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CORAJUDO Y VALIENTE

Pastillita para el Alma 02 – 08 – 2023 Nuli est homini, perpetum bonni: Nadie puede gozar de una dicha perpetua (Plauto).

CORAJUDO Y VALIENTE



02/08/23 - 04:12

Pastillita para el Alma 02 – 08 – 2023

Nuli est homini, perpetum bonni: Nadie puede gozar de una dicha perpetua (Plauto).
Tito Maccio Plauto, fue un escritor de comedias fantasiosas con las que se burlaba de su público, escribiendo obras como “El soldado fanfarrón”, el “Anfitrión” “Aulularia o comedia de la olla”, entre muchas más, que se han perdido. Vivió en la Roma entre los años 254 al 184 A C. Dentro de sus frases famosas hay varias, pero de todas ellas he tomado como tema de inspiración, la frase que antecede esta mi modesta Pastillita para el Alma.

Para los creyentes, los que tenemos como nuestra máxima protección, la presencia indiscutible de un Ser Superior, omnipotente y misericordioso, hacedor de todas las cosas del Universo y cuando en esta estancia, corta o duradera, que el hombre lo llama vida terrenal y tiene que sufrir todos los embates buenos y malos en este torbellino escabroso de nuestra existencia y en el cual cuando la desventura nos conduce a sufrir todos los males, la única fuerza que mantiene o sostiene al hombre cuando ve que casi todo está perdido, es la Fe en Dios y su fuerza de voluntad para afrontar los escollos, sea como sean.

En mi quehacer de casi sesenta años como médico cirujano al servicio de la comunidad y de mis pacientes, he sido mudo testigo de infinidad de escenas que parten el alma como un puñal de doble filo o de alegrías incomparables que llenan de felicidad, desbordando corazones de dicha inconmensurable a personas dolientes, que hasta renegaban por su desgracia y mala suerte.

También tal vez es cierto:” que, no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista” y aunque esto parece un refrán de mal gusto, sin embargo, la naturaleza humana tiene miles de sortilegios imposible de probar, que suceden y dejan a los incrédulos perplejos del Poder de Dios, o para los ateos y agnósticos, de esa fuerza misteriosa, que es la Piedad y la Misericordia Celestial, o como quieran denominarla.

Tal vez, en este monólogo mental que, lo transcribo al papel, aquí encaja humildemente nuestro lema *AYÚDAME A AYUDAR* y entra con pasos firmes el título de esta modesta Pastillita de Corajudo y Valiente, pues si tenemos alguien superior que nos protege y ayuda, porque deprimirse ante las enfermedades, porque tirar la toalla al comienzo de la batalla, porque rendirse al inicio de la jornada, porque creer que solo uno es el desdichado y desgraciado. Si bien es cierto que la suerte nos favoreció toda la vida e insensatos, creíamos, ser los bendecidos y que nunca nos iba a caer el infortunio, pues cuando este llega hay que demostrar a nuestros seres queridos que tenemos fuerza de voluntad, de conocimiento, tenemos coraje de entrega total para no sucumbir ante las dolencias y menos ser convertidos en individuos que inspiremos lástima o compasión.

Si nos tocó a nosotros las enfermedades, la maledicencia y las calumnias pues pongamos el pecho, Saquemos fuerza de carácter, afrontemos las situaciones que vengan. Miremos altaneros al destino, mostremos nuestra valentía y seamos verdaderamente corajudos ante los atropellos, injusticias y abusos de poder, sin amilanarnos, sin bajar la cerviz, afrontemos los hechos, demos la pelea, confiando en los que están de nuestra parte, pero sin entrega total, porque, al fin y al cabo, el sufrimiento es nuestra propiedad y los que asesoran y cuidan no sienten, en carne propia, el dolor que nos consume. 

Valiente, no es el guerrero, cumpliendo una orden que, se enfrenta al enemigo en el campo de batalla peleando hasta verter su última gota de sangre, o el luchador ganado su sustento que, golpea en un ring, ante cientos de espectadores, menos el cobarde maleante, bien remunerado, que se muestra como lobo feroz dirigiendo a los incautos en una manifestación popular.

Valiente y corajuda es la mujer que afronta los dolores del parto en nuestras serranías, en los ríos profundos de nuestra selva, o en las chocitas de esteras de los pueblos jóvenes, sin medicinas, sin auxilio médico.

Corajudo y valiente el hombre descalzo que ara y cultiva la tierra para llevar el pan y los alimentos a su familia.

Valiente el maestro de escuelas rurales, con míseros sueldos que, vierten y enseñan sus conocimientos honesta y dignamente, tratando de crear un Perú progresivo, luchador, buscando la sabiduría para forjarse un futuro mejor y sin tratar de trasgredir la Ley y menos lastimar a la persona humana, dañando la propiedad privada y pública.

Corajudos y valientes nuestros soldados y policías, con exiguos sueldos que, cuidan nuestras fronteras, carentes de servicios elementales, expuestos a alimañas y gente de contrabandistas y narcotraficantes y solo por amor verdadero a nuestra soberanía nacional. 

Valientes nuestros verederos policías que ponen su pecho y arriesgan sus vidas en beneficio de la tranquilidad de los ciudadanos combatiendo y enfrentándose a individuos de mal vivir, que ahora abundan en las grandes ciudades y están dispuestos a matar a la gente por un celular o como sicarios o extorsionadores de empresarios humildes y progresistas.

Valientes nuestros médicos y personal de Sanidad que, en los grandes y pequeños hospitales, en los puestos sanitarios, y postas médicas ponen sus conocimientos y muestran compasión ante el dolor de los que sufren y dibujan una sonrisa en sus labios, que es la mejor medicina del alma.

Corajudos y valientes nuestros hombres y mujeres de prensa escrita, hablada y televisiva que informan sin miedo a los juicios y las amenazas contra su vida sobre los corruptos y sinvergüenzas que se han hecho dueños de nuestro gran país, enriqueciendo sus arcas en contra del hambre de los más necesitados y privando el desarrollo del Perú, evitando que se construyan vías de comunicación, hospitales, escuelas, conjuntos habitacionales y otras cosas más.

Valientes, pero bien sinvergüenzas y caras duras, las autoridades que, con grandes emolumentos, muchos de ellos, mal preparados política y educativamente, repitiendo el plato, siguen sin hacer nada en beneficio de los electores y de nuestro territorio nacional. Valientes y sinvergüenzas, contra los desdichados, por rebajar y quitar el sueldo a sus colaboradores y aun trabajando a distancia, percibiendo haberes y con licencias no justificadas.

Corajuda y valiente nuestra fiscal de la nación y todo su equipo de trabajo en el ministerio público, que ha puesto el dedo en la llaga, sin importar de que poderoso se trate y poniéndose un escudo de coraje ante las amenazas y los dimes y diretes escritos y hablados, según dicen los medios, de individuos inescrupulosos que trataron de desaparecerla.

Una mirada a vuelo de pájaro, de nuestra realidad nacional, sin olvidar jamás a los hombres y mujeres, de todos los estratos sociales y económicos y de toda la superficie de nuestra Patria, que todos los días viven el día a día, cuidando de su salud, de su familia, de sus propiedades y son los verdaderos abanderados de la grandeza de nuestra gran nación.

Para terminar, poniendo el broche de oro, deseo hacer un comentario muy real y salido de muy adentro de mi corazón para todos aquellos pacientes, con diferentes clases de enfermedades, que padecen sus dolencias en la soledad de sus casas, en los asilos y hospicios o en las camas de los diferentes establecimientos de salud, bien en las áreas de hospitalización, emergencia, Unidades de Cuidados Intensivos, centros quirúrgicos, establecimientos de rehabilitación, recibiendo tratamientos especializados de antibioticoterapia, radioterapia, quimioterapia, intervenciones quirúrgicas y diferentes clases de terapia especializada, que ELLOS, hombre, mujeres, niños e infantes, son los verdaderos adalides de la Valentía y el Coraje del ser humano. Valientes por la gracia de Dios, por su Fe inquebrantable y por el coraje de mirar con optimismo a los adelantos de la ciencia, soportar con valor el dolor y no rendirse jamás por su creencia en la misericordia inagotable de Nuestro Padre Celestial.

Valientes y corajudos los viejos que, vemos cerca la muerte y la esperamos desafiantes, porque al fin al cabo comprendemos que, ese es nuestro destino final y aunque las lágrimas se escurran de nuestros ojos, por el dolor que sienten nuestras manos con artritis al no poder hacer lo que nos proponemos, pero benditas nuestras manos que secan nuestros ojos para mirar con ternura y nos sirven para dar un abrazo de corazón palmeando las espaldas de nuestros seres queridos. 


Jorge REINA Noriega
*AYÚDAME A AYUDAR*
jorgereinan@gmail.com
+51 999 048 355

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