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Pastillita para el Alma 02 – 12 – 2024
Pongo este título, a esta singular Pastillita, para no coincidir con la obra de Ciro Alegría, “Los tres alegres compadres”, escrita en 1959, donde cuenta la vida de Ventura, Clemente y Grimaldo, tres personajes que son compadres por diversas circunstancias, oriundos de unos caseríos de la región de la serranía y que después de mucho tiempo se reúnen para contar una serie de anécdotas y peripecias que los ha deparado el destino por ese “Mundo ancho y ajeno”, que es el título de una de sus novelas más famosas del escritor peruano, tanto como “La serpiente de oro” entre otras más.
El último sábado del mes de noviembre de este año que se aleja, dejando alegrías y tristezas, derrotas y triunfos, lágrimas y sonrisas y se convierte en una cuenta más del Rosario de perlas y abalorios que guardamos en un rincón de nuestros recuerdos o se parece, a una nube negra que el viento se llevó y se perdió en el olvido o talvez, como un rayo de luz fulgurante de “esperanza”, como si todavía existiese esperanzas a esta altura de la vida … que, la casualidad, hace arrancar una sonrisa, a un par de vejestorios que muchísimos años atrás, juraron amarse eternamente y entre la multitud de gente piadosa, acompañando una procesión, entrecruzan una mirada y tu corazón late tan fuerte, como un gorrión herido, queriendo escaparse de su jaula, … en fin, sea como sea , este año se aleja y con él, un retacito más de nuestras prolongadas vidas.
Sin embargo, lo real y cierto es que, mis dos hermanos, Luis Ángel y José David, me dieron una linda sorpresa, coincidiendo en visitarme y así nos reunimos el trio de alegres compadres, porque nosotros, los Reina Noriega, somos compadres espirituales, padrinos de Bautizo de nuestros hijos y esa es la razón por nuestro trato amable y cariñoso de, “compadrito” que a muchos sorprende e inquieta. Luego del abrazo de costumbre y el beso en la frente, la charla de estilo y como es que, por diversas circunstancias, ajenas a nuestra voluntad, no nos permite vernos físicamente más continuamente y solo, escucharnos y percibir, que nos encontramos, aparentemente, bien de salud, gracias a los adelantos virtuales, en estos tiempos de tecnología tan avanzada.
Las anécdotas vienen y van y los recuerdos de nuestra niñez, se entre mesclan, con sonrisas y suspiros de momentos felices y también de situaciones adversas, que, como en todos los integrantes de núcleos familiares similares, hemos pasado, en nuestra bella y hermosa Chachapoyas, mientras mi Marita con mi nieta Mayíta y Flor, que nos acompaña muchísimos años atrás, se encargaban de prepararnos un suculento desayuno, mientras nosotros nos divertíamos y platicábamos en el salón de la casa, hablando de diversas circunstancias y experiencias, que, cada uno, a su turno, relataba entre risas y chascarros, desde luego con algunas sorpresas de parte mía, porque siendo el primogénito y la muerte de dos de mis hermanos que me seguían Víctor Rafael y Carlos Alberto, el primero antes de cumplir sus dos años de edad y el segundo al cumplir sus nueve años y terminando mi secundaria en el colegio San Juan, abandoné mi tierra para seguir mis estudios superiores, por lo cual, hay un silencio que no compartimos.
Conversamos de una gran variedad de temas, sin embargo mi hermano Luis Ángel acaparó la atención, contando diversidad de temas, desde cuando era muy niño, con hechos y pasajes desconocidos por mí, narrando sus experiencias inclusive desde los cuatro años de edad, fecha que ingresó al Centro Escolar de Varones 131 y su ingreso al Colegio San Juan a los 11 años de edad para terminar su Secundaria en el Colegio La Merced de la ciudad de Lima y sus encuentros con el director del colegio, el padre Rosado, quien se resistía a otorgarle el primer puesto de su promoción, porque solamente había hecho el quinto año de secundaria.
La mañana se pasó en un abrir y cerrar de ojos, con una breve pausa para tomarse las fotografías del recuerdo y ya en el comedor, seguíamos charlando y siempre con la primacía de mi hermano Jacoibo, que así le llama mi hermano Joshé, en recuerdo del Toto Burga (QEPD) su entrañable amigo, con el que pasó inolvidables momentos, en su época que se dedicó al comercio y también al futbol. Recuerdo que mi padre en cierta ocasión comentaba y le llamaba la atención a mi hermano Lucho, en el momento del almuerzo, relatando que, al hijo del Dr. Burga, que es ingeniero agrónomo, como mi hermano Lucho, lo veía todas las mañanas, en la puerta del mercado, vendiendo manojos de alfalfa para que la gente alimente a sus cuyes y sus gallinas, muy de madrugada, antes de las 6, mientras “Tú, mi querido hijo, te levantas a las 9 o 10 de la mañana”. Mi hermano sin inmutarse, le preguntó a mi viejo ¿Papá a como vende cada manojo de alfalfa y cuantos manojos crees que vende al día? Mi viejo sorprendido ante la respuesta, contestó creo a 50 u 80 centavos y venderá pues, entre 150 a 200 manojos. O sea, papá, que, para cortar la alfalfa, amarrarlo en manojos, cargar a la camioneta, tiene que levantarse a las 4 de la mañana y ganar entre cien a ciento sesenta soles. En cambio, yo, entro a tu tienda comercial, en media hora, vendo una o dos radiolas y te hago ganar entre mil a mil quinientos soles. ¿Qué te parece? Pues, bueno hijo, me parece que, vayas y sigas durmiendo mi querido hijo. Después comenzó a contar de sus amigos del futbol y como es que, entre los Reina Noriega, él fue el mejor futbolista y destacó entre los tres, … felizmente que, no jugaba vóley, porque seguramente, también hubiese dicho que era mejor que mi hermana Dorisita. Cuál fue su fundamento para lo del futbol, dijo, que él, era goleador y los partidos se ganan haciendo goles, cuando jugaba por el Higos Urco y también por su equipo de fulbito Bazar Doris, … lo que no aclaró fue que, a cambio de entradas al cine, sobornaba a sus patas y sus íntimos amigos como el Jebe, el Muelón, el Gondolita, el Toto para que sea él quien patea la pelota y haga los goles, con eso lo bajamos un poquito los humos pero, volvió a crecerse cuando dijo que de los hermanos Reina Noriega, fue el único que defendió al Higos Urco, jugando la Copa Perú en Iquitos y estuvo a un pacito de llegar a Lima a jugar como profesional, sin embargo cambió de conversación cuando le recordamos el 7 a 0 con que perdió la H y la U en Iquitos. Cuando le hice recordar que José David jugó en el AELU, un club de segunda profesional, muy selecto de los japoneses y que en la portada de un diario de Lima apareció volando, como arquero, de palo a palo y los titulares decía, comparándole con el arquero de la selección argentina “¿El loco Gatty?, no, es el loco Reina de Chachapoyas” y según su argumento, posiblemente, eran uno de sus amigos periodistas. Bueno ahí lo dejamos y cambiamos de tema y empezó a contarnos de lo bien que le va en los Estados Unidos de Norte América, ahora que ya es “gringo” y por la inseguridad ciudadana, se va a vivir a Estados Unidos, en cambio yo, pensando a irme a vivir en Chachapoyas, para que me entierren en el panteón antiguo. En realidad, pasamos una mañana muy bonita y con intercambio de experiencias de los tres, resaltando la labor de nuestro hermano José David, como comunicador y la gran audiencia que tiene con su Programa ¡¡¡Despierta Chachapoyas, Ya es hora!!! Y como es que ha pasado el tiempo, llegando casi a los 50 años, le insinuamos que ingrese al campo político, como alcalde siguiendo la trayectoria de nuestro viejo, pero no quiere ni oír eso. Analizamos la actividad de muchos políticos de diferentes partidos, como ha crecido la ciudad, desde el punto de vista de la construcción de casas y edificios de material noble y que los adobes y las quinchas, con techos de tejas y paja, ya son recuerdos, que muchos de la generación de jóvenes ya no los creen. Sinceramente nuestra ciudad de Chachapoyas, camina con el mismo ritmo del modernismo de las ciudades grandes de nuestro amado Perú, sin embargo, para envidia de muchos, todavía es considerada una de las ciudades más tranquilas, en lo que significa la inseguridad ciudadana y aún la limpieza de sus calles y plazas públicas para orgullo de los que somos de la Fidelísima, aun cuando mi hermano José David habla muy bien de Rodríguez de Mendoza y su capital San Nicolás.
Ya casi a medio día y donde hemos tratado de no hablar de política y religión y sobre todo no tocar el tema de enfermedades, ya que aparentemente, los tres ectópicamente gozamos de buen aspecto general, en lo que se trata de salud, solo con los achaques innegables de la ruma de años que personalmente muestro, y ante eso mi hermano Lucho, me dice, que debo mostrarme más alegre, porque inclusive mis mensajes de los días jueves y sobre todo mis Pastillitas para el Alma, son demasiado melancólicas y tristes, que ya no debo hablar de cosas del pasado, porque nadie los cree, especialmente los de las nuevas generaciones que, debo de tratar de estar más cerca de Dios y para lo cual debo de leer diariamente La Biblia y así asegurar mi salvación y la vida eterna cuando me vaya de este mundo, … lo que aprovecho para hacerle una broma y le digo que para mí, es una suerte, tener un hermano como él, que lee y predica la Biblia, así es que seguro, yo ya estoy salvo, por ser su hermano mayor, pero dice, que, en la otra vida, somos espíritus y allí ya no nos conocemos, y allí cada uno baila con su pañuelo, entonces reclamo, o sea: “Tú vas a preferir a la gente, a los cuales llamas Hermanos y ni siquiera sabes dónde viven y vas a predicar los días domingos, que a mí que soy tu hermano de padre y madre”, bueno empezamos a reírnos y abrazarnos con ese cariño fraternal que nos inculcaron nuestros viejos, desde cuando éramos niños y nos enseñaron a cuidarnos, a protegernos mutuamente, a respetarnos, a querernos sin ambages, sin condiciones, sin rencores, formando una cadena con eslabones solidos tan fuertes, como si fuesen de oro, platino o de rodio, irrompible y nunca mancillada por ingratitudes, perfidias, alevosías o insidias, ya que, LOS REINA NORIEGA, no solamente somos un apellido, sino LOS REINA NORIEGA, CON NUESTRO LEMA FAMILIAR *AYÚDAME A AYUDAR* SOMOS UN SENTIMIENTO QUE ANIDA EN EL CORAZÓN Y EL CEREBRO, como hombres de Bien, humildes, nobles, dignos y honestos, porque así nos hizo DIOS, aunque alguien diga “vaya orgullo y pretensión de este adefesio y simplón”.
Jorge REINA Noriega
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