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Pastillita para el Alma 10 – 06 – 2024
Amor y Pasión, dos palabras que, en el ser humano, para muchos, casi tiene el mismo significado y que en la verdadera esencia de su prÃstina definición, son completamente diferentes, pero, se complementan. Palabras que han dado motivo a poemas, pinturas, esculturas, a versos ensoñadores, que han roto corazones e inclusive han llevado a la muerte a personajes de ambos sexos, que sucumbieron al impulso fatalista de sus protagonistas. Son palabras diferentes que amalgaman sentimientos y que tienen, su duración, a lo largo de nuestra existencia.Â
Como apartar de tu mente la chiquita risueña y juguetona que bailando moviendo las caderas y al bullicio de sus sonajas, cantaba los villancicos navideños por las calles y veredas de esos tiempos, de la fidelÃsima ciudad de nuestros ensueños. Jamás vas a olvidar ese amor inocente de tus años de adolescente, que, en un momento de audacia incomprensible, fuiste capaz de robarle un beso, en los labios castos y puros de la niña de tus ojos y al correr de los años, ya en el invierno de nuestras vidas, cada vez que el destino nos pone frente a frente, el temblor de nuestras manos, lo disimulamos con una sonrisa.Â
DifÃcil borrar la melodiosa voz, de la munchita tÃmida y flaquita, sentada en el sofá de un salón grande, detrás de la tienda, donde vendÃa cigarrillos finos, don Alejandro Monteza, cuando ya se despedÃa para retornar de sus vacaciones y cantaba entre lágrimas y sollozos: “Si tú crees que me puedes olvidar, anda vete, no te voy a suplicar†o de la guapa señorita, que en un arranque de una ilusión mal entendida, me dedicó “Only Youâ€, sin reparar del dicho que, al revés, dice del “amor al odio, solo hay un pequeño paso†y ahora ni siquiera me puede ver, o esa chiquilla guapa y soñadora que vino de allá, de lejos, donde nace el rio y con una sonrisa burlona, de su juventud eterna, con una mirada graciosa y voz recelosa, me anteponÃa el apelativo “donâ€, por nuestra diferencia de edad, o de la encantadora damita con ojos negros y soñadores, que los disimulaba con un cerquillo de su cabello ondulado y azabache, de esbelta figura y una voz encantadora que te robaba el corazón, o de la garbosa estudiante abanderada del glorioso Colegio San Juan de la Libertad, que con paso seguro y marcial lucÃa su gracia sin igual.
¡¡¡Amores de estudiante, amores de un dÃa son¡!! … es que, todas esas experiencias, para muchas personas, son cosas sin importancia que, caen en los sacos rotos o son cubiertos por la negra niebla del olvido, sin embargo, para algunos, entre los cuales me incluyo, son sentimientos sublimes, que calan hondo en lo más profundo de nuestras almas, porque son enamoramientos que dejan huellas, dulces o amargas, algunas, de larga duración, dejando esperanzas y aspiraciones frustradas por las fuerzas del destino, del tiempo y la distancia.
En cambio la Pasión es un sentimiento de emoción intenso, ligado a muchas actividades de diferente Ãndole, como a los deportes, a la música, al trabajo, a las diversiones, a los juegos de azar, pero, la peor de todas, es la pasión metida, en las entrañas de la bestia del ser humano que, goza con el placer desmesurado de la droga, el alcohol y el sexo y que lo puede llevar a cometer actos irracionales y perjudiciales y esta desproporcionalidad, no solamente es atributo del hombre, sino también de las mujeres, quienes destruyen matrimonios y propiedades, pero felizmente, una de éstas pasiones, la más dañina pasión aberrante en el sexo masculino, tiene su lÃmite de duración y aunque en la actualidad, las “pastillitas azules†tratan de solucionar problemas de impotencia, empero, tienen la desventaja, de ser perjudiciales por sus efectos secundarios adversos, registrándose casos de muertes, no divulgadas, por su uso y abuso descontrolado.
La Pasión se acaba, desaparece y fatalmente termina y es allÃ, cuando se justifica, la respuesta de nuestro recordado Manco, al saludo y pregunta de su gran amigo Baracho, cuando llegaba a su sastrerÃa y le decÃa: “¿Cómo estás Manquito? ... Y su respuesta, precisa y correcta no se hacÃa esperar: “Barachito de la cintura para arriba, lo que se dice, dice, … bien, ahÃ, con el tiempo, pero, lo que es, de la cintura para abajo, hermano, ni para el gatoâ€
En cambio, el amor genuino, se acrecienta con el tiempo. Ese amor entre el hombre y la mujer es bondadoso, legÃtimo, imperecedero, que no se acaba, aunque no haya tenido un final feliz con las leyes de los seres humanos, permanece latente, como una pavesita encendida que, no se apaga ni convierte en ceniza y se alimenta, de vez en cuando, con el oxÃgeno viviente de una mirada furtiva o con el pellizco, disimulado en el hombro del ser amado que, jamás la olvida.
Son retacitos de vida, a lo largo de nuestro frondoso camino, donde para algunos afortunados, nos da la oportunidad de sentarnos, en una piedra o en un banquito de añoranzas, y encontrar la dicha infinita, que, nos hace comprender la grandeza y presencia de DIOS, apreciando su obra divina, con el ser amado que nos concedió como pareja, regalándonos paz y felicidad y es la dueña de nuestra familia, alegrÃas, anhelos y sufrimientos y nos acompañará hasta la tumba.
Jorge REINA Noriega
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