esas maniobras en los que juegan actos mezquinos, perdió, desde luego no Jorge Lincoln, sino nuestro departamento de Amazonas, de tener un parlamentario de clase A.

Sus estudios primarios los realizó en una escuela fiscal de Luya, destacando desde el primer momento por su inteligencia y comportamiento, tuvo como su guía espiritual al sacerdote  Tomás Marín Tafur, quien despertó su amor a Cristo y el respeto por los valores humanos, tanto así que en su pequeña edad, deseó ser cura, lo cual se acrecienta cuando su profesor  Agilberto Chávez Arroyo Paredes, le pide que declame la poesía de 12 estrofas *La lámpara del Santuario* en la puerta del Templo del Señor de Gualamita en Lamud, a la llegada del Nuncio Apostólico Rómulo Carbbone, quien quedó gratamente sorprendido, por la memoria y el arte que puso en la declamación, con una gran calidad histriónica extraordinaria:


*La lámpara del Santuario
*En la penumbra tímida, palpita
*Sin atreverse a ser nunca destello
*Día y noche en el aceite se agita
 *Tu luz enamorada de lo bello…



El aplauso y las felicitaciones, según sus propias palabras, le hizo sentirse “como que le habían crecido alitas azules y volaba al cielo”, que ahora le causa hilaridad y recuerda también, como su dulce madre, una matrona de grandes principios, le quitó la venda de los ojos, ante su insistencia de querer viajar al Seminario de Trujillo, una noche de luna en la calma de su querida Luya, con el viento que mecía las hojas de los árboles y  el rumor del rio Utcusbamba, cuando ya preparaba maletas para dirigirse al Seminario, le dijo: “Jorge, hijo querido, prefiero que seas un buen ciudadano, que un mal sacerdote” Palabras sabias, equivocadas o no, que le dieron un vuelco, terminando con sus sueños y emociones de un niño sano, creyente en Dios y formado en la paz y tranquilidad de la gente sin malicia, sin egoísmos, sin envidias.

Ingresó al Colegio Blas Valera para estudiar la secundaria, integrando la Promoción 1965.  Como buen blasvalerino, destaca en sus estudios y empieza a nutrirse de ideas revolucionarias y transformadoras de los derechos del hombre. Se interesa por la Política, la Democracia  como una forma de vida justa y equitativa.  Se empapa de la revolución china, cubana, rusa. Lee los “7 ensayos de Mariátegui” y analiza al Perú como país del tercer mundo, con sus miserias y corrupción.

Pero, Jorge Lincoln, en el Blas Valera, no es el estudiante taciturno y tímido, aislado, mostrando una actitud resentida o de protesta constante. Es un estudiante que brilla en todos los aspectos y  como todo Jorge, es un gran enamorador, con amores platónicos y de los otros, de los cuales pueden dar Fe, sus compañeros de aventuras Carlo Magno Angulo Dávila y Leoncio Díaz y muchas de las chiquillas que cayeron embelesadas ante la presencia de estos jóvenes que lucían sus uniformes comandos  en los desfiles escolares, especialmente el 6 de Junio, aniversario de la Fundación del Colegio Blas Valera y de la Batalla de Higos Urco de Chachapoyas.

Jorge Lincoln, ingresa a la Facultad de Educación en la Universidad Nacional de Trujillo, e inmediatamente se nutre del romanticismo trágico de César Abraham Vallejos Mendoza y cala hondo en él esos versos: “Yo nací en un día que Dios estuvo enfermo”, “Son las caídas hondas de los cristos del alma, de alguna Fe adorable, que el Destino blasfema”. Nuevamente siente que  renace ese sentimiento mezclado en su sangre de la diferencia de clases y se enerva cuando presencia la explotación de los pobres por las clases aristocráticas más enraizadas en la capital de la primavera. Como si su destino estuviese marcado por una corriente política de izquierda, tiene oportunidad de conocer muy cercanamente a Luis De la Puente Uceda, un líder estudiantil, que funda el APRA Rebelde, como una protesta de la Coalición APRA – Unión Odriísta, que más tarde se convierte en el MIR, movimiento guerrillero con el propósito de contribuir a la revolución democrática, anti oligárquica y antimperialista y llegar al Poder con el ejército del pueblo. Con Luis De la Puente viaja a la hacienda Julcán donde inician un remedo de Reforma Agraria y después a las minas de Quiruvilca, para ser testigo presencial donde los obreros,  apenas podían trabajar dos meses, para luego salir de los socavones, vomitando a pedazos los pulmones, al trabajar en condiciones infrahumanas, según  asevera Ruiz Tejedo

Hay muchas cosas que se pueden hablar de Jorge Lincoln, pero no es mi intención hacer una biografía, sino remarcar puntos interesantes de su formación de hombre de Bien, interesado en cambiar, si se le diese la oportunidad,  la vida de nuestros pueblos,  peleando por la defensa de la vida del planeta y el futuro de las naciones, desapareciendo en lo posible la corrupción y la contaminación ambiental. En su actividad académica fue decano regional de los profesores de Lima Metropolitana, desempeñando una excelente labor, así como catedrático en diferentes universidades del País. Sin embargo sin olvidar su vocación de maestro trabajó en nuestra tierra, fue líder de los profesores de nuestro departamento haciendo respetar el valor del docente y alentado y motivado por el afecto y la admiración de casi todo el pueblo amazonense, sin más pretensión que su ánimo de servir a nuestra tierra y sacarle del olvido, se presentó como candidato al Congreso y según me cuentan, fue un triunfador por la elección del pueblo, pero no llegó a juramentarse.  

Mi querido y admirado tocayo, don Jorge Lincoln Ruiz Tejedo, personas como tú, transparentes, honestas hay muy pocas, son como luceros que brillan, se admiran y están lejos.

Tu vida está marcada por la lucha, luchar por progresar, por tratar de encontrar el equilibrio ideal para que no haya abusos; luchar, como buen maestro, para que la bandera de la cultura campee en las clases más necesitadas y haya igualdad, sin abusos, sin engaños…, es esa  la razón de tu vida, como toda persona que se valora y respeta. Tu estrella diaria es la lucha permanente por buscar la felicidad de la gente y para que nunca desmayes, Dios te premió con Luchita Barcellos Angulo, una hermosa dama que te acompaña, cuida tus pasos, como un angelito de concordia que te arrulla, te brinda tranquilidad y es la razón de tu existencia.

Jorge REINA Noriega
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