El otro día intercambié algunas ideas con Martín Cieza – Administrador de las Telcabinas Kuelap  - sobre el Estado actual de Kuelap y la ausencia de turistas. Coincidimos que nuestro icónico monumento arqueológico tiene que “ofertarse” creando otras alternativas de visita mientras dure su rescate de emergencia con vistas a su restauración y preservación integrales, que llevará algún tiempo.

Coincidimos en las siguientes propuestas:

1.- Dar a  conocer el monumento por fuera. Para ello hay que construir un sendero (no camino) a su alrededor, y para esta tarea los campesino de las comunidades aledañas deben ser contratados (remunerados), tal como lo están haciendo por voluntad propia. ¡Felicitaciones por la buena y espontánea iniciativa! Esta percepción estética de su exterioridad motivará a los turistas regresar para conocerlo por dentro. En esa “dentritud” está  en gran parte  la clave histórica de Kuélap.

2.- Que las autoridades regionales de Cultura y Turismo manden ampliar y enmarcar  anteriores fotografías de Kuélap en tamaño poster, tomadas (por dentro y fuera) por fotógrafos amazonenses como: Don Calixto Herrera, Augusto Emperador Jiménez, Wensaslado Cabañas, Martín Chumbe, y Roberto Arce Tuesta quien fue el primero en hacer conocer Kuelap en 1964 en  el suplemento cultural Siete Días del diario La Prensa, de Lima. Por ser el mejor embajador gráfico y estético de Amazonas, Roberto Arce se ha comprometido coordinar esta iniciativa (él en estos momentos está en Luya, su tierra natal; el día 5 de junio estará abrazando  Kuélap, tal como hemos  coordinando). Bueno, se trata que estas hermosas y primigenias fotos sean exhibidas en algún local (tipo museo) en La  Malca, para que los turistas, luego de visitar por fuera la ciudadela se acerquen a observar estas fotografías que muestran la belleza arquitectónica del monumento, guiados por un enterado profesor de historia que resalte su historicidad arqueológica. Entonces, los turistas regresarán en otra oportunidad para conocer por dentro Kuelap;  y

3.- Ofertar también la vista (o percepción estética) del Paisaje Cultural aledaño y lejano(en lontananza) que circunda a todo el complejo arqueológico. Paisaje que está estratégicamente ubicado dentro de lo que he dado en llamar el Valle Sagrado de los Chachapoya que corre a la vera del río Utcubamba (en extrapolación al Valle Sagrado de los Incas, ubicado a lo largo del valle del río Urubamba, en el Cuzco, camino a Machu Picchu desde Ollantaytambo). Río/Urubamba/Río Utcubamba, eso rima.

 Pero teniendo en cuenta, eso sí, la recomendación relativa a la protección de la belleza y del carácter de los lugares y paisajes, aprobada por la Conferencia General de la UNESCO, en  París el 11 de diciembre de 1962. Según este organismo internacional, “se entiende por protección de la belleza y el carácter de los lugares y paisajes, la preservación y, cuando sea posible, la restitución  del  aspecto de los lugares y paisajes naturales, rurales o urbanos debidos a la naturaleza o a la mano del hombre que ofrecen un interés cultural o estético o que constituyen medios naturales característicos”. 

El paisaje cultural que contextualiza Kuélap es único, estéticamente incomparable. Cuando se le observa desde la cúspide de El Torreón, o desde las cabinas del Teleférco, produce en el turista una especie de arrobamiento , que da ganas de abrir los brazos en señal de  sublime admiración, de abrazar la belleza paisajística  y abrazar, hoy, a la fortaleza de Kuélap que se encuentra “triste” por haber sido olvidada y desprotegida durante mucho tiempo. De ahí nuestra invitación para ir el 5 de junio a Kuelap, para abrazarlo simbólicamente en señal de solidaridad y decir: ¡Aquí está presente la Sociedad Civil Amazonense! ¡No estás sola!

La convocatoria es para todos y todas. Pero muy en especial para la gente de las comunidades  de Nuevo Tingo, Silic, Choctámal , Lónguita, María, Quisango y Malcapampa. Ustedes son los auténticos y  directos herederos de los antiguos Chachapoya. Juntos constituyen lo que Unesco denomina Patrimonio Cultural Vivo…Ustedes merecen una mención aparte: mañana me referiré, en otro Editorial,  a su bondadosa gente que me acogió y enseñó sobre la importancia del turismo vivencial cuando fui Director Nacional del Instituto Nacional Cultura-INC (entre 1997-1999)…Gracias de todo corazón.

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