23/12/17 - 08:42
Pastillitas para el Alma 20 – 12 – 17
Viajamos indiferentes, ansiosos o distraídos, en el tren de la vida
Sabemos que cuando nacemos, nuestro viaje empieza
No sabemos, con la muerte natural, cuando termina
Nuestro viaje, a veces es demasiado lento o demasiado rápido.
Cargamos maletas grandes de preocupaciones y problemas
Llevamos un equipaje pequeño, de esperanzas
En los primeros tramos, hay muchas ilusiones y sueños
Pero, a lo largo del camino, unos suben otros bajan.
Algunos dormitan con comodidad y egoísmo
Solo les interesa su persona y sus intereses.
Para otros, es dura la travesía, no existe sosiego ni paz
Hay malestares y carencias, dolores y penurias.
Para ellos la familia, ya es punto aparte
Ellos van en primera clase… ¡¡¡Valen solo los míos!!!
Los otros que sobrevivan, es su suerte… no me interesa
Ni su hambre, sus quejidos, ni sus angustias.
Somos incapaces de amar, como nos amaron…
Alucinamos que el mundo, solo es de nosotros.
Ya no hay convivencia, respeto ni humildad
Creemos ser propietarios de Dios… no hay equidad
Parecemos bloques de hielo, inmersos en el invierno de la vida
Si hay ofensas o malos entendidos, nos duele llevar la mano extendida
¿Compasión?... para nadie… ¡Yo soy feliz!... que al otro, le duela
Somos incapaces de pedir perdón u ofrecer una disculpa.
El tren de la vida, continúa su viaje, el tiempo pasa, sin dejarse sentir casi nada.
Los que pronto bajaron, dejaron maletas, bolsas y prendas
Nadie lleva nada. Todos se van sin un hasta luego, sin una despedida
Para ellos se acabó la diversión o el dolor de su alma mortificada.
Los que todavía seguimos el viaje, tenemos tiempo de razonar, de pensar
En la grandeza de nuestra Familia,… lo maravilloso que no es pedir, sino dar
Que uno puede sufrir y ser feliz, en el seno familiar
Que estar cerca a Dios, no solo es orar y alabar, sino al prójimo amar.
Todavía, tenemos tiempo, de curar y cerrar heridas
Que caigan lágrimas y rieguen huertos de flores perfumadas
Que salga la soberbia de nuestro pecho y aprendamos a pedir perdón
Porque no hay amor más grande, en el viaje de la vida
Que amar con el cerebro y pensar con el corazón.
Señores, pido perdón, por todo lo que hice o dejé de hacer
Porque tal vez no supe comprender, cuanto duele hacer sufrir
Pido perdón a la vida y a los seres que más amo y dejé de amar
A todos pido perdón, porque de hombres es saber perder, saber ganar.
Jorge REINA Noriega
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