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Pastillita para el Alma 16 – 11 – 2023
Maravillosa la noche del reencuentro de personas que se ven después de algún tiempo que, por diversas razones, tanto de ausencias indeseadas o por motivo de dolencias fÃsicas, muchas veces nos privan de la alegrÃa de compartir momento de franco solaz, de recuerdos o de penas reprimidas, que a la larga tienen su compensación, cuando se estrecha una mano en el que sientes el afecto de una amistad sincera, que es realidad y no ilusión.
Qué cuántas primaveras u otoños nos quedan, la verdad no es importante, cuando no hemos tenido oportunidad de mirar el camino tapizado de hojas amarillentas caÃdas de los árboles añejos, sembrados, en ese espacio escaso que existe desde el momento en que nacemos, al instante que, nuestros huesos y pellejos vuelven a la tierra y nuestro espÃritu, que es un privilegio, encargado por Dios, vuela a su encuentro con la Fuente inagotable del Amor Divino, allá en otra esfera, por ahora, desconocida.
Similar a esos momentos que se pierde en la noche de los tiempos allá en mi inolvidable Chachapoyas, tres amigos nos dirigÃamos al borde de una camioneta a nuestro encuentro pactado y donde encontramos a nuestro anfitrión, que sentado plácidamente en un enorme sillón tapizado en cuero, en un amplio salón exclusivo, de paredes decoradas con cuadro de pinturas de naves de velas, nos recibÃa, con los brazos extendidos, exhibiendo una grata sonrisa; y es asà como imaginariamente, en aras de mis recuerdos, me transporto, a los años de la mitad del siglo pasado, a esas callecitas desoladas de nuestro terruño de 2 a 3000 habitantes, con casitas de paredes blancas, de uno y dos pisos, en tardes tranquilas, cuando el color bronce de la tarde se confundÃa en un cálido bezo, con el añil del cielo y caÃa una lluviecita fina de chirapa que humedecÃa finamente nuestros cabellos juveniles y todo era paz y felicidad a la sombra de nuestro Pumaurco, sin embargo este acontecimiento en el que, ahora, estamos presentes, se realiza en la capital de la república, en uno de los locales más exclusivos de la aristocracia limeña, con la presencia señera de uno de sus más notables dirigentes.
Poco a poco van llegando los invitados, muchos de ellos paisanos y personajes influyentes de la polÃtica y de la administración pública, que ocupan cargos destacados o en épocas pasadas fueron personajes importantes, de cuyos actos y huellas de bienestar para la comunidad en general, en esta época, gozan peruanos y extranjeros.
La charla muy amena, se hablaba de todo, de aquellos momentos de nuestra niñez, de esa loca juventud que nos llevó lejos de nuestras querencias, inclusive de esos viejos amorÃos que nos perturbaron el sueño, entre mezclados con chistes y chascarros, que motivaban la risa de los concurrentes.
De repente uno de nuestros agasajados, que viene de allá lejos, donde los billetes son de color verde como las hojas de los rosales, sacó su guitarra y con esa voz que encandila los sentidos y mueve los conchitos del alma, cantó una de sus composiciones, como saludo y presentación, respondiendo la audiencia con aplausos, felicitaciones y risas, enseguida después de una breve pausa, del trinar de su guitarra empezaron a brotar tonos tristes y melancólicos, esas notas, acompañadas de la letra de su canción, que se elevan al cielo y se convierte en oración que llega al mismo Corazón de Nuestro Padre Celestial. “Mamita MarÃa, corazón de amorâ€, resumiendo en su melodÃa y en la letra, de “tantas Mamitas MarÃas, que mezclan trabajo, jabón y fogónâ€, muchas de ellas lejos de nosotros materialmente, pero jamás ausentes de nuestras oraciones y añoranzas de todos los dÃas. “Mamita MarÃa, marÃa del campoâ€, cuantas lágrimas me robas de estos ojos que de tanto llorar ya no lloran.
Nuestro anfitrión nos regaló con su voz varonil algunas de sus muchas canciones, sobresaliendo a Los Amigos de Facundo Cabral, porque pone énfasis a ese sentimiento tan importante que es el afecto entre los seres humanos, cuando en sus estrofas dice: “A mis amigos les adeudo la paciencia/ de tolerarme las espinas más agudas/ los arrebatos de humor, la negligencia/ las vanidades los temores y las dudasâ€.
Nuestra reunión terminó con un ágape en el que motivó a los presentes para testimoniar nuestro cariño y admiración a otro de nuestros agasajados por la alegrÃa de tenerle nuevamente entre nosotros, después de haberse recuperado de una delicada enfermedad. Todos y cada uno de los presentes expresamos nuestros sinceros sentimientos y nuestra gratitud a Dios por su milagro y haber escuchado nuestras oraciones.
Nuestro gran y admirado amigo agradeció con palabras y frases muy sentidas el cariño de todos los presentes y nos hizo recapacitar en lo más profundo de nuestros corazones su sencillez y humildad, nos hizo ver al labrador de semillas de paz y felicidad, que produce árboles frondosos que dan sombra y producen frutos de amor, como gran sembrador, protegido en las manos de Dios.Â
La Amistad sincera es el único sentimiento donde no existen ni rangos, credos, razas, jerarquÃas ni clases sociales
Jorge REINA Noriega
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