Y el viejo reloj, colgado de una percha, en la vieja pared, con su tic tac, marcando irremediablemente, el avance del único enemigo letal, la muerte, de quien nadie, puede escaparse en este mundo, sin embargo, esta noche, Noche de Navidad, es una noche de alegría, de paz, de felicidad, donde creyentes y los ausentes de Fe cristiana, nos reunimos, a las 10 de la noche, alrededor de nuestra mesa, para la cena familiar de costumbre, con pavo, lechón, ensaladas diversas, tazas de chocolate caliente y panetones sin pasas, esperando las doce de la noche, para que uno de los nietos, mi Mayita y mi Salvattore (quienes viven conmigo), coloquen al Niño Manuelito, entre las canciones de Villancicos chachapoyanos y la alegría reinante en la casa, como es costumbre de todos los años. Después de los abrazos y las Felices Pascuas, abrir lo regalos, colocados bajo el árbol de Navidad, respetando los que quedan para el Día central, el 25, donde se reúnen, acá en la casa, toda la Familia Reina, como ya es tradicional, por ser yo, el mayor de los Reina, desde hace muchos años, después de la muerte de mi padre.

Estos acontecimientos que son costumbre en todo el mundo en esta fecha donde hay intercambio de regalos, ha motivado que escriba esta Pastillita, buscando una diferencia notable en lo que se conoce como Caridad y Mendicidad, donde los INTERCAMBIOS DE REGALOS, no están comprendidos en lo que deseo, poner en tela de interpretación, porque los regalos navideños, son más que nada actitudes, muchas veces de carácter social, de costumbres establecidas a través de los años, o actos enternecedores de amor, entre los miembros de una familia o de amigos de instituciones o empresas y algunas veces, ocasiones especiales en que, determinados personajes, buscan reconocimiento a su acción “benefactora” de gente necesitada de amor y complacencia en zonas habitadas por gente de escasos recursos económicos y con hambre de bondad y empatías.

La Caridad es un acto de buena voluntad, que no busca ningún interés o recompensa en especial, hecho en forma voluntaria a gente necesitada, de escasos recursos económicos, o que tienen enfermedades limitantes, o ancianos abandonados o que viven en asilos y muchos de ellos sin familiares, o también a poblaciones aisladas de la selva o de la sierra alta, allí arriba,  donde el frío muerde y la soledad mata, como decía mi profesor don Máximo Rodríguez en el viejo San Juan, definiendo la tundra helada. Sin embargo, hay una forma de “caridad” cuando se convierte en “continua o permanente”, ya se daña. Conocí personalmente al Dr. Alfonso Barrantes Lingán, era muy amigo de mi hermana Dorisita y muchas veces en las mañanas, cuando me iba a trabajar en el Hospital Central de Policía y visitaba a mi Dorisita, lo encontraba tomando desayuno con ella y fue laépoca en que creo el Programa el Vaso de Leche para los niños escolares de los asentamientos humanos, como un verdadero acto de caridad humana y de piedad, de un hombre con un corazón bueno, que luego se ha transformado en una serie de actividades que, ahora hay mucho que desear. La caridad humana es espontánea, nace como un acto de empatía, son regalos que nacen en el alma, de personas de buena voluntad o de organizaciones sociales o religiosas, muchas veces en forma anónima, como hacen Los Masones, o las Campañas Médicas reales, en los que los médicos curan y operan sin cobrar nada, llevando instrumental y material médico e inclusive medicinas, tal como lo hacían los Leones, los Rotarios o las compañías de Bomberos de Tacna, Arequipa, Madre de Dios, Ayacucho, Cuzco, Cajamarca, Cañete, el Proyecto Gloria en 1999, con Vick Pomel y su amada esposa, Katty Raybón, la Llorona Carmen, Katty Zepeda Compton, Nanci Veenker y el gran Apolos Landa en Rioja y Moyobamba, con los doctores Jesús Cabrera, Ramiro Arauco, Jorge Ipanaqué, mi hija Natty Reina Rossi, Celinda Huapaya, Percy Rossel (recién se iniciaba y ahora escritor de varios libros de Fisurados), sin pedir que “les compensen con días de turismo” o de personajes que, forman organizaciones en el extranjero, recibiendo donaciones, aportes económicos, insumos y prebendas y lo peor de todo, que no siguen la evolución de los pacientes y nunca dan cuenta a la colectividad y a los que les favorecieron y como utilizaron sus colaboraciones o utilizando el servicio gratuito de salud que tienen derecho la gente menesterosa.

Nosotros los que hicimos las Campañas de Labio Leporino y Fisura Palatina, lo iniciamos en el año 1992, antes de que aparezca Operación Sonrisa y otras ONG que ahora son muy publicitadas y hacen una gran labor a nivel mundial. Hablar de caridad, verdaderas obras de Caridad como hace las damas amazonenses en Lima con su organización Asociación de Ayuda de Auxilios Mutuos, que ayudan a un comedor infantil y al asilo de ancianos de Chachapoyas, en forma mensual o en forma muy anónima lo hace FISAT, liderado por el Dr A. Fernández J. y un grupo de personas de buena voluntad, que aparecen sus nombres como colaboradores o de María Luisa Peláez B. que durante todo el año trabaja como voluntaria en el INEN, en un Centro de Niños Discapacitados y abandonados, o en sus campañas de Navidad a nuestra tierra, como lo hacía también mi hermana Dorisita y otras personas que hacen verdadera caridad, caridad del corazón, caridad del alma.

La Mendicidad, es otra forma de ayuda a los que menos tienen, respondiendo al acto de solicitar dinero, ropa, alimentos, o medicinas, generalmente en espacios públicos, como abunda ahora en la gran Lima, por el aumento de la pobreza, la presencia de gente extranjera, sin recursos importantes para satisfacer sus necesidades alimentarias y de otras índoles. Son gente de diferente edad, abundando más las mujeres cargando hijos pequeños en sus brazos, ofreciendo caramelos o golosinas, jóvenes de ambos sexos, que limpian los parabrisas de los carros, adolescentes que hacen algunos espectáculos, tales como bailes, figuras de atletismo, malabarismo de diversas clases, mientras esperan el cambio de luz en los semáforos. personas adultas o jóvenes que suben a los vehículos de transporte público y cantan, declaman poesías o cuentan chistes. Hay otra clase de personajes que muestran cicatrices queloides deformantes y dicen ser convictos recién salidos de la cárcel    y por lo tanto no encuentran trabajo, por sus antecedentes policiales y penales, estos personajes son agresivos, así como también los jóvenes extranjeros limpiadores de para brisas, especialmente con las damas que conducen sus vehículos. En este momento que estoy escribiendo veo como un joven se enfrenta a la policía, porque el chofer del auto no quiso darle una propina y fue amenazado con un arma punzocortante, se trata de un jovenzuelo de más o menos 25 años, sin documentación que ingresó como muchos por la frontera norte de nuestra patria. 

Lo que recuerdo de mi época de estudiante en la ciudad de Chachapoyas, es no haber visto a nadie extendiendo la mano pidiendo una limosna, en ese tiempo la población de la ciudad, no pasaba de 2000 habitantes, casi todas las casas tenían su corral, o su huerto donde cultivaban hortalizas, criaban sus gallinas o cerdos y cuyes en las cocinas. No había realmente pobreza extrema. 

Sin embargo, con añoranza veo en mis recuerdos, el paso lento de dos señoritas solteras, con su cabellera blanca, mirada piadosa, con voz melodiosa, sin mostrar sentimientos lastimeros que, vivían en su casa propia, cerca de la plaza de Santa Ana, que recogían perros sin dueño y muchas veces pedían ayuda, como limosna, para alimentar a los perros, agradeciendo a gente bondadosa con un Diosolopague. 

En este largo camino de la vida, desde el nacimiento hasta la muerte, desde el ropón abrigador, muchas veces tejido por las santas manos de nuestras madrecitas, hasta la mortaja fría y lúgubre que espanta, muchos hemos tenido la suerte de ver infinidad de cosas, como lecciones inolvidables en la universidad de la vida, lleno de sentimientos de alegría, dolor y pena que son retazos del alma que el tiempo nos arrebata, observando el dolor de la gente, la generosidad de los mismos y la piedad de corazón de personas buenas y la envidia y el odio disfrazado de individuos como lobos rapaces, con piel de cordero viviendo en abundancia, explotando a los pobres y mal administrando los cargos para lo cual fueron elegidos.