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El PELIGRO DE LA TENTACIÓN DESPÓTICA

Luis Alberto Arista Montoya ¿Cómo explicar la probable caída de los EE.UU en la tentación despótica a partir del arribo - por segunda vez-

El PELIGRO DE LA TENTACIÓN DESPÓTICA



04/12/24 - 04:49

Luis Alberto Arista  Montoya

¿Cómo explicar la probable caída de los EE.UU en la tentación despótica a partir del arribo - por segunda vez- a la presidencia de Donal Trump? ¿Es posible que esa tentación contagie a los Estado débiles  de Latinoamérica?  

Creo que un método plausible de aproximación a la problemática es recurriendo a la tradición de la teoría política, a partir de una relectura de la clásica obra contemporánea La Democracia en América (publicada en 1835) de Alexis  Tocqueville, quién precisamente en el capítulo VI se pregunta :¿Qué clase de despotismo deben temer las naciones democráticas? 

Esbozaré mi punto de vista mediante un supuesto diálogo con el autor, en la seguridad que sus tesis podrían ayudarnos , en la actualidad , a esclarecer el agitado presente y el incierto  futuro de la democracia en casi todos los países republicanos del mundo entero, y también del Perú, por supuesto, por estar “gobernado” en forma aturdida: entre el autoritarismo, la vacancia y la frivolidad.
 
Diálogo tácito

-Luis Arista: Usted escribió   su libro La Democracia en América en plena juventud, luego de una larga visita (trabajos de campo) a EE.UU durante la mitad del siglo XIX. En su investigación sigue el Discurso del Método de su paisano René Descartes: primero, parte de una sólida evidencia de los hechos, para luego analizarlos, después llegar a una síntesis, y terminar finalmente con una revisión crítica. ¿Fue así?

. Alexis Tocqueville: Claro que sí. Durante mi permanencia en dicho país, observé que un estado social democrático tal como el de los norteamericanos, ofrecía una facilidad singular para el establecimiento del despotismo, y a mi regreso a Europa, vi que la mayor parte de nuestros príncipes se había servido ya de las ideas, sentimientos y necesidades que creaba este mismo estado social, para extender el círculo de su poder (Obra citada, página p.632 y siguientes)

-Pero la historia del poderío despótico tiene larga data, viene desde la época de los emperadores romanos.

. Es cierto que los emperadores poseían un poder inmenso y sin restricción que les permitía entregarse libremente a sus más extravagantes inclinaciones  y emplear en satisfacerlas toda la fuerza del Estado, abusaban con frecuencia de ese poder para arrancar arbitrariamente a los ciudadanos sus bienes o su vida; su tiranía pesaba con exceso sobre algunos, pero no se extendía a un gran número y aplicándose a ciertos objetos principales, descuidaba el resto, siendo a un mismo tiempo violenta y limitada.

- Le cuento: en los debates durante la campaña política en la última elección política en los EE.UU (noviembre 2024) donde resultó  ganador-paradójicamente el republicano Donald Trump-, su opositora del partido Demócrata, siempre le tildó de político con “extravagantes inclinaciones”, sea por su conducta delictiva personal, sea por sus temibles promesas. Es probable que en su segundo gobierno Trump implemente un “despotismo democrático” como continuación de su primer mandato, donde mucho se avizoró. ¿Fue (es) un abuso del poder?

. Creo que si el despotismo llegase a establecerse en las naciones democráticas de nuestros días, tendría diverso carácter; se extendería más, sería más benigno [populismo] y desagradaría a los hombres sin atormentarlos.

- Quizá porque en la actualidad hay más luces e igualdad, precisamente porque las sociedades se han democratizado más.

. No dudo que en los siglos de luces de igualdad como los nuestros, los soberanos llegarían más fácilmente a reunir todos los poderes públicos en sus manos [ sobre todo en los de régimen presidencialista] y penetrar en el círculo de intereses privados más profundamente lo que nunca pudo hacerlo nadie en la Antigüedad. Pero esta misma igualdad que facilita el despotismo lo atempera, porque a medida de que los hombres se hacen semejantes e iguales [ante la ley, y siempre y cuando tengan las mismas oportunidades] las  costumbres  son más humanas e iguales también, y  cuando no hay  ningún ciudadano poderoso todas las fortunas,  las pasiones se contienen naturalmente, la imaginación es limitada y los placeres sencillos. Esta moderación universal suaviza al soberano mismo y contiene dentro de ciertos límites el ímpetu desordenado de sus deseos [contiene a esa tentación despótica, como dice usted]

- Pero esas tentaciones son casi frecuentes, pueden devenir en una crisis permanente ¿no?; sin ausencia de diálogo entre el poder Ejecutivo/poder Legislativo, o debido a la corrupción en el poder: generando una grave protesta social, con grandes riesgos de vacío de poder.

- Indudablemente, los gobiernos democráticos pueden hacerse violentos y aun crueles en momentos de efervescencia y de grandes riesgos, pero estas crisis serán siempre raras y pasajeras.

- le cuento que la sociedad peruana viene sufriendo una crisis política casi permanente desde el año 2,000 debido a la corrupción de la “clase dirigente” (que no tiene clase), con cinco presidentes “democráticos” encarcelados, más uno que optó por suicidarse. Se ha normalizado la corrupción en el poder.

- Cuando considero la mezquindad de las pasiones de los hombres de nuestros días, la molicie de sus costumbres, sus luces [y sus sombras], y la pureza de su religión[católica], la dulzura de su moral, sus hábitos arreglados y laboriosos y su moderación casi general, tanto en el vicio como en la virtud, no temo que hallen tiranos en sus jefes, sino más bien tutores. Creo, pues, que la opresión de que están amenazados los pueblos democráticos no se parece a nada de lo que ha precedido en el mundo [de los emperadores romanos, por ejemplo] y que nuestros contemporáneos ni siquiera recordarán su imagen. Lo de la democracia despótica es algo nuevo, es preciso tratar de definirlo, puesto que no puedo darle nombre.

- Menos yo, es por eso que aventuro a nombrarla como tentación despótica.

- Quiero imaginar bajo qué rasgos nuevos el despotismo podría darse a conocer en el mundo, veo una multitud innumerable de nombres iguales y semejantes, que giran sin cesar  sobre sí mismos para procurarse  placeres ruines y vulgares, con los que llenan su alma.

- Es lo que algunos llaman: “soledad en muchedumbre”, pero dentro del goce que les proporciona la “sociedad del espectáculo”.

-Claro. Retirado cada uno aparte, vive como extraño al destino de todos los demás y sus hijos y amigos particulares forman para él toda la especie humana: se halla  al lado de sus conciudadanos [o prójimos], pero no los ve [o simplemente no los quiere ver]; los toca y no los siente [ni siquiera cuando se dan la mano, o se abrazan en misa en momento de desearse la paz]; no existe sino en sí mismo y para él solo, y si bien le queda una familia,  puede decirse que no tiene patria. 

- Diríamos entonces que estamos ante una nueva forma de ser apátrida, sin identidad cultural…

Que tal Maestro si continuamos dialogando en otro momento para no agotarnos mucho ¿Le parece?

-Me parece bien, saludos a sus auditores y a sus lectores.

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EDITORIAL. Para Radio Reina de la Selva. Lima 4 de diciembre de 2024.

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