29/09/23 - 03:32
Luis Alberto Arista Montoya*
En términos sociológicos, por culpa y responsabilidad de su “clase dirigenteâ€, nuestro paÃs está perdiendo sentido histórico, marcha a la deriva, sin un claro destino histórico. Sus pobladores, en una gran mayorÃa, son gente aturdida que vive el presente sin mayor esperanza. Padecen patologÃas sociales que en el fondo son patologÃas de la razón, por la ausencia de racionalidad o razonabilidad, que vienen desde el pasado reciente y remoto.
Perú, históricamente se encuentra en una situación de violencia estructural dado que, por defectos fundacionales del sistema republicano de convivencia social (en sus dimensiones: económica, social, polÃtica, cultural, educativa e internacional) poblaciones enteras (llamadas excluidas) tienen limitadas posibilidades en la participación, promoción y posesión de bienes para la satisfacción de las necesidades básicas y realización personal (vivir dignamente). En el Perú más de 14 millones viven en extrema pobreza: sin un sentido del ayer, menos del mañana. Solo sobreviven dentro de un presente lleno de “agujeros negrosâ€.
Por defectos de la estructura social existe pues, una enorme brecha entre las aspiraciones y necesidades de la mayorÃa y sus posibilidades de satisfacción. Uno de los resultados de la violencia estructural es la violencia latente.
¿Qué es violencia estructural?
Casi siempre el telón de fondo de todo acto de violencia (terrorista, delincuencial, violencia familiar, violencia de odio racial, feminicidio, etc.) es la violencia estructural. Esto se da cuando la estructura social de un paÃs impide o dificulta la realización de las posibilidades corporales e intelectuales, morales y religiosas de la persona o del grupo de personas (comunidades). Es la que priva del acceso a bienes y servicios de primera necesidad (alimentación, agua potable, salud, educación, bienestar, seguridad ciudadana, seguridad cultural). La violencia estructural restringe o anula las posibilidades de procurárselos.
De la violencia estructural resulta la injusta repartición de los bienes espirituales y materiales entre los miembros de la sociedad, lo cual permite que sólo un grupo o solo algunos grupos puedan poseer estos bienes, amparados por una falsa e injusta elite de poder.
¿Qué es la violencia latente?
Cuando el tejido social es injusto genera más violencia. El tejido social peruano estás roÃdo y corroÃdo por la corrupción. Está que se deshilacha. Esto es lo que se denomina caldo de cultivo, ya que propicia que los hombres opten por las soluciones violentas de los conflictos.
Las caracterÃsticas de esta violencia latente son las siguientes: el hambre, la pobreza, el racismo, el machismo, la enfermedad, el analfabetismo, el desempleo juvenil(los NINIS=ni estudian ni trabajan), la explotación de niños/niñas, la delincuencia urbana, el narcotráfico, la corrupción, la humillación, el bullying escolar, el abandono, la frustración, la marginación, la drogadicción, el alcoholismo, la mentira polÃtica pública, etc. La violencia latente es el abono natural que predispone a que inrrumpan en algunos sectores sociales tipos de gente con un “talante violentistaâ€, o con un “estilo de vida delincuencialâ€, tal como está sucediendo actualmente en muchas regiones de nuestro Perú.
¿Entonces cómo educar en una Cultura de Paz dentro de ese contexto? ¿En qué forma los educadores y los educandos pueden ayudar a superar este “caldo de cultivoâ€, o a no agudizarlo? Ahorita ese caldo de cultivo está que hierve.Â
Justamente ese es el reto que tiene el profesor, el padre de familia y el alumno: el de no ser el detonante de la violencia, sino el ser un esclarecedor y señalador de soluciones pacÃficas, bajo el convencimiento que en el Perú no habrá paz duradera sin justicia social… Misión harto difÃcil la que tenemos todos.
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*EDITORIAL. Radio Reina de la Selva. Lima 29 de setiembre de 2023. Luis Alberto Arista Montoya.-