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CRÍTICA DE LA RAZÓN INJUSTA

Luis Alberto Arista Montoya* Imposible no referirse a las “manzanas podridas”. Hay que hablar, tomar la palabra. A propósito de la decadencia y caída moral de todos los miembros del Consejo Nacional de la Magistratura

CRÍTICA DE LA RAZÓN INJUSTA



19/07/18 - 09:08

Luis Alberto Arista Montoya*

Imposible no referirse a las “manzanas podridas”. Hay  que hablar, tomar la palabra. A propósito de la decadencia y caída moral de todos los miembros del Consejo Nacional de la Magistratura- entidad autónoma que evalúa, nombra, ratifica y sanciona a jueces, fiscales, al jefe del Reniec y al jefe de la ONPE- hacemos la siguiente reflexión a partir de una anécdota.

Ayer, una viejita de ochenta años de edad que vende manzanas en la vía pública, con su voz algo temblorosa, nos dijo: “Señorcito, yo desde que tuve uso de razón he sabido que el Palacio de Justicia siempre ha sido el Palacio de la Injusticia”. 

 Hoy, en la actualidad, los colegiales que rehúsan desfilar en fiestas patrias y lavan la bandera del Perú percudida por los corruptos, y que están en pleno despertar del uso de  su razón, asisten  ante el espectáculo de la cochinada y del asco moral. Suscriben el pesimismo de la viejita. Y seguramente cuando ellos tengan 80 años seguirán diciendo a futuro lo mismo ante la ausencia de una ética de  valores morales y cívicos no impartida a tiempo en hogares y escuelas, desde la más tierna edad.

Pensemos en el siguiente símbolo. El de las manzanas podridas que hay que separarlas del canasto para que no contagien a las demás. Eso está bien. Lo mismo está pasando con el Consejo Nacional de la Magistratura- cuyas siglas CNM puede traducirse como “Consejo Nacional Mafioso”, en estos momentos de conmoción moral nacional.  Pero no basta con separar a los podridos para que no contagien (cual sida social), lo que pasa es que todo el barril que contiene a estas “manzanas putrefactas” está podrido, apolillado. Es decir, la crisis es ins-ti-tu-cio-nal. La corrupción es sistémica.

Es más, esos barriles podridos están dentro de almacenes (léase instituciones) que a su vez se encuentra dentro de un gran centro comercial  en donde todo se vende todo se compra, es decir, dentro de una sociedad de consumo en la cual las conductas negativas han constituido una  cultura de la corrupción en el  día a día: desde la corrupción al menudeo (coima al policía, coima al inspector del mercado, pagos a los profesores para aprobar exámenes, el chantaje sexual, etc., por ejemplo), hasta las grandes coimas como las de Odebrecht y de los magistrados de CNM. Desgraciadamente la corrupción hoy en día se está tornando en   un estilo de vida.

Eso tiene que cambiar radicalmente (de raíz) ¿Cómo? De inmediato, fumigando y desratizando las instituciones que, a su vez, tienen que ser reformadas constitucionalmente; e iniciando a mediano y largo plazos una gran cruzada de educación en valores (en los hogares, en los colegios y en las universidades, sobre todo en las Facultades de Derecho en donde la Deontología Forense tendrá que  ser transversal en todos los cursos de todas las especialidades)

Claro que esto apesta. Claro que nos da asco esta corruputela jurídico/política, porque al mismo tiempo es corruptígena, es contagiante. “No me beses que estoy muy enfermo, pues contagioso es mi mal”, pudieron haber cantado los “tísicos” de la judicatura. Pero no. Peor aún,  ellos siguen (y seguirán) besando, contagiando a todos aquellos que los rodean impunemente. Haciendo que la razón jurídica (la racionalidad del Derecho) se torne en Razón Injusta. Pues no hay peor irracionalidad que aquella que utiliza la razón para hacer el mal.

Y para plantear una crítica al cinismo de la Razón Injusta glosamos las siguientes ideas como una forma de salir del aturdimiento colectivo.

Ya en el Siglo XVII el filósofo inglés Francis Bacon en sus ´Ensayos”,  decía: Los vicios de la autoridad son principalmente cuatro: tardanza [los juicios duran una eternidad en el  Perú], corrupción (coimas, coimisiones), rudeza (abuso de autoridad) y accesibilidad (pérdida de prestigio, fácilmente abordables ciertos magistrados, proclives a los billetes verdes, a los  opíparos almuercitos, a viajecitos turísticos o a hembritas fáciles]

John Rawls en su clásica obra ´Teoría de la Justicia´- que todo buen estudiante de derecho o magistrado debe leer permanentemente-, nos dice: De diferentes tipos de cosas se dice que son justas e injustas: no solo las leyes, instituciones y sistemas sociales, sino también las acciones particulares de muchas clases, incluyendo las decisiones, juicios e imputaciones. Llamamos también justas e injustas a las actitudes y disposiciones de las personas, así como a las personas mismas [Cuando prima formal y racionalmente una decisión injusta estamos ante el imperio de la Razón Injusta; así como existe una razón pura también existe una razón impura, es decir, sucia porque los cochinos la han ensuciado]

La ética concierne a todo el mundo- escribe Stephen E. Toulmin en su libro ´El puesto de la razón en la ética´. Los problemas y teorías científicas pueden despertar nuestra curiosidad e incluso apoderarse de todos nosotros alguna que otra vez, pero solamente para unos pocos tienen importancia práctica e inmediata. En cambio, todo el mundo se enfrenta con problemas morales [a cada rato, en toda circunstancia], problemas sobre los que, después de mayor y menor reflexión, hay que decidir. Así, todo el mundo habla de valores.

Pero solo en épocas de crisis nos acordamos de los valores  en el Perú. Y en el colmo del cinismo “ilustrado”, muchas veces son los corruptos quienes más hablan de valores, incluso mostrándose como hombres muy religiosos, como se ha visto a algunos de estos magistrados asistiendo a misas de salud (organizadas por de ellos mismos o sus chacales) o cargando compungidos el anda del Señor de Muruhuay en Tarma]. ¡Pura Simulación!

Veamos en  estos días si la clase política (que no tiene clase) es capaz  de sancionar ejemplarmente a los corruptos para luego ir hacia una refundación radical del Poder Judicial. Porque lo gravísimo de esta época grave sería que ya no piensen o no quieran pensar para actuar pensando en el Perú primero (como propone el Presidente Vizcarra), para la vigencia del Bien Común.

Y, por último se trata de  “buscar y tratar de mantener la paz interior como algo de mayor valía que cualquiera de los títulos mundanos, es decir una conciencia tranquila”, aconsejaba el maestro Jorge Basadre, quien fue el que mejor estudió el fenómeno de la corrupción en los 11 tomos de su monumental obra Historia de la República del Perú.
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*EDITORIAL. Para Radio Reina de la Selva. Lima 19 de  julio de 2008. Luis Alberto Arista Montoya. 
 

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