26/01/24 - 03:36
Luis Alberto Arista Montoya*
El conflicto generado en la llaqta de Machu Picchu, en el pueblo aledaño de Aguas Calientes y en Cuzco , puede ser(es) un espejo para la llaqta de kuelap, Nuevo Tingo y comunidades aledañas, y en general para Chachapoyas. Un espejo para que nosotros evitemos futuros conflictos generados por una mala gestión cultural que se engendra en Lima, capital centralista. Miremos el futuro en un espejo no tan ajeno.
La concesión mercantilista de entradas virtuales a Machu Picchu otorgada a la empresa Joinnus por el Ministerio de Cultura en forma amañada ha causado un paro indefinido desde ayer, marchan con pancartas que señalan: “Machu Picchu no se vende. Machu Picchu se defiendeâ€, “No a la concesiónâ€.
Piden que se deje sin efecto dicho contrato, que sea la Dirección Regional de Cultura del Cuzco que asuma nuevamente dicha responsabilidad. Nunca debió haber abdicado el Estado su responsabilidad económica y cultural para controlar verdaderamente el aforo de la ciudadela, contraviniendo la recomendación de UNESCO: ahora se apunta hacia el ingreso de 4,500 turistas al dÃa, cuando lo concordado fue no más de 2,500. Este desatino centralista perjudica aún más la imagen del paÃs, pues ahuyenta a turistas que nos visitan con el tiempo placentero calculado. Esta inseguridad turÃstico-cultural, también es inseguridad ciudadana.
Â
Sugerimos que se retome el espÃritu dialogante que tuvimos en 1997 cuando desde el Estado Central se nos encargó redactar el Plan Maestro de Machu Picchu, porque el parque arqueológico era tierra de todos y de nadie. Todo el mundo hacÃa lo que bien le parecÃa buscando llenar su arca con “los huevos de oro de la gallina†cuzqueña. Bajo la presidencia de un representante de cultura de CancillerÃa, se reunieron -conminados por el Estado y la UNESCO-, el Director Nacional del Instituto Nacional de Cultura (INC) y la Directora Nacional del Instituto de Recursos Naturales (INRENA, ahora Ministerio del Ambiente), para elaborar y redactar el primer Plan Maestro de Machu Picchu, que fue aprobado rápidamente por el Consejo de Ministros y remitido a UNESCO. Se evitó la tara y trama burocrática de los consultores y de remitir al Congreso para su aprobación: allà esperaron ansiosos los “galgos†para hacer su cuchipanda.
Mucho recuerdo que la cuestión del aforo y de la venta de entradas a los turistas fue una lÃnea fundamental de gestión que la asumió la Dirección Regional de Cultura de Cuzco con cargo de dar cuenta mensualmente del ingreso  económico al Ministerio de EconomÃa y Finanzas. El dinero no tan solo servÃa para preservar y restaurar el Patrimonio Cultural del Cuzco, sino que el Tesoro Público repartÃa en función de los proyectos de investigación arqueológica de todo el Perú, formulados desde el INC(núcleo base del actual y burocratizado Ministerio de Cultura). Ahora existe decadencia y caÃda.
No todo es ley o modernización. Lo básico es la voluntad polÃtica, la capacidad académica y la honestidad de las autoridades y funcionarios públicos para un buen manejo del Patrimonio Cultural de la nación. Que el caso de Machu Picchu sea un espejo para el manejo y gestión de kuelap, para evitar futuros conflictos cuando postulemos a nuestra llaqta como Patrimonio Cultural de la Humanidad, de ser posible.
Para ello es necesario pensar como los clásicos griegos. ¿Cómo pensaron ellos? : Con visión racional (lógica) y con visión ética (sin corromperse y corromper a los demás). A favor de la común felicidad humana). Esa es nuestra mÃnima recomendación… por el momento.
________
EDITORIAL. Para Radio Reina de la Selva. Lima 26 de enero de 2024. Luis Alberto Arista Montoya.