23/04/24 - 04:30
Luis Alberto Arista Montoya*
Un dÃa como ayer- un 22 de abril de 1724- nació el gran filósofo alemán moderno Manuel Kant en la pequeña ciudad de Konigsberg (murió un 12 de febrero de 1804). El 22 de abril Kant habrÃa cumplido 300 años de edad. Su vigencia es indiscutible
 Y, un dÃa 15 de abril de 1750, nació el gran filósofo peruano moderno Toribio RodrÃguez de Mendoza Collantes en la villa colonial Chachapoyas (Amazonas-Perú, murió el 10 de junio de 1825). Él, estarÃa cumpliendo 274 años de edad. También su vigencia es perpetua. Ambos, pensadores de la Ilustración en el siglo XVIII.
Es decir, Kant fue 26 años mayor que nuestro paisano. Pero, pese a las diferencias y distancias de espacio-tiempo-histórico: ¿Cuál son las coincidencias a nivel de sus biografÃas intelectuales? ¿En qué se parecen? ¿Cuál es la vigencia de sus ideas en este tortuoso mundo del siglo XXI? Teniendo como base mi libro que acaba de ser presentado ante la academia en Lima, titulado “Toribio RodrÃguez de Mendoza Collantes, forjador de la peruanidad†(diciembre 2023), intentaré responder dichas interrogantes. Veamos, leamos:
Ambos nacieron en humildes pueblos, pero su vigencia es universal, permanente. Son figuras históricas. Fueron representantes del pensamiento cientÃfico y filosófico moderno que rigió en el siglo XVIII, salidos de la Ilustración que promovió el progreso de la ciencia, de la filosofÃa y de las artes (especialmente de la artes plásticas y de la música); teniendo como telón polÃtico el despotismo ilustrado (la monarquÃa totalitaria, en Europa, y el poder totalitario del Rey y Virrey español en el caso de Perú).Â
Además de filósofo Toribio RodrÃguez fue un teólogo cristiano (ligado crÃticamente al Jansenismo reformista holandés); en cambio el filósofo Kant, fue un matemático, que sin ser teólogo escribió notables libros como: “Pensamientos sobre el verdadero valor de las fuerzas espirituales" (1746), “Único argumento posible para una demostración de la existencia de Dios†(1763), “La religión dentro de los lÃmites de la simple razón (1793), y la “Investigación de los principios de la teologÃa natural y de la moral†(1764). Estos libros escritos en latÃn fueron leÃdos con fruición por el joven teólogo Toribio RodrÃguez.Â
Nuestro paisano, en cambio, no fue un escritor de grandes libros filosóficos o teológicos: solo escribió ensayos y tratados para ser consultados por los universitarios y sus contemporáneos; pero, a diferencia de Kant, escribió muchos artÃculos en periódicos y revistas, como el Mercurio Peruano, vocero de su generación ilustrada; eso sÃ, tuvo que escribirlos muchas veces bajo seudónimo, porque casi siempre fue considerado por la Inquisición española como un cura herético, anti-escolástico, anti-español, debido a que fue un pedazgogo liberal totalmente identificado con la Ilustración Inglesa y la Ilustración Alemana; y por ser contrario al gobierno monárquico devino en  Precursor de la Independencia PolÃtica del Perú. Desde los púlpitos de las iglesias, desde la cátedra universitaria, desde los salones y cafés, desde la prensa escrita promovió la defensa y promoción de la democracia republicana.
Toribio RodrÃguez leyó sobre todo las tres obras más fundamentales de Kant, que fueron las siguientes:
-“Critica de la Razón Pura†(publicada en 1781), donde responde a la pregunta ¿Qué puedo saber?, sobre la realidad y posibilidad de conocer la verdad. La MetafÃsica del conocimiento responde a esa pregunta.
-“CrÃtica de la Razón Prácticaâ€(publicada en 1787), donde responde a las preguntas ¿Qué he de hacer? o ¿Qué debo hacerâ€. La moral, y la metafÃsica de las costumbres se encargan de responder esas cuestiones. Y
- “La CrÃtica del Juicio†(1790), donde responde a las preguntas sobre ¿qué es la belleza natural, y la belleza artÃstica?, sobre el gusto estético del hombre.
En forma genial Kant reduce estas cuestiones a una sola: “Qué es el Hombreâ€, pregunta que es esclarecida por la AntropologÃa Pragmática, puesto que: el hombre es el único ser quién puede saber, quién debe hacer, quién espera lo que ha de suceder en el futuro. Se trata de estudiar al hombre tal como él mismo se hace en virtud de su libre voluntad y su dignidad humana; no reñida con el libre albedrÃo estudiado por el teólogo chachapoyano.
Ambos hombres fueron pensadores insulares, solitarios, pero- por paradójico que nos parezca-, fueron profundamente solidarios. Hicieron comulgar dialécticamente dos dimensiones: la Fe en la Razón que implica la defensa del progreso cientÃfico; y la confianza de la Razón en la Fe, que implica la defensa de la fe cristiana sin que esté reñida con la investigación cientÃfica. Fueron dos pensadores ilustrados que superaron la vieja educación escolástica de la Edad Media que impusieron los imperios a partir del siglo XVI.
Dos pensadores visionarios. Que en medio del violento presente siguen vigentes. Cuyas ideas sobre Cultura de Paz las abordaré en un próximo artÃculo.
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EDITORIAL. Para Radio Reina de la Selva. Lima 23Â de abril de 2024. Luis Alberto Arista Montoya.