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EL VALOR DE UN SALUDO

Pastillitas para el Alma 27 – 01 – 2025 Sorpresas que te da la vida. Llegó como una brisa suave, hacia el banco del parque, donde deposito mi cansado cuerpo y en el que, muy de vez en vez, acudo para que mis pensamientos alcen vuelo

EL VALOR DE UN SALUDO



28/01/25 - 03:24

Pastillitas para el Alma 27 – 01 – 2025

Sorpresas que te da la vida. Llegó como una brisa suave, hacia el banco del parque, donde deposito mi cansado cuerpo y en el que, muy de vez en vez, acudo para que mis pensamientos alcen vuelo y se remonten a ese lugar inolvidable de mis querencias, “Hola” dijo con una voz cantarina y esbozando una sonrisa en sus bien dibujados labios y con la mirada, de unos ojos azules, color cielo,  expresando una paz de sana tranquilidad de conciencia, con una seguridad de comportamiento admirable, como cuando te acercas a quien es participe de una sincera amistad. 
Ella, era la misma dama con la que me crucé en mi camino y a la que saludé, como es mi costumbre, con un tímido “Buenos días”, mientras ella conversaba con el vigilante. Me levanté prestamente, quitándome el sombrero, haciendo una venia, ante la presencia de una señora, aparentemente de unos 55 años, elegante y sencillamente vestida, llevando una pequeña bolsa en una de sus manos. Iniciamos una amena conversación. Me preguntó dónde vivía, ante mi respuesta, coincidentemente residíamos a unos 30 metros y en la misma cuadra, pero era la primera vez que, nos veíamos. Me contó que era del interior del país, de una zona donde había mucha gente extranjera, se casó muy joven y también muy poco tiempo después de casada, su esposo murió, en un accidente de tránsito.

Se quedó viuda con una hija y que su vida dio un vuelco tremendo, como respuesta a su desventura, se dedicó a los ”placeres de la vida fácil”, salía con amigos a las discotecas, fumaba 2 a 3 cajetillas de cigarrillos, tomaba licor hasta las primeras horas de la madrugada, era su revancha y protesta a su infortunio, consumía marihuana y aún pasta y clorhidrato de cocaína y  con todas las consecuencias que el alcohol y las drogas originan, juntamente con sus amigos de ambos sexos que abundantemente le rodeaban, pues ella era la que invitaba, en vista de que pertenecía a una familia pudiente con haciendas con abundante ganado y tierras dedicadas a la agricultura, las cuales al final, como a muchos propietarios, les fueron arrebatados durante la Reforma Agraria y tuvieron que abandonar sus tierras y demás propiedades para venir a residir a la ciudad de Lima, sin embargo, en la época todavía de bonanza de su familia, tuvo oportunidad de cambiar de religión y lamentablemente, no recuerdo en que, circunstancias y porque motivo, ya que esta clase de dialogo es muy frecuente, sobre todo en los que tienen como consigna captar fieles y que tienen charlas parecidas, por lo que, en forma disimulada, siempre le sacaba de su charla muy amena, preguntándole como era el comportamiento de sus amigos, después de que ya no era ella la que invitaba, me contó que se apartaron y muchos de ellos ya ni siquiera la reconocen, cuando se encuentran. También le recitaba algunos párrafos de la Biblia, que ella conocía con lujo de detalles y muchos de ellos haciendo gala de una extraordinaria memoria. Ahora vive con su hermana mayor y con un hermano varón y su hija vive en la zona de La Molina, ya casada y con hijos, que la visitan frecuentemente. Ella se dedica a atender en forma voluntaria a personas enfermas y ancianos desamparados. Le conté que era médico y estaba jubilado y me ponía a sus órdenes, las veces que crea pueda servir en algo.

En dos jueves consecutivos de este mes, he tenido oportunidad de reunirme con 7 o 9  colegas de mi Promoción de San Fernando y grato ha sido mi asombro al comprobar que uno de ellos, un colega muy circunspecto, profesional destacado en su especialidad, catedrático universitario que, en su época de estudiante, pertenecía a una cédula comunista, como así lo manifiesta, con reuniones secretas y clandestinas y en la actualidad es un ferviente creyente católico, defensor ensimismado de la doctrina y ritos de Cristo,  cumple piadosamente con los mandamientos y sacramentos permitidos a su condición laica, sin dejar de ser un crítico y comentarista político agudo en sus escritos. En la lejanía de nuestra amistad, mientras fuimos compañeros de estudios, siempre le miraba y admiraba, sin tener un acercamiento amical a lo que se agregaba, pertenecer a dos grupos diferentes, clasificados por nuestros apellidos, pero, el tiempo que tuve el alto honor de ser presidente de mi Promoción para festejar Las Bodas de Oro, estuve obligado a romper barreras y murallas inexistentes y creadas por mi imaginación y grande fue mi sorpresa, cuando en cierta ocasión, en una reunión social de toda la Promoción, cuando ya había entregado mi mandato, se acercó y me pidió que diga algunas palabras, agregando “porque tus frases, son elocuentes y pones mucho sentimiento” en esa oportunidad me dejó perplejo, jamás imaginaba, aquel muchacho de mirada fría e inteligente, del cual conocía sus ideas comunistas y aún de sus reuniones clandestinas, apreciaba mis frases modestas y mal hilvanadas, las cuales estaba obligado a expresar motivando a mis colegas, durante la celebración apoteósica de las conferencias en la Facultad de Medicina de San Fernando y el Colegio Médico del Perú, reuniones sociales en diferentes locales de la gran Lima y clausurando nuestro evento con una cena danzante en el salón principal del Hotel Sheraton, con la presencia del señor Decano de nuestra gloriosa Facultad de Medicina de San Fernando, que en un acto trascendental de desprendimiento, hicimos entrega de computadoras para los alumnos y que, ya pasado casi once años, es bueno recordarlo, como un evento notable, fruto de la participación de todos los colegas de la Promoción, algunos de los cuales ya se adelantaron hacia las estrellas, en su viaje sin retorno y ahora con el peso de los años sobre nuestras espaldas, nos permite reunirnos, con escasos 9 colegas gracias al entusiasmo de Kike Haro y Conrado Celi, para ya con más confianza intercambiar ideas y anécdotas, lo que aprovecho para lanzar una “granada” a mi colega comunista, ahora ferviente creyente y practicante católico empedernido, diciéndole: ¿Crees en la existencia del cielo y del infierno? y en la pausa, de un sorbo de café, me contesta que dicha pregunta, también lo había hecho a un sacerdote, que es su confesor, cuyo nombre no recuerdo y la respuesta que obtuvo fue: “ Me han hecho la misma pregunta más de 44 mil veces y hasta ahora no tengo una respuesta acertada”, me dejó sin palabras, entendiendo, como él dice que, creer en Dios, es solo cuestión de Fe, de tener la firme convicción de Su Existencia y de sus Obras en el mundo entero. Mi admirado colega es casado con una médico de nuestra Promoción, de su misma especialidad, brillante en el desempeño de su trabajo facultativo y con una Fe profundamente católica, que lo reparte como medicinas para el alma, mediante mensajes espirituales de intensa reflexión y meditación, que cicatrizan heridas visibles y las que no se muestran y hacen más daño.

“El Valor de un Saludo”, el título de esta Pastillita y la respuesta, para interpretar, que la dejo a mi nieto, cuando me reprocha, cuando saludo a las personas que se cruzan en mi camino y enérgico me dice: “para que saludas si nadie te contesta? y mi réplica es, eso no me importa, … lo que vale, es que, yo, …  les deseo que tengan un buen día, una buena tarde o una buena noche”

Sin embargo, aunque muchas veces, seguro que ya mis Pastillitas para el Alma, ya no curan ni tampoco sanan y son: como arar en el mar, o sembrar en el desierto, pero, creo sin lugar a equivocarme, hay hechos simples, casi sin importancia, que rascan las fibras musculares de mi corazón, a veces ya cansadas por los avatares del tiempo o por circunstancias realmente dolorosas y Dios, todopoderoso y omnipresente, me da un jaloncito de orejas y me levanta el ánimo y viene a mi memoria una parte del Salmo 8, el cual se pregunta “¿Que es el hombre, para que tengas de él, memoria?” y decididamente vuelvo a mi realidad y me humillo sobre manera, ante Dios, reconociendo su gran Poder y su Clemencia, que cambia nuestras vidas, dándonos tranquilidad y paz en este océano tempestuoso de nuestra existencia terrenal, tal como hizo con los personajes tan importantes de esta insignificante historia, permitiendo, a veces, dejarnos saborear del dulce manjar del mal, el cual, no necesita de Dios sino solo del hombre para corromperlo, diferente a la religión y los diversos cultos que si necesitan de Dios para existir, pero DIOS, no necesita de ninguno de ellos y solo es su Gran Amor a la Humanidad, que como un Padre Celestial, nos mira con ojos de piedad, sin abandonarnos nunca jamás y nos rescata de las fauces putrefactas de la podredumbre moral, a las cuales caemos por nuestra ignominia, ignorancia y orgullo mal interpretado.

Jorge REINA Noriega
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