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APOLOGÍA DE LA ESTIMACIÓN

Luis Alberto Arista Montoya* A nivel mundial -y por supuesto incluido Perú- todos los hombres somos iguales ante el Covid-19, pero algunos son más iguales que otros, debido a las desigualdades sociales.

APOLOGÍA DE LA ESTIMACIÓN



07/08/20 - 06:04

Luis Alberto Arista Montoya*

    A nivel mundial -y por supuesto incluido  Perú- todos los hombres somos iguales ante  el Covid-19, pero algunos son más iguales que otros, debido a las desigualdades sociales.  Esto quiere decir que el temor  a enfermar y morir varía de acuerdo a la cultura y educación de los pueblos, al comportamiento preventivo que uno tenga, a la información sobre la enfermedad, a la capacidad sanitaria de los países, y al nivel  de cada familia para curarse (sea en casa, hospital público o clínica privada).

   Pero el hecho es que preocupados por los síntomas, las pruebas y el tratamiento -tal como advierte la científica británica Delia Grace- la comunidad científica recién ha empezado a investigar sobre los verdaderos orígenes  del coronavirus. Si no conocemos su origen va a ser difícil encontrar una  pronta vacuna curadora. 

    “El mundo está tratando los síntomas de la pandemia de Covid-19, pero no las causas” ha advertido, a través del diario “La Vanguardia” de Barcelona, la científica Delia Grace, epidemióloga y veterinaria, profesora investigadora del Instituto de Recursos Naturales de la Universidad de Greenwich de Londres; especialista en “zoonosis”, es decir, en enfermedades que tienen origen animal, viene investigando desde hace tres décadas.

     Mientras tanto, debido a la disputa entre laboratorios y gobiernos políticos, está surgiendo una especie de “vacunacionalismo”, es decir, que desde ahora   vislumbramos ya un retorno al viejo nacionalismo autonómico (contra la globalización) desde el momento que empezaron a cerrar fronteras y a la autarquía de cada laboratorio buscando ser el salvador de la humanidad,  manejado con cálculo político por sus gobernantes políticos. Ejemplos: Donald Trump ha invertido millones de dólares en laboratorios porque va a la reelección el próximo mes de noviembre, solo el descubrimiento de la vacuna lo puede salvar de la derrota; Boris Johnson, Primer Ministro del  Reino Unido (que enfermó del coronavirus, por subestimarlo),  ha invertido millones de libras esterlinas por que con esa conquista justificaría su política del  Brexit (la salida de su país  de la Comunidad Europea, promovida por él), aunque los científicos de  la Universidad de Oxford vienen  trabajando prudentemente, no se dejan presionar, pues su reputación viene desde el siglo XVII.

    Mientras tanto casi toda la humanidad, especialmente la gente pobre y muy pobre, ha caído en la angustia existencial debido al miedo y a la desesperación de no saber cuándo terminará la pandemia, si retornarán las cuarentenas,  cuándo la ciencia encontrará la vacuna, angustiados por la pérdida del trabajo, y de cómo será la vida post-pandemia.

    Por otro lado, una gran mayoría de peruanos está acentuando la tendencia a pensar y actuar irresponsablemente. Sin ningún cuidado de su salud.  Algunos  subestiman al virus: consideran que ya pasará, tarde o temprano (como piensa el presidente Bolsonaro de Brasil); otros, en cambio, lo sobreestiman, diciendo que es  expresión maligna del apocalipsis, del fin del mundo, causada por la “ira” de Dios,  o que es producto de una conspiración entre potencias económicas que se disputan el control global de la economía y de la tecnología. Lo curioso es  que entre estos conspiranoicos existen muchos profesionales y gente supuestamente ilustrada.

    Ni subestimación. Ni sobreestimación. Lo correcto es –como piensan los epidemiólogos, los científicos biomoleculares, y los filósofos de la ciencia- que el coronavirus sea estudiado con  una real estimación; es decir, partiendo de una observación rigurosamente  científica de los hechos, sin maximizarlo ni minimizarlo, abordándolo con realismo,  porque se trata de un “virus perfecto” como dicen algunos epidemiólogos.

    Sabemos hoy que resulta difícil regirse a través de una axiología de  la estimación. Prima lo emocional. Mientras tanto el mal sigue expandiéndose dentro de las aglomeraciones humanas, debido a la irresponsabilidad de la gente que minimiza sus consecuencias, sin  valorar su vida y la vida de los demás. Esto está pasado en países desarrollados como subdesarrollados.
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EDITORIAL. Para Radio Reina de la Selva. Lima 7 de agosto de 2020. Luis Alberto Arista Montoya

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