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CUIDADO CON LOS POLÍTICOS MERCACHIFLES

Luis Alberto arista Montoya Estamos a diez días de las elecciones regionales y municipales

CUIDADO CON LOS POLÍTICOS MERCACHIFLES



23/09/22 - 04:19

Luis Alberto arista Montoya

Estamos a diez días de las elecciones regionales y municipales,  casi seguro que solo una minoría de electores ya saben por quién  votar; una inmensa mayoría aún no decide, sobre todo porque en el mercado político hay pocos  candidatos buenos, el menú político es muy rascuacho. Además la desconfianza  cunde y la apatía del ciudadano va en aumento.

En este oscuro panorama los candidatos en estos días arrecian con promesas y más promesas, a cual más descabelladas. De ese floro y retórica  propia de los mercachifles de la política los electores tienen que estar bien atentos, no dejarse engatusar (con perdón por los mercachifles). La ley de la oferta y la demanda  está a la orden del día en tiempo de elecciones: los candidatos aprovechan para ofertar productos aparentemente “bonitos” aprovechando que la demanda de los ciudadanos s pide más seguridad, cero corrupción, tener agua/desagüe en su casita, que sus hijos no se mueran de hambre, anemia o de tuberculosis para que puedan ir a la escuela. Que no es poca cosa

Los candidatos trabajarán al sentimiento al elector, apelarán a su lado emocional para procurar su preferencia. El elector tiene que saber leer no el listado de promesas solamente, sino saber leer la intencionalidad del candidato; saber leer la realidad. Para ello no basta ser un alfabeto, es decir, saber leer, escribir y contar, sino intuir la bondad y sinceridad del candidato, o intuir su mala fe, su manipulación. “Tengo la sensación o la espina que tal candidato nos trata de engañar, que solo le interesa satisfacer su apetito de poder”, es una frase sabia del habla popular peruana. Pero intuir no es lo mismo que adivinar: es percibir lo que puede ser preferible a mí y a mi prójimo (Bien Común)… Todo buen lector es un buen elector.

Si en estos momentos tenemos  nefastas autoridades es porque nosotros no hemos sabido elegir, seleccionar. Somos los responsables que ellos estén mamando  de las ubres corruptas del Estado empírico, y ahora nos quejamos y lamentamos. Entonces, en estas próximas elecciones pensemos un poco por quién votar, o por quién no votar. Pensar, consultar, conversar, reflexionar y luego decidir. Esos deben ser los pasos. Así se podrá descubrir al candidato mejor instruido, honesto y que tan solo prometa lo que puede cumplir, sin recurrir al insulto, y a la sobre oferta de productos que están invadiendo el “mercado”. Si el restaurante político es pobretón y oferta “platos” apetecibles, el elector(o consumidor) tendrá que  saber elegir el plato s  más rico, el que supone que está mejor preparado. Hay que saber elegir, como saber comer. En estas elecciones – debido a la crisis de los partidos políticos, y a la hiperinflación de la apatía ciudadana – el menú está  pobrísimo. De eso aprovechan los mercachifles formando movimientos políticos sin doctrina y sin ideología, sin cuadros técnicos. Estemos atentos durante esta tómbola de ofertas variopintas.

Dentro del utópico “deber ser”, el consultor Rolando Arellano en una última entrevista ha declarado: Que los electores “tenemos que responsabilizarnos del resultado, es decir, si el elegido resulta un mal funcionario, es porque yo elegí mal. Se debe elegir de la misma manera racional con la que compramos un celular”. Pero ya sabemos que el elector peruano no vota con la razón (el cerebro), vota con el corazón, por  emoción o  pasión, es decir elige en forma irracional: haciendo caso a falsas apreciaciones y apariencias, votan al “champazo”, o por el “por si acaso”, o votan por votar, por cumplir, o votan en blanco o tachan su voto (como protesta, asqueados). Se trata que nosotros mismos asumamos nuestra dignidad, sin vender o regalar nuestro voto. No somos  meros consumidores, tampoco somos cosas: no nos pueden seguir cosificando.

No es como elegir comprar un celular, un polo o un chocolate (aunque sea un  sabroso sublime). No. El elector es más que un simple consumidor. Es un ciudadano que tiene derechos y deberes. Es lo ideal en un país republicano. Llegará el día en que Perú tenga buenos electores, entonces sí llegará también el día en que Perú deje de tener malos políticos… ¿Hasta cuándo hijo bendito.
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EDITORIAL. Para Radio Reina de la Selva. Lima 23 de setiembre 2022. Luis Alberto  Arista Montoya.


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