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AVE MARIA, MADRE DE DIOS … Homenaje a las madres del mundo, en la persona DIVINA de la VIRGEN MARÍA

Pastillita para el Alma 15 – 12 – 2024 Una, de las tantas noches de festejos del mes de diciembre, en los que se celebra, la venida del Niño Manuelito,

AVE MARIA, MADRE DE DIOS … Homenaje a las madres del mundo, en la persona DIVINA de la VIRGEN MARÍA



20/12/24 - 05:02

Pastillita para el Alma 15 – 12 – 2024

Una, de las tantas noches de festejos del mes de diciembre, en los que se celebra, la venida del Niño Manuelito, entre canciones de villancicos, Padre Nuestros y Ave Marías, lectura de pasajes de la Biblia y la alegría del Niño Dios, donde hay elegidos, para decir unas cuántas palabras alusivas a tan magno acontecimiento, vino a mi memoria, el recuerdo de las noches de velaciones, allá en mi lejana Chachapoyas e inclusive en Lima, como es que, nunca escuché que se hable algo relacionado a todos los sucesos que tuvo que pasar la Virgen María, … su vida, como hija de Familia, su elección para ser la Madre de Dios, cómo fue su fecundación, los días de su embarazo, como se produjo el parto, la crianza de su niño, y los sufrimientos a que fue sometida, hasta el momento en que es testigo presencial de la pasión y muerte de su hijo adorado. Como ella como madre, seguro, sentía en carne propia, el dolor del látigo sobre su piel, el dolor de los clavos, cuando es sacrificado y la muerte de su hijo bien amado y en mi turno para decir algunas frases, hablé sobre la madre de Dios, ante la sorpresa de los asistentes, el silencio de las panderetas, la guitarra, los violines, las sonajas, captando la atención de una concurrencia muda que escuchó mi relato, en parte, como hijo de una madre también joven y profesional médico, describíendo en forma muy suscita, el trabajo de parto, que me permito resumirlo en esta mi Pastillita para el Alma, basándome en el Evangelio de San Lucas y en unos argumentos relatados en el primer siglo de la era cristiana. 
Los padres de María fueron Joaquín y Ana, gente muy piadosa, respetuosa de la Ley. Joaquín se dedicaba a la ganadería, era agricultor, un hombre muy justo, dedicado a los menesteres del templo, de la tribu de Judá y descendiente del rey David, en cambio Ana, también una mujer muy devota, dedicada a las cosas del hogar, era descendiente del hermano de Moisés, el sacerdote Aaron, de la tribu de Levy. Los esposos Joaquín y Ana, era una pareja muy sufrida, marginada por la sociedad porque no podían tener descendencia y eso era como una mala señal ante los ojos de la población, porque no gozaban de la gracia de Dios, razón por la cual se dedicaban a orar y pedir al Altísimo que les favoreciera con un hijo y prometían en su ancianidad que, si les concedía un hijo, le iban a dedicar exclusivamente al servicio de Dios. Según la tradición cristiana, el milagro se cumplió con Ana, a quien se le apareció un ángel y anunció que iba a tener una hija, escogida por la voluntad divina y sería encomendada una situación muy especial durante su vida. De esa forma salió embarazada la mamá de la Virgen María, en su ancianidad y por obra también del Espíritu Santo, de ahí que se celebra en la Iglesia Católica la Fiesta de la Inmaculada Concepción, por haber nacido, María, sin mancha del pecado original.

La vivienda de los padres de María, era una casa de paredes de barro y de piedras, muy humilde y sencilla, que tenía una sola habitación, donde dormían y cocinaban a la vez, estaba situada en las afueras de Nazaret, en una humilde aldea en Galilea. En la modestia de su vivienda, María y sus padres se dedicaban a la oración y a realizar obras de bien al servicio de la gente más necesitada, comprendiendo en su máxima expresión el sufrimiento que duele cuando hay hambre, en el cuerpo y en el alma.

María era una niña humilde y muy modesta que fue educada y criada por sus padres dentro de los cánones de la oración y pureza, de sentimientos muy nobles, razones por las cuales fue elegida por el ALTÍSIMO para cumplir una misión muy especial y de crucial importancia.

En aquellos tiempos, era costumbre en la tradición judía que, las mujeres se casaban muy jóvenes, por un acuerdo entre los padres de los contrayentes, buscando siempre una afinidad en el carácter, en su comportamiento, en su condición económica, su moralidad, lo cual José reunía esas condiciones, además era carpintero. Mateo habla de sus acciones y nunca de sus palabras, manifestando que era justo, piadoso y obediente y con confianza en las Leyes del Señor. 

Estoy seguro que el matrimonio, se realizó, según las costumbres del pueblo hebreo, … los matrimonios tienen dos etapas el kiddushin el matrimonio civil y el Nisuin o sea el matrimonio religioso.

El Kiddushin, venía a ser, parecido a lo que nosotros lo llamamos matrimonio civil ante el alcalde y en los judíos era una costumbre ante los padres de los novios, con el compromiso que   la novia permanece por un año en la casa de los padres y el novio tiene que pagar una dote económica. La novia por ninguna razón, sale fuera del cuidado de sus progenitores, siendo causal de divorcio, la desobediencia de tal compromiso, posiblemente al final de este tiempo es que, se realiza la fecundación de María, por obra del Espíritu Santo, que se relata en el evangelio de Lucas. 

Y entrando el ángel Gabriel, donde ella estaba, le dijo: ¡Que había sido favorecida, ante los ojos de Dios y que había sido elegida para tener un hijo y ella, en su virginal juventud a sus aparente 15 años, desposada con José, un hombre 20 a 30 años mayor que ella, con el cual, nunca había tenido relaciones, sorprendida, responde ¿cómo puede suceder eso?, “Si yo no conozco varón”. Para Dios no hay nada imposible, será por obra del Espíritu Santo y lo pondrás como nombre JESÚS y será llamado HIJO DE DIOS y reinará sobre la casa de Jacob y su reino será para siempre y María dijo: He aquí la sierva del Señor, hágase en mi según tu palabra. Y el ángel se fue Lucas 1:28. 

EL Nisuin, o sea el matrimonio religioso, similar al de nosotros, se realiza al término del año, con una ceremonia en que el marido lleva en procesión a su recién desposada, frente a los ancianos notables de la colectividad y el regocijo y alegría de los amigos de ambas partes y público en general. 

Como es natural, posiblemente José, en su primera noche, se acerca a su esposa para poseerla y ella le confiesa que está embarazada, ante lo cual se queda mudo, confuso, perplejo, cuando María le informa que está en cinta, lo que motivó al comienzo, su rechazo, pero, se mantuvo en silencio, porque si se hubiese descubierto que, ella estaba embarazada, sin la participación del marido, María hubiese sido muerta apedreada, como era costumbre en esa época. Sin embargo, creyó en la palabra de María, quien la refirió como había sucedido y lo que se corroboró en un sueño que tuvo José, el cual en ningún momento perdió la fe en el Señor y se dedicó a cuidar el embarazo de su esposa, con mucha dedicación y unción. 

Seguramente como en toda primeriza, tuvo su hiperémesis gravídica, o sea náuseas y vómitos, mareos, pero en su curiosidad de gente joven, fue corriendo a visitar a su prima Isabel esposa de Zacarías, quien a su vejez y por obra divina, estaba embarazada de seis meses. Cuando Isabel escuchó la voz de María, el niño en el vientre de Isabel, saltó y se llenó del Espíritu Santo e Isabel dijo con voz fuerte: “Bendita Tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre. Pero, como es posible que la Madre de mi Señor venga a visitarme, porque en cuanto oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. María respondió con la oración Magníficat, que es la oración de los pobres y en su letra agradece la obra de Dios que ha hecho con ella y dice: “Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador”

Así pasó el embarazo de María bajo los cuidados de sus padres y muy en especial de su esposo quien la mimaba y le atendía en todos sus gustos. María era una niña embarazada, muy piadosa y con alegría de corazón.

Cuando estaba en el último mes de embarazo, Augusto César, el emperador romano, convocó a un censo de todos los habitantes del imperio. Todos tenían que inscribirse en su ciudad de origen. También José, por ser de la descendencia y familia de David, subió desde Galilea, desde la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, para inscribirse con María, su esposa que estaba en cinta (Lc 2:3-4). La distancia que hay en línea recta de Nazaret a Belén son de 145 kilómetros y por el camino de herradura son de 160 kilómetros, donde tienen que caminar una cuesta, por un sendero escabroso muy empinado, cuyo recorrido lo hacían entre 4 a 7 días, atravesando llanos, campiñas, bosques, expuesto a fieras, alimañas, bandidos y ladrones, en una época de lluvias con caminos pantanoso y resbaladizos. Con escalas en tambos llamados Khan, posadas rústicas, donde se alojaba diversa calidad de gente. Su alimentación de los viajeros era a base de pan, frutos secos como dátiles, higos, pasas, aceitunas, queso de cabra o de oveja, dotándose de agua de pozos. La niña María embarazada viajaba a lomo de un pollino, tirado por José y en caravana de gente como compañía. Imaginémonos nosotros todo el sufrimiento de la virgen llevando en sus entrañas a un niño en el último mes de su gestación. La angustia de José, el temor de la madre, agarrándose al aparejo para no caerse de su cabalgadura, con el movimiento y los saltos del jumento, lo que, indudablemente afectaba la estancia del bebé dentro de sus entrañas, aunque su juventud, en alguna forma le favorecía, sin embargo, hay que considerar igual como todas las madres del mundo, las penurias a que están sometidas las madres, trayendo un niño a la tierra. Llegando a su destino, en Belén, José buscó alojamiento que no encontró, porque la virgen santa empezó con sus dolores del parto, teniendo que cobijarse en un pesebre, donde se guarecían los animales durante la noche y para abrigarse del frío que en esa temporada era más o menos entre 5 a 10°, realmente era una cueva, con paja seca, donde esperó María solitaria, mientras José salía a buscar una comadrona para ayudarla en su parto. Ella, la Virgen María, en la soledad de su alojamiento, sintió como se rompía la fuente de agua y el dolor inconmensurable como si se abrirían sus  entrañas en el momento del parto, luego recibir al Niño Dios manchado en sangre, escuchar su primer grito, cortar el cordón umbilical, alumbrar la placenta y cubrir al niño producto de su vientre, acariciarle, llenarle de besos y acercarle a su senos y sentir el dolor en sus pezones en la boquita de su criaturita, luego cubrirle con trapos, ante la sorpresa y la impresión de José que, recién llegaba y colocarle en su cuna de paja seca y de ramitas benditas que cobijaron al Niño Manuelito, nacido en un portal de Belén, como muchos de los pobres del mundo, para convertirse en nuestro Salvador y recuerdo que en mi niñez, cantaba junto con mis amiguitos “NIÑO MANUELITO, QUE TE PUEDO DAR, ROSAS Y CLAVELES PARA DESHOJAR. ¡¡¡Bendita seas siempre Virgencita María!!! MADRE DE DIOS.


Jorge REINA Noriega
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