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Pastillitas para el Alma 05 - 10 – 2023
No estoy enteramente de acuerdo, “en que todo tiempo pasado, fue mejorâ€, sin embargo en lo que respecta a noticias, en los que los medios de comunicación han cambiado notablemente, con los nuevos adelantos, el mejor desarrollo de la imprenta, la modernidad en los audiovisuales, con la advenimiento de la televisión, el desarrollo de la era digital con la presencia de la Inteligencia Artificial, ahora hay mucho pan que rebanar, con esa época de mi niñez, en mi tierra natal, la aristocrática ciudad de mis Amores, la FidelÃsima Ciudad de San Juan de la Frontera de los Chachapoyas, cuando en mi chiquititud, a mis 6 a 10 años, mi viejo don José David Reina Rojas, se sentaba en su sillón de su salón de visita, frente a una mesa redonda, con una pequeña sobre meza de color blanco, tejida a crochet por mi madrecita, encima de la cual estaba su radio marca Philips, de color marrón caoba de unos 50 cms de alto, por 30 de ancho y 30 de delante a atrás, conectado esta caja fina de madera por dos gruesos cables a una baterÃa de carro.
Solamente mi viejo era el que se encargaba de prender dicho aparato, mediante un botón negro, grande como una perilla y luego de unos instantes de angustiosa espera y accionando otro botón buscaba las estaciones de radio, mientras brillaban y cambiaba de colores los tubos del interior del aparato y luego de una angustiante espera se escuchaba, de pronto una voz varonil, que decÃa: El REPORTER ESSO, con una voz melodiosa y pausada del locutor y el aplauso de los chiquillos que sentados en alfombritas persas semi rodeábamos la mesita, donde estaba el aparato de radio, luego, silencio sepulcral, para escuchar las noticias, muchas veces de la BBC de Londres, época de la segunda guerra mundial.
Después los tiempos cambiaron abruptamente, vinieron los radios a transistores y llegó la televisión para deleite de la población y la desaparición del Cine Central de Chachapoyas. Empezaron las empresas de radio con Nor peruana, donde la figura principal era el inolvidable locutor Luchito Cabredo, el popular Jebe LÃquido, dando lugar a que desapareciera los parlantes de la plaza de armas, por donde se escuchaba música procedente de la municipalidad de la FidelÃsima y algunas veces saludos y felicitaciones a las bellas señoritas que caminaban coquetamente y luciendo sus esbeltas figuras, dando vuelta la plaza de armas
Ahora en mi Chachapoyas, capital de la región Amazonas, según me dicen, hay más o menos, alrededor de 20 estaciones radiales de Frecuencia Modulada y tres de Televisión y allà es cuando cae muy bien ese dicho: ¿Cómo has cambiado pelona?... siempre pretenciosa, orgullosa, detallosa y aristocrática, caminando al ritmo y la moda de la época.
En Lima, la capital de la república, donde vivo la mayorÃa del tiempo, las cosas también han cambiado en forma notable, sin embargo, son inolvidables la voz de los locutores y la presencia de los presentadores en las radios y las salas de televisión, a donde muchas veces concurrÃamos a deleitarnos de los espectáculos que presentaban y admirábamos la elegancia y la forma de vocalización de los locutores. Â
Como olvidar a don Juan Ramirez Lazo en Radio Victoria y en Radio Cora y su famoso programa “NOS PREOCUPA†que aparecÃa desde las 5 de la mañana y cantaba las verdades a los que muchos escondÃan algo y se daban de grandes caballeros y elegantes damiselas. Con don Juan cultivamos una gran amistad, tanto asà que me permità invitarle y llevarle a Chachapoyas, además, yo era, infaltable en los desayunos de los dÃas lunes en Huaral y los almuerzos especiales en su casa huerta de Puente de Piedra, donde nos codeábamos con ilustres personajes y autoridades, en la triste época del Terrorismo, cuando su nombre aparecÃa en pintas de las paredes de Huaral, con amenazas de muerte, para él y sus familiares, pero nada nos atemorizaba y ese dÃa era de fiesta en Huaral , paralizando todas las actividades y las autoridades concurrÃan a la casa de un amigo desde las 9 de la mañana hasta las 15 horas en punto, en que iniciábamos nuestro retorno a Lima, después, de un suculento almuerzo para la gran concurrencia, preparado en pailas por don propio Juan.
Como olvidar a Ernesto GarcÃa Calderón, un compañero de estudios en la Facultad de Medicina, con su voz cantarina, transmitiendo las noticias por Panamericana Televisión, su elegancia al vestir, su dicción perfecta y correcta. Don Humberto MartÃnez Morosini, al igual que Kiko Legard, fueron todo unos personajes, Pablito de Madalengoitia y sus famosos programas de carácter cultural, al igual que Rulito Pinazco, entre otros muchos más, los cuales han brillado con luz propia en la televisión de blanco y negro y en los últimos años del siglo pasado. Haciendo mención también a las damas que daban prestigio y prestancia a sus presentaciones como Roxana Cañedo, Mónica Chang, la señora Cecilia Valenzuela, la señora Mónica Delta, que hasta ahora mantiene un programa saludable y recomendable, como la señora Milagros Leyva y desde luego, sin olvidar al sin par Augusto Ferrando, con su programa sabatinos de la Escalera del Triunfo, y desde luego considerando en forma muy especial que hasta hora, en nuestro tiempo, conservan su decoro y elegancia innata y para orgullo nuestro Alejandro Zegarra y sus programas deportivos que empezó en la plazuela de Belén, en el famoso fortÃn de tierra colorada, entre las iglesias de la Virgen de Belén y la de San Lázaro de la FidelÃsima.Â
Sin embargo, lamentablemente, casi todos los programas en general, han bajado enormemente su calidad informativa. La mayorÃa de ellos solo transmiten infundios y noticias repetitivas sobre la corrupción y el quehacer polÃtico y delictivo de los vándalos y personajes de mal vivir, que con sus fechorÃas y actos delincuenciales nos están llevado hasta el hartazgo e infundiéndonos miedo, inclusive para transitar por las calles, como lo hacÃamos, antes de la mal llamada hospitalidad a los “refugiadosâ€. Ahora dicen que son los extranjeros los maleantes que nos han invadido, quizás tengan razón, porque antes para robarte o asaltarte máximo te maltrataban o a lo mucho te cortaba con una chaveta, lo que ahora hacen, después de robarte un celular, o un par de zapatillas o una cartera, es dispararte un balazo en la cabeza y matarte.
Estas son las noticias, la mayorÃa de las veces, de los diarios, las estaciones de radio y la televisión. Se olvidaron de los programas culturales y de recreación de buena calidad, donde un cholo Loza nos hacÃa reÃr con su programa del habitante de la sierra pÃcaro y acriollado, de Adolfo Chuiman y ¿“con quien estásâ€? Y el machucado respondÃa “con papáâ€, Alex Valle y la “santa pacienciaâ€, luego El jefecito con Felpudini y la famosa Analà Cabrera, representando a la linda Chelita. Programas que duraban casi una hora y podÃas verlos con toda la familia, porque no habÃa actos indecorosos o reñidos con la moral. Ahora tenemos nuevos artistas como el inigualable Carlos Ãlvarez, un polifacético personaje, también bastante disoluto, un maravilloso imitador de polÃticos y toda clase de personajes de uno y otro sexo y que cuando tiene que decir las cosas en serio habla y comenta con calidad y clase, como algunos de los señores parlamentarios de antaño.
En los pocos programas de televisión que ahora veo, aparecen personajes que dicen mucho que hablar, sobre sus actitudes y comportamientos. Yo me pregunto si estos caballeros nos invitarÃan a su casa, estoy seguro verÃan muy mal que nos presentemos mal vestidos, con zapatillas, camisa, sin corbata o chompas y casacas, que hablemos malas palabras y lisuras a flor de labios, que griten y golpeen la meza, que interrumpan al que entrevistan, e inclusive inviten a personajes para que los “escuchenâ€, contradicen cuando están hablando y parece que solo ellos tienen la razón y lo único que falta, es que al final de la entrevista les pidan que los aplaudan, lógicamente no todos, porque hay personajes de gran calidad , tanto varones como damas que, siguen conservando su pulcritud y elegancia y mantienen todo el respeto de la audiencia de casi todos los canales.
Pienso que es tiempo que los medios de comunicación deben propalar noticias de carácter positivo, con optimismo a un pueblo que sabe salir de situaciones difÃciles y no porque nos ayudaron las autoridades, en todo, sino por el espÃritu luchador y valiente de gente humilde que sabe levantarse de las inclemencias de todos los tipos.
Es tiempo, de que los comunicadores y periodistas, de todos los medios, se dediquen y preocupen de la niñez, la juventud, que casi enteramente pasan entretenidos con sus teléfonos, jugando o viendo temas sin importancia y también de nosotros, los viejos que, necesitamos palabras de aliento y no deprimentes, que nos levanten el espÃritu, que nos den la felicidad de escuchar música de tiempos idos, charlas amenas que nos fortalezca el espÃritu, conferencias que alimente nuestros espÃritus y que nos permitan recibir en nuestros dormitorios, en los comedores y salas de recibo a gente decente, respetuosa, aún en su forma de vestir, que nos consideren y proporcionen temas de conversación para compartir con nuestros hijos, nietos y escuchar esos temas de boleros antiguos en que con la pareja de nuestra vida, bailábamos en una sola loseta, transmitiéndonos de corazón a corazón todo nuestro amor y sin pronunciar ninguna palabra, nuestras miradas enternecidas vibraban a borbotones todo el cariño de nuestro ser, porque en la vida todo cambia, para bien o para mal, sin embargo, lo único que permanece intacto, en un rinconcito de nuestro corazón, es el recuerdo de ese primer beso, de ese juramento en un camino escondido, que permanece en un nidito oculto de nuestra alma y que es propiedad invalorable de personas que, a veces se encuentran, se ven sin mirarse, se oyen sin escucharse, se tocan, sin agarrarse.
Jorge REINA Noriega
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