06/04/25 - 06:50
Pastillita para el Alma 29 – 03 – 2025
Ofreciendo, anticipadamente, mis sinceras disculpas y amparándome en la tolerancia, de las personas que tienen la generosidad de leer mis modestos artículos y atendiendo a una invitación de un dilecto amigo, me permito escribir sobre el valor y la trascendencia de la BENEFICENCIA, basando, mis conceptos, en mi experiencia íntegramente personal, pidiendo perdón por expresiones que, deseo de todo corazón, no puedan ser mal interpretadas o que den la impresión de actos vanidosos o de verdades a medias. DIOS me ampare!!!.
Tenía por costumbre, llevar unos carmelos, en mis bolsillos que, generalmente los regalaba a los niños, mientras esperaban su atención médica en los pasillos del Hogar Clínica San Juan de Dios y luego con el correr del tiempo, los caramelos en cuyos envoltorios tienen el nombre COFFE, los utilizo para jugar una broma a una persona de confianza y sobre todo, para compartir, con mis hermanos, durante los trabajos de mi Logia Benjamín Pérez Treviño N° 86, los cuales, conocen y aceptan muchos de mis hermanos, sin embargo, leyendo en los mensajes frecuentes que nos llegan de algunos HH, que hacen acciones de beneficencia, en varios lugares del interior del país y conociendo ”lo difícil y hasta mortificante” que es, solicitar de los asistentes, una colaboración voluntaria, se me ocurrió, la última tenida del mes de enero, entregar mi bolsa de caramelos marca COFFE a nuestro Tesorero y con algunos hermanos más íntimos, les dije: ¿Te invito un café? Y como siempre, ellos esperaban que saque el caramelo de mi bolsillo y grande fue su sorpresa cuando me acerque al Tesorero y “pedí dos cafés” poniendo una donación simbólica “Muy por encima del valor del caramelo” el cual compartí, explicando que era una ayuda para comprar una pierna ortopédica a un paciente minusválido de nuestra región de la selva. Enorme fue mi alegría cuando el tesorero, al principio, algo renuente y con gesto fruncido, en la siguiente reunión, me informó que con el producto de la venta de “Mi Café” tenía S/95.00, lo que hubiese sido casi imposible, como en un acto de beneficencia real.
Todo el mes de febrero y marzo no he asistido a mi taller por razones muy especiales, …. razones que, en mi caso, sin darme cuenta, me hacen comprender que la BENEFICENCIA, no es solamente para las personas menesterosas, las cuales necesitan un pan, una manta como cobija, una medicina, una bebida calmante de su angustiosa sed, una ayuda económica que mitigue su apuro de dinero, en fin cosas materiales de las cuales es fácil desprenderse, (en las personas de buena voluntad) sino, también, esa muestra de beneficencia que, aflora de lo más profundo de tu ser y con una palabra amorosa y dulce, comparte tu pena, te ayuda cargando tu cruz, en aquellos momentos, en los cuales, por causas muy ajenas a tu voluntad, eso que, llamamos Destino, te arranca violenta y cruelmente y sin poder oponerte, un retazo del alma, hundiéndote, en el foso más profundo y angustiante del infortunio, donde lo único que te queda, son tus oraciones a DIOS, la esperanza de su divina misericordia y esa frase del amigo entrañable, no del que, con frecuencia conversas o de vez en cuando te encuentras, no al que le pediste o hiciste un favor, sino de aquel que, en verdad te extraña y se preocupa de tu ausencia, dándote entonces la ocasión de hacer tu catarsis, explicando el motivo de tus inasistencias, de ser el pañuelo imaginario con que secas tus lágrimas, como así lo hizo conmigo el hermano con el que compartí el primer caramelo COFFE.
La palabra BENEFICENCIA procede del latín “Beneficentia” dos voces latinas; Bene = Bien y Facere = Hacer, por lo tanto, Beneficencia, en el buen sentido real de la palabra, significa: HACER EL BIEN, sin embargo, “Hacer el Bien” son once letras con gran trascendencia, las cuales abarcan, en forma muy amplia, los diferentes quehaceres del ser humano, desde las cosas muy insignificantes de una persona, hasta aquellas, las cuales engloban a una colectividad inmensa, donde muchas veces pasan inadvertidas.
En nuestra Patria, las acciones de Beneficencia en forma oficial, generalmente las realizan entidades estatales, como la Sociedad de Beneficencia Pública, presentes casi en todas las capitales de las hoy, regiones de nuestro Perú, … también por instituciones de carácter filantrópico, como el Club de Leones, Los Rotarios, entidades civiles y religiosas, como el Hogar Clínica San Juan de Dios y muchas O N G, las que reciben fondos del extranjero o de personas nacionales de buen corazón, las cuales, donan dinero, medicinas, alimentos, útiles escolares, vestidos, cobertores, enceres en general para beneficio de las personas más necesitadas. Sin embargo, aunque no dudo de la honestidad de estas agrupaciones, el beneficio no es para todos los que en verdad necesitan una ayuda, siempre hay descontento, en los que por alguna razón no reciben lo esperado y se produce resentimientos y se despierta el disgusto y empiezan las habladurías, los rencores y las críticas de diversa índole para los dirigentes, con o sin razón.
Algunos años atrás, que terminó con la pandemia, tuve oportunidad de ser invitado para colaborar, en mi calidad de médico, atendiendo a personas de escasos recursos económicos, en los asentamientos humanos ubicados en los cerros que se encuentran en el distrito de Comas y Collique de la gran Lima, a donde iba, los domingos, desde las 08.00 hasta las 12.00 hrs aproximadamente, … acompañaba a un grupo de personas, uno de los cuales se encargaba de predicar la Palabra de Dios, para una población aproximada de 20 a 30 personas, entre mujeres, niños y uno que otro hombre trasnochado, incrédulo y desconfiado. Los primeros meses todo iba color de rosa, tanto así que, los enfermos aumentaban. Comprobaba la solidaridad en la gente humilde, que muy raramente se ve en los vecinos de la capital, porque, cuando algunos de ellos se enfermaban y guardaban cama, veía la ayuda de los vecinos, encargándose del cuidado de sus niños, de alimentarlos, ver a quien les falte sus medicamentos y si por algún accidente o enfermedad aguda, se internaban en el Hospital Loayza o en el Hospital de Collique, me daban la oportunidad de recurrir a muchos de mis colegas médicos de dichos hospitales, quienes gustosamente me ayudaban dando un cuidado esmerado a los enfermos recomendados. La atención a los pacientes, lo hacía en una carpa independiente del lugar, donde se hacían las prédicas evangélicas y motivado por el entusiasmo de las asistentes, empecé a enseñar a las señoras, la mayoría amas de casa, los primeros auxilios básicos que deben usar, ante un accidente leve, luego, instruirles como medir la temperatura, controlar el pulso radial, usar el tensiómetro para medir la presión arterial, abrir y mantener una vía respiratoria en pacientes con pérdida de conciencia, desinfectar y curar heridas, primeros auxilios inmediatos en casos de quemaduras, como estabilizar la fractura de un hueso y que hacer en casos de “atragantamiento”, ya que esto es muy frecuente que suceda en niños y en pacientes de la tercera edad y el auxilio tiene que ser inmediato, porque persona que no respira, por más, de tres minutos, pierde la vida, despertando el interés de los asistentes, tal como hice, inicialmente, con los efectivos del Cuerpo de Bomberos del Perú, mientras fui Director de Sanidad de dicha Institución.
Con las señoras más voluntariosas y con cierto grado de instrucción empecé a darles clases para poner inyecciones intramusculares, con la advertencia de que, solo tenían que hacerlo en casos de suma urgencia o cuando ya es imposible movilizar al paciente a las Postas Médicas.
Mi primera nieta, mi fiel acompañante, con sus 9 años, mientras hacía mis consultas, se dedicaba a jugar con los niños y a las mujercitas las enseñaba como hacer su aseo personal, cepillarse los dientes, peinar el cabello, pintarse las uñas y distraerlas con juegos y canciones.
Todo iba sobre ruedas, hasta que nos dimos cuenta que, las recetas entregadas a los pacientes, llegaban a las manos de una señora, integrante del grupo de visita de los días domingos, para que ella, done las medicinas, las cuales, desde un principio, era un gasto muy oneroso y más cuando la señora, descubrió la venta de las medicinas.
En otros de los asentamientos humanos, casi también como todos, ubicados en las faldas de los cerros, en el distrito de Comas y Collique, con el mismo grupo de actividad misionera, nos percatamos que, su gran problema era el suministro de agua, la cual lo compran de carros cisternas a precios realmente elevados, además, con el inconveniente de que los camiones solo llegan hasta determinado lugar y generalmente las madres de familia, tienen que cargar sus baldes y depósitos una larga distancia, cuesta arriba. No tengo conocimiento a quien se le ocurrió, que una obra de real ayuda de Beneficencia era proveerles de agua, mediante la construcción de un tanque de cemento de más o menos 3 metros cúbicos en la parte baja del cerro y con una bomba aspirante e impelente llevar el agua, mediante un tubo, a otro tanque, en la parte más alta del cerro, de donde los vecinos se distribuían el líquido elemento por medio de mangueras a sus diferentes viviendas. El pago de la corriente eléctrica y el consumo del agua era por cuenta de los residentes de los AA HH y el responsable de cobrar a los beneficiarios, para pagar a SEDAPAL, era el presidente del asentamiento humano. Esto representó un gran ayuda y ahorro para la gente que, según ellos decían, antes pagaban “250 a 300 soles mensuales y bajó a 7 o 10 soles por familia”, siendo lo más importante, evitar el inconveniente, muy difícil, del traslado del agua en baldes y depósitos de plástico muy pesados. El costo de los tanques, la bomba, el tubo de tanque a tanque, la instalación eléctrica, la red de mangueras, más la mano de obra, significaba un costo de aproximadamente 500 dólares americanos, según recibí la información del responsable del grupo, quien no me comentó de donde procedían los fondos, solo me consta, una sola vez, que dos señoras procedentes de los Estados Unidos estuvieron en la inauguración del servicio de agua y fueron las que habían donado el dinero.
Tengo conocimiento que fueron 11 AA HH favorecidos con la beneficencia de agua, resultando, una ayuda excepcional para los pobladores. Estoy enterado que ahora la Municipalidad de Lima, con nueva tecnología, está proporcionando agua, siguiendo el mismo o parecido modelo.
En mi modesto entender, esta clase de BENEFICENCIA COLECTIVA, de dotar de agua, es muy valiosa, porque significa una ayuda a una comunidad y donde no existe el peligro de que haya personas inescrupulosas que se aprovechen de las donaciones, como muchas veces se ha visto en personas de diferentes clases sociales y también, porque a los usuarios les cuesta su dinero y son conscientes de la ayuda que reciben, bajando el precio del agua y evitando la molestia del esfuerzo en su traslado.
Un acto de Beneficencia de mucha utilidad es la que hace el CUERPO DE BOMBEROS VOLUNTARIOS DEL PERÚ y no solo, me refiero a su acción principal de apagar incendios y combatir el fuego, sino a la acción médica que se hizo en forma contundente desde el año 1980, con nuestra Unidades Médicas y ambulancias, convirtiéndose, hasta la fecha, en una atención médica de emergencia y traslado en forma gratuita, realizada por jóvenes de ambos sexos, capacitados en la atención de emergencias, muchos de ellos técnicos paramédicos, licenciados en Enfermería, estudiantes de Medicina y profesionales médicos y mucho antes de que existiera el SAMU, los estudiantes de la Especialidad de Emergencias y Desastres de Universidades prestigiosas de la capital, hacían una pasantía por nuestros cuarteles, además de que algunos médicos realizaban su SERUM en nuestras compañías, dando sus acciones y sus conocimientos, como verdaderos actos de beneficencia, durante las 24 horas del día y los 365 días del año, a cambio de nada y exponiendo sus vidas, muchos de los cuales han sido víctimas de accidentes y enfermedades que, lamentablemente ni el Estado, ni la sociedad y aún nuestras mismas autoridades lo reconocen y muchos recurren, para curar sus dolencias, a la buena voluntad de sus compañeros y gente de buen corazón. Tampoco debo dejar de mencionar que los efectivos del Cuerpo de Bomberos del Perú, siempre están listos para donar sangre a enfermos que los necesitan, no solo a pacientes menesterosos, sino, muchas veces, a personas importantes que sus mismas instituciones donde laboraron los niegan.
Sería muy largo describir a una gran cantidad de instituciones que en todo sentido hacen Beneficencia, solo toco, a grandes rasgos, aquellas en las cuales DIOS me ha bendecido, dándome la oportunidad de conocer muy de cerca, los actos como se hace el Bien, tal por ejemplo en EL HOGAR CLÍNICA SAN JUAN DE DIOS, atendiendo a niños, con diferente patología, que llegan de todas partes del país, especialmente a niños con secuelas del terrorismo y malformaciones congénitas como labio leporino y paladar fisurado, sindactilias, polidactilias, ausencia de pabellón auricular, etc, malformaciones congénitas, muy frecuentes en las provincias del interior del Perú, muchos de los cuales tenían que movilizarse, por diferentes vías de transporte a la capital de la República, originando toda una serie de molestias incluidas alojamiento, alimentación, medicinas, estancia prolongada en Lima, porque a pesar que había dos equipos de cirujanos en el San Juan de Dios, no se abastecía para atender la cantidad de pacientes, por lo que un grupo de cirujanos decidimos ponernos en contacto con cirujanos de hospitales del interior del país, los que se encargaban de recolectar niños con malformaciones congénitas y con secuelas por actos de terrorismo, los cuales, hacían las evaluaciones respectivas de su preoperatorio y nosotros viajábamos por una semana, una vez al año, para operar a estos niños, generalmente en un hospital del lugar y en los 10 últimos años en la clínica de una iglesia evangélica.
Estas acciones de beneficencia gratuitas, operando 30 a 50 niños, lo empezamos por Tacna, Cuzco, Arequipa, Ayacucho, Madre de Dios, Amazonas, San Martín (en Rioja y Moyobamba), tal vez mucho antes de Operación Sonrisa que ahora lo hace con médicos y materiales del extranjero, e inclusive donando medicinas, insumos y equipos quirúrgicos. Valga la ocasión para agradecer a los miembros de mi equipo quirúrgico que estuvieron conmigo en nuestras campañas médicas a provincias como los Drs. Jesús Cabrera, Ramiro Arauco, Natita Reina y el fallecido Dr. Jorge Ipanaqué, un eficiente médico anestesiólogo (QEPD).
La Masonería es una organización secreta, de hombres libres y de buenas costumbres con fines filosóficos y de acciones filantrópicas de beneficencia discreta, promoviendo los valores de sus miembros, la fraternidad, la búsqueda de la verdad y la ayuda al prójimo, que se manifiesta en una serie de actividades de diferente forma, ayudando a miembros de la orden, cuando tienen necesidades económicas urgentes, así como aportando en la educación de los huérfanos y de las viudas de hermanos fallecidos, así como ayuda sanitaria a las colectividades de escasos recursos económicos. En otras ciudades del extranjero hay fundaciones que tienen hospitales, orfanatos y asilos, además de ofrecer becas para estudiantes y realizar campañas en caso de desastres naturales, que en nuestro país, también lo hacemos a la medida de nuestras posibilidades, atendiendo los comedores populares y donando medicinas y útiles escolares, desarrollando actividades de solidaridad para las personas enfermas y escasos recursos económicos, mediante nuestros comités de damas y manteniendo la discreción, como uno de nuestros principios fundamentales.
En esta Viña del Señor, todos somos méndigos, todos necesitamos de actos de Beneficencia, absolutamente todos recibimos limosnas … los pobres y menesterosos mendigan un pan, una manta un techo que les cobije, los enfermos terminales, una mirada tierna, una palabra de consuelo, una mano que se apoye en su espalda y le haga entender que compartimos su dolor y sus angustias, … los pudientes, a los que les sobra la plata, los que gozan del poder, se creen intocables y son vanidosos, también ellos, mendigan amor, mendigan salud, hasta una mirada de consuelo que, les llegue al fondo de su ser y haga entender que, todo es pasajero en este mundo, especialmente a los que se vanaglorian por sus títulos, medallas y condecoraciones, a los que gritan, alzan la voz y creen ser dueños de la verdad, los que exigen respeto y obediencia, … ¡¡¡Insensatos!!! … todo ello, son solo golosinas que halagan el orgullo y se queda en este mundo.
En nuestro camino azaroso en el que realizamos nuestras cotidianas actividades, hay personas que enfrentan desafíos batallas que ni imaginamos. Como el caso de ayuda con el que comienzo este relato, invitando un café, para solventar la ayuda económica para la compra de una prótesis que, debido a circunstancias imprevistas, hay un minusválido en la inmensidad de nuestra selva que recurre a pedir una caridad, para continuar su vida, recuperando su dignidad, sus movimientos y su esperanza de ser un hombre útil para su familia y su comunidad.
Los actos de beneficencia parecen cosas sin importancia, porque los que estamos bien de salud no sentimos el renacer emocional y el cambio de actitud ante la vida de aquel que se ve privado por un mal que lo aqueja y puede ser solucionado con un poco de desprendimiento de gente piadosa que, permita a nuestro prójimo, continuar con su vida, con más alegría de vivir y hacer realidad que sus sueños ahora se cumplan y no sienta que son imposibles de alcanzar por vivir en un mundo indolente y sin piedad.
En su acepción real, los actos de beneficencia no consisten en el solo hecho de dar una ayuda a quien lo necesita, sino más bien hay que interpretarlo como un acto de comunión espiritual que nos permite ayudar a cargar su cruz a quienes han sido marcados desde que llegaron a este mundo, sufrieron un accidente o contrajeron una enfermedad incurable y en el colmo de la fatalidad no disponen de los medios para afrontar su desventura.
Proporcionar una ayuda, a alguien que la vida lo estampó, un accidente fatal lo señaló y es víctima de una enfermedad que, no solo lo azota con dolor a sus carnes, sino también trastorna la vida de los que los circundan, es un regalo, venido de DIOS que no tiene precio en este mundo.
Los actos de beneficencia y de caridad son campanadas que nos mueven las fibras más íntimas de nuestros corazones y nos llaman a actuar para volver a darles esperanza a los infortunados que hasta han perdido la esperanza de vivir y de ser útiles a su sociedad.
Ayudar a la gente en la solución de sus problemas, son los milagros que nuestro Creador hace, a través de nuestros actos de piedad, favoreciendo que los desposeídos cambien sus vidas, vuelva brillar para ellos, el sol de la esperanza, en el largo camino de su existencia y tengamos la oportunidad de agradecer al Altísimo por los múltiples dones como hemos sido bendecidos y además, darnos la oportunidad de servir.
Jorge REINA Noriega
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