Se acabaron las campañas electorales. Ahora recién viene el real momento de la verdad. Ese instante en que en nuestras manos está un simple papel en el que debemos de marcar una “aspa” o una “cruz”, que es el signo que traduce el triunfo de la persona que merece ser el representante de nuestra gente, de nuestro pueblo que muchas veces no tiene voz. En ese preciso instante no hay ojos que nos miran y juzgan, solo están los ojos de Dios y de tu conciencia. Es el momento de decidir por el “mejor”, no por el que habló bonito e hizo las mejores propuestas, el que regaló un polo, o una libra de arroz o de azúcar, una bolsa de fideos o un par de latas de atún, no está el hombre que dice a los 4 vientos ser honesto, trabajador y nunca mentiroso, el que se ríe a mandíbula batiente y te ofrece que te va a dar empleo y va a acabar con la pobreza y no va a haber corrupción en la administración de los fondos públicos, el que va a embellecer la ciudad, la región, va a poner orden en el tránsito y va a terminar con la delincuencia y el desempleo. No amigo ahora estás solo con tu conciencia y es el momento en que decides, si sigues siendo víctima del petulante que te engañó una vez y vuelve a querer seguir engañándote o de aquel sinvergüenza que antes no te hacía caso y ahora es tu chochera y gran amigo.

Amigo elector es el momento culminante, para que elijas, no al señor que teniendo títulos y diplomas, condecoraciones y apellidos rimbombantes, nunca crecieron y son los que están encaramados al puesto que les da la oportunidad de mantener a su familia y llevar un pan a su casa, esa gente mediocre, vividores de la política, engaña muchachos, que comen mondongo y eructan a pavo, de los mentecatos bien hablados, que no gastan ni un centavo, pero no se pierden ninguna invitación de bautizos, matrimonios, cumpleaños y aniversarios.

Ahora vota por ese hombre honesto, por ese profesional circunspecto, que viene de un pueblito, pero conserva su apellido limpio y para él es más importante su honor, su dignidad y ve como lo aprecia la comunidad por su comportamiento y su decencia ante la sociedad, aquel personaje, hombre o mujer, que no busca revanchismos, que sabe que lo prometido en su campaña electoral va a ser plausible de realizarse, siempre y cuando no tenga contrariedades con sus opositores. El creyente en Dios y que ama a Cristo y a su Madre Santísima, no el que asiste a misa todos los domingos y el rato que piden limosna, mira a otro sitio y se hace el desentendido. El que ama de verdad a los pobres y no miente con ideas revolucionarias o los falsos comunistas que lo único que buscan es enriquecerse. Voten por ese hombre fuerte, con carácter que sabe hacerse respetar, no por el timorato, que le tiembla las manos y no sabe ni siquiera hablar. Voten por el que tiene dinero, por el que tiene su vida asegurada, con bienes y propiedades y el que, al menos nos dará la confianza que no entra para robar o con ansias de soberbia o de poder.

Que sea un personaje de sexo masculino o femenino, con fuerza de carácter, inteligente, compasivo de los que lloran y sufren hambre, de los enfermos, de los desposeídos, que demuestre su energía enfrentándose a los todopoderosos, dueños de bares, hoteles, centros recreacionales, e inclusive prostíbulos, poniendo orden y respeto a las autoridades, a su vecindario, a la dignidad de la mujer, que nunca jamás debe ser maltratada y/o explotada por rufianes y malandrines y también no siendo sumiso a los gobernantes centrales y menos ayayeros o lambisconees.

Nuestra región, nuestras provincias y distritos merecen personajes de primerísima calidad para seguir destacándose entre los pueblos de nuestra nación, que en todo nuestro territorio nacional suene su nombre, no como ahora, por malandrines y sinvergüenzas, sino porque gracias a Dios, nuestra tierra ha sido y es bendecida por todas las riquezas que tiene, teniendo en cuenta que Amazonas, no solo es Chachapoyas, Luya, Rodríguez de Mendoza, Bongará, Bagua y Utcubamba, sino tiene un gran potencial en Condorcanqui, que por su aislamiento hasta ahora no despierta con sus ingentes riquezas naturales en los tres reinos naturales.

Mis queridos paisanos y amigos de toda la vida, os ruego con el corazón en la mano, no tomar estas pequeñas frases, salidas de lo más íntimo de mi ser, como algo fuera de los límites de lo correcto, ya que no tengo ninguna autoridad para dar consejos o recomendaciones, pues, solo es mi sana intención, pedir que nuestra Región Amazonas, tenga las autoridades que se merece para el bienestar y felicidad de toda la población.