12/12/24 - 02:31
Luis Alberto Arista Montoya*
A través de este Editorial seguimos dando la palabra a Alexis Tocqueville, autor del clásico libro contemporáneo La Democracia en América, que no obstante haber sido publicado en 1835, nos ayuda a comprender la actual encrucijada norteamericana a partir del segundo gobierno de Donald Trump, quien anuncia un gobierno nacionalista y proteccionista para su país, pero al mismo tiempo, amenaza instaurar un nuevo “orden mundial” con una visión de un imperialismo económico- digital con Inteligencia Artificial-AI, en oposición a la expansión global del poder Chino. De todo modos Perú, por ser dueño del Mega Puerto Multipropósitos de Chancay, se verá envuelto en la controversia geopolítica de estos dos titanes neoimperialistas que se disputan el control del mundo. Debemos estar muy atentos.
Ahora mismo Trump está apuntado sus baterías contra la alianza de países llamada BRICS, que es una alianza económica, política y social integrada por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. Las políticas proteccionistas de Estados Unidos y la creciente influencia mundial de los BRICS generan mucha incertidumbre sobre el futuro de la democracia, punto de partida de una posible decadencia de la globalización.
Nadie mejor que Tocqueville para esclarecer el horizonte mundial, por lo que seguimos con nuestro tácito diálogo con él, quien nos responde desde su magno libro. Veamos:
- Arista: A los países sin identidad cultural Ud. les considera como nuevas formas sociales de ser apátridas, y que al mismo tiempo necesitarían de un gobierno tutelar para sobrevivir ¿Nos puede explicar este concepto de tutelaje
. Tocqueville: Es que sobre estos países apátridas se eleva un poder inmenso y tutelar que se encarga solo de asegurar sus goces y vigilar su suerte. Absoluto, minucioso, regular, advertido y benigno, se asemejaría al poder paterno, si como él tuviese por objeto preparar a los hombres para la edad viril [ o civil :“debemos educar la ciudadano”, como se dice en Perú]; pero, al contrario, no trata sino de fijarlos irrevocablemente en la infancia y quiere que los ciudadanos gobiernen con tal que nos piensen sino en gozar. Trabaja en su felicidad, más pretende ser el único agente y el único árbitro de ella; provee su seguridad y a sus necesidades, facilita sus placeres, conduce sus principales negocios, dirige su industria, arregla sus sucesiones, divide sus herencias y se lamenta de no poder evitarles el trabajo de pensar y la pena de vivir.
-Se trataría de un gobierno paternalista, un Estado-Papá, donde el ciudadano sea como un hijo obediente, sumiso, ante un padre autoritario, despótico.
. De este modo, hace cada día menos útil y más raro el uso del libre albedrío, encierra la acción de la libertad en un espacio más estrecho, y quita poco a poco a cada ciudadano hasta el uso de sí mismo. La igualdad prepara a los hombres para todas estas cosas, los dispone a sufrirlas y aún frecuentemente a mirarlas como un beneficio.
De la servidumbre arreglada
- A esta situación de enajenamiento Hebert Marcuse la llamó, en los años sesenta, la “cosificación del ser humano” en su libro “El hombre unidimensional”; parecida a la idea suya acerca de la “servidumbre arreglada”,y , y parecida también a la idea de Étienne de la Boétie sobre la “servidumbre voluntaria”, en el siglo XVII.¿ Cómo explica estas coincidencias?
. Así es. En el primer caso, después haber tomado así alternativamente entre sus poderosas manos a cada individuo y de hacerlo a su antojo, el soberano extiende sus brazos sobre la sociedad entera y cumbre su superficie de un enjambre de leyes complicadas, minuciosas y uniformes, a través de las cuales los espíritus más raros, y las almas más vigorosas no pueden abrirse paso y adelantarse a la muchedumbre: no destruye las voluntades, pero las ablanda, las somete y dirige; obliga raras veces a obrar, pero se opone incesantemente a que se obre; no destruye, pero impide crear; no tiraniza, pero oprime, mortifica, embrutece[cosifica], extingue, debilita y reduce, en fin a cada nación a un rebaño de animales tímidos e industriosos, cuyo pastor es el gobernante.
-La idea de rebaño humano me remite a la idea de la “dialéctica del amo y del esclavo” sustentada por Hegel en La Fenomenología del Espíritu. El amo/ esclavo, el esclavo/amo se necesitan mutuamente. Cada uno se explica desde la existencia del otro.
. Siempre he creído que esa especie de servidumbre arreglada, dulce y apacible, cuyo cuadro acabo de presentar, podría combinarse mejor de lo que se imagina con algunas de las formas exteriores de la libertad, y que no le sería imposible establecerse a la sombra misma de la soberanía del pueblo.
-¿El hombre es el único animal que instintivamente busca ser libre e igual a los demás?
. En nuestros contemporáneos actúan incesantemente dos pasiones contrarias: sienten la necesidad de ser conducidos [e inducidos], y el deseo de permanecer libres. No pudiendo destruir ninguno de estos dos instintos contrarios, se esfuerzan en satisfacerlos ambos a la vez: imaginan un poder único tutelar, poderoso, pero elegido, por los ciudadanos, y combinan la centralización con la soberanía del pueblo, dándoles esto algún descanso. Se conforman con tener tutor, pensando que ellos mismos lo ha elegido. Cada individuo sufre por que se le sujeta, porque ve que no es un hombre ni una clase[social], sino el pueblo mismo, quien tiene el extremo de la cadena. En tal sistema, los ciudadanos salen un momento de la dependencia, para nombrar[elegir] un jefe y vuelven a entrar a ella.
-En paralelo se produce en la ciudadanía una adaptación y acomodación al cambio “sistémico”, que en Perú se conoce como conformismo de las mayorías, y de arribismo de ciertas élites, por ejemplo.
- Sí, hoy día hay muchas personas que se acomodan fácilmente con esta especie de compromiso entre el despotismo administrativo y la soberanía del pueblo [colaboran solo como “técnicos” al servicio de la nación, aducen], que piensan haber garantizado bastante la libertad de los individuos, cuando la abandonan al poder nacional. Pero esto no basta, la naturaleza del jefe no es lo que importa, sino la obediencia [ voluntaria, servil del que los que lo eligieron]
No negaré, sin embargo, que una constitución semejante no sea infinitamente preferible a la que, después de haber concentrado todos los poderes, los depositara en manos de un hombre [Trump, por ejemplo], o de un cuerpo irresponsable[la facción conservadora del Partido Republicano, que lo postuló y ayudó a ganar las internas, para luego a ganar las elecciones generales]. De todas las formas que el despotismo democrático puede tomar, indudablemente ésta sería la peor.
-Arista: Gracias maestro, en otro día daremos por finalizada nuestra conversación…
. A Ud. las gracias por dar a conocer mis ideas en Perú, desde la fidelísima ciudad de Chachapoyas. Hasta pronto.
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EDITORIAL: Para Radio Reina de La Selva. Lima 11 de diciembre Dedicado a Leonardo Williams Ballantain Arista, mi segundo nieto que ayer cumplió 6 años de edad, que vive en Inglaterra.