04/03/19 - 05:22
Luis Alberto Arista Montoya*
Nótese querido radioescucha, estimado lector: el título del presente artículo en vez de empezar en positivo hablando de “Turismo y Cultura”, inicia en negativo hablando de “Turismo e Incultura”. Y no es por gusto. A manera de citoplasma canceroso el fenómeno de la incultura rodea peligrosamente a los núcleos con valor turístico.
Pues, la incultura (léase falta de preparación, falta de educación, usencia de intereses, incapacidad, ineficiencia) de la gente y sobre todo de los responsables de la gestión turística es uno de los peores enemigos y obstáculos para hacer que el turismo sea una actividad rentable, responsable y sostenible. Aquí en Amazonas como en cualquier otra región. Pero en la nuestra los malos síntomas preocupan.
Una de las prácticas coloniales que subsiste en nuestra república es que cada gobernante (cual virrey) que llega al poder va con su propia gente (amistades, camaradas de partido, recomendados, o argolla). Se les nombra personal de confianza. No importan los buenos funcionarios de la administración pública, los técnicos, ni la meritocracia. No. Los recién llegados casi siempre no tienen el perfil adecuado para los cargos existentes; al principio se encuentran perdidos como “Jorge Chávez en la época de la guerra de las galaxias”.
Lo anterior viene a cuento, porque sabemos por buena fuente, que todos los Directores Regionales de Comercio Exterior y de Turismo fueron convocados por el titular nacional del sector durante dos días a Lima para una jornada de información, capacitación y unificación de criterios, a cargo de los directores nacionales especializados, para una mejor gestión y gobernanza del área de turismo.
Varios directores regionales no asistieron, entre ellos el director (o directora) de Amazonas. Es una lástima enterarse de ello. Es más, sabiendo que una de las industrias que salvará el desarrollo humano en nuestra tierra es el turismo cultural, el turismo de aventura, el turismo ecológico y el turismo comunitario; y sabiendo que Amazonas -por el valor de Kuélap y la belleza de la catarata de Gocta- está casi ya en el escaparate universal de los buenos destinos turísticos.
Desconocemos el desinterés de las nuevas autoridades. De hecho han quedado desfasados respecto de los poderes de decisión. ¿Su ausencia será por desinterés, indiferencia burocrática, por falta de viáticos, por vanidad, o es que los huaycos y las turbulencias celestiales obstaculizaron los viajes? Lo ignoramos. “Solo sabemos que nada sabemos”, parafraseando al enterado filósofo Sócrates.
Intento una posible explicación: Estos nuevos funcionarios están perdidos, asustados como “cuy en tómbola”, porque recién comienzan y tardarán mucho con aprender, pero por “sus frutos los conoceréis”. Ojalá que al final no sean frutos podridos por la corrupción. Ojalá. Hagamos votos para que no sea así. El nuevo Gobernador Regional tiene que estar mosca (no como mosca de la fruta, por supuesto), con ojo avizor para que no la vendan “misho por cuy”, colocando en las gerencias a gente capaz, proba y honesta.
Para los inexpertos recién llegados existen en la administración pública tres principios fundamentales (nótese que somos buena gente, no todo es crítica): el principio de aprendizaje y capacitación; el principio de asimilación alimentada con investigación y trabajo de campo; y el principio de la adaptación para tener seguridad en el ejercicio de sus funciones, para ejercerlas con liderazgo, para predicar y hacer trabajar a los demás bajo la ética de la responsabilidad y del ejemplo.
Para el desarrollo de las políticas públicas, desgraciadamente Lima sigue siendo el Perú, es por eso que hay que botar la timidez y la indiferencia. Asistamos a cuanto evento trascendental nos convoquen. Con la frente en alto. De las relaciones intersubjetivas entre funcionarios salen muchos consensos mínimos.
En términos turísticos (a nivel nacional e internacional) Amazonas tiene que marketearse sostenidamente: hay que aprovechar las bondades de PROMPERÚ, para colocar bien en el extranjero una marca-región creativa, atractiva. Hace algunos días viajamos 12 horas de Amsterdam a Lima, y vinimos en el avión conversando -para no aburrirnos- con algunos turistas europeos y asiáticos: todos venían atraídos por Macchu Pichu, su referencia central; cuando les pregunté si sabían acerca de Kuélap, ninguno me dijo que sí. Entonces les informé. Tomaron nota; incluso un peruano que retornaba a Perú después de 12 años, lo ignoraba, creía que Kuelp estaba en Caral.
Que los desinformados nos ignoren no es culpa de ellos. Es responsabilidad nuestra. Desde Chachapoyas, nuestra hermosa capital, tienen que brotar las iniciativas. Las autoridades nacionales están en la obligación de orientarnos y coadyuvar para lograrlo. Para eso valen los buenos contactos. Desterremos la mentalidad provinciana, localista. Pensemos en grande, porque tenemos una cultura ancestral gloriosa. Sintamos orgullo ahora y siempre. Pero hay que estar preparados para enfrentar los retos y los recados históricos.
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*EDITORIAL. Para Radio Reina de la Selva. Lima 28 de febrero del 2019. Luis Alberto Arista Montoya.