Hoy miércoles 5 de abril- como todos los años- se inicia en la Universidad Ricardo Palma la celebración del Mes de las Letras Peruanas en homenaje a todos los escritores y pensadores peruanos nacidos o fallecidos en el mes de abril. Digamos, es el reconocimiento a ilustres peruanos inmortales.

La figura histórica del ilustre pensador  chachapoyano Toribio Rodríguez de Mendoza  ingresa a partir de hoy al parnaso peruano de los  peruanos inmortales, en pleno tiempo del Bicentenario. Para nosotros los amazonenses, específicamente los chachapoyanos, desde la celebración del primer centenario de la Independencia, Toribio Rodríguez fue (es y seguirá siendo) nuestro  pensador inmortal. Nos sentimos orgullosos de su vida/obra.

Pero en vista que en  el resto del  Perú es un ilustre desconocido, desde la Cátedra Jorge Basadre de la Universidad Ricardo Palma, solicitamos el año pasado a la Dirección del  Instituto Ricardo Palma (dirigida por el poeta Manuel Pantigoso Pecero), considerar al Precursor Chachapoyano, su incorporación al Parnaso de las Letras Peruanas, que se celebra todos los años, en virtud de ese histórico y misterioso designio de haber nacido  también en el mes  de abril.

Como sabemos él nació en Chachapoyas el 15 de abril de 1750 y murió el 10 de junio de 1825 (después de 4 años de haberse producido la declaratoria de la Independencia del Perú). Nació del matrimonio de don Santiago Rodríguez de Mendoza con doña María Josefa Collantes,  mestizos pertenecientes a la nobleza criolla. Mestizaje antropológico y cultural que fue portado con orgullo y solvencia por su hijo Toribio, cuyo legado y recado perdura hasta hoy en esta República inconclusa.

Montado entre la segunda mitad del siglo XVIII e inicios del siglo XIX la biografía vital e intelectual de Toribio Rodríguez se desarrolló en tres de los siguientes ámbitos:

 1.- En el  ámbito teológico-filosófico: Como cura misionero trabajó pastoralmente en los andes peruanos (específicamente, en la sierra de La Libertad y Amazonas); como teólogo y catedrático en el Real Convictorio de San Carlos, y desde el Rectorado de la Universidad Mayor de San Marcos. Donde propuso una teología y filosofía racio-vitalista para superar la enseñanza de la religión escolástica colonialista.

2.- En el ámbito político: a través de una educación superior republicana formó a la primera generación de alumnos que más tarde fueron los parlamentarios-constituyentes que redactaron la Primera Constitución Política republicana del Perú (1822); de los setenta constituyentes 35 fueron discípulos suyos, es por eso que en reconocimiento al viejo Maestro ellos le invitan a firmar el Acta de aprobación de dicha Constitución, que la firma llorando (porque sus sueños republicanos se estaban cumpliendo), estampando su firma como Toribio Rodríguez Collantes, reivindicando así el nombre de su madre (en nombre de todas las mujeres peruanas- fue un adelantado de su época). Además  a él se le encargó dirigir la redacción del capítulo sobre Educación, y del capítulo sobre la relación entre Estado-Iglesia Católica

3.-En el ámbito pedagógico: el gran aporte de Toribio Rodríguez es haber presentado a la Corte de la Monarquía Española, un Informe sistemático de Reforma de la Educación Superior; también incorporó al currículum de estudios la enseñanza de la Teoría de la Ciencia Moderna, a partir de la filosofía empirista del filósofo inglés Francis Bacon. Fue tanta su devoción por dicho filósofo  que sus alumnos y compañeros de cátedra le apodaron “El Bacon peruano”.

Por estas y otras consideraciones las autoridades académicas de la Universidad Ricardo Palma- específicamente el señor Rector, Dr. Iván Rodríguez Chávez, y el Director del Instituto Ricardo Palma, Dr. Manuel Pantigoso – han aprobado la incorporación de Toribio Rodríguez al parnaso del Mes de las Letras Peruanas. Su figura histórica pernoctará junto a la de  otros inmortales de la Letras, como el Inca Garcilaso de la Vega, César Vallejo, José Carlos Mariátegui, José María Eguren, Flora Tristán, Abraham Valdelomar, Pedro Peralta Barnuevo, Carlos Augusto Salaverry, Carlos Oquendo de Amat, Juan Gonzalo Rose, Eduardo Eielson,  y otros inmortales más.

 Desde la sede celestial de ese parnaso don Toribio Rodríguez nos vigila (  y lo seguirá haciendo) para seguir trabajando a favor de la educación cívica republicana de las nuevas generaciones (digitales o no)… Gracias ilustre pensador  chachapoyano. Por tu  emblemática inmortalidad.

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