12/12/23 - 03:56
LUIS ALBERTO ARISTA MONTOYA*
Después de los trágicos y devastadores estragos que dejó a la humanidad la Segunda Guerra Mundial, un 10 de diciembre de 1948, en ParÃs, la Asamblea Nacional de Naciones Unidas aprobó el Tratado Internacional de la Declaración Universal de los DDHH, documento histórico fundamental para la vigencia y respeto de los derechos que toda persona tiene como ser humano.
Este año dicha celebración encuentra a la humanidad padeciendo una serie de violaciones y de patologÃas sociales de la razón. Por ejemplo: la guerra Rusia-Ucrania, la guerra en la franja de Gaza entre Israel- Palestina, la masiva emigración de africanos a Europa, la exacerbación de nacionalismos y fundamentalismos religiosos, la violencia de odio contra la mujer, el racismo obsceno, los cambios climáticos con sus consecuencias de destrucción, hambre y acentuación de la pobreza extrema, y, sumado a todo ello, el deterioro de las instituciones democráticas, más las secuelas de la epidemia del COVID-19, una especie de tercera guerra mundial porque mató a millones de personas en casi todo el mundo.
El derecho que tengo yo, tú, él, todas las personas, a la vida, a la salud, a la educación, a la alimentación y a la cultura son derechos y libertades esenciales para vivir en paz. Que velan por la dignidad del ser humano y para que su vida se desarrolle en condiciones propicias de bienestar, en un contexto que le garantice paz y seguridad.
Estimado oyente, para que estas declaraciones no te parezcan huecas, hojarasca pura, basta pensar y sentir que en el Perú hoy en dÃa- desde hace más de dos décadas- vive la gente aturdida y con miedo porque en cada momento se violan olÃmpicamente los Derechos Humanos, y parece que nada sucediera, por paradoja. Derechos que son inherentes a la persona humana, como son los derechos civiles y polÃticos, que priman frente a un Estado empÃrico que se jacta de repetir una memoria histórica errática desde la época fundacional de su república, a causa del imperio de facciones polÃticas que disputan el poder para solo satisfacer sus avaricias; lejos de un Estado que debe cumplir un rol más humano y activo en forma igual para todos los ciudadanos, equitativo en el orden de los derechos económicos y sociales, propiciando una “fraternidad-solidaria†frente a un desarrollo con equidad.
Y a partir de nuestra peruanÃsima realidad podemos hablar de la irracionalidad voluntaria de la racionalidad, de cómo la razón se desnaturaliza hasta propiciar funestas patologÃas sociales
Ahora mismo esta celebración me pilla leyendo la obra PatologÃas de la razón (año 2022), escrita por el filósofo alemán Axel Honneth, quien sostiene que de la crÃtica a la deshumanización producida a causa de la Segunda Guerra Mundial, se debe rescatar la idea de “patologÃa social de la razónâ€, más allá del avance del derecho internacional. Él sostiene que hay que poner en relieve tres etapas: la primera, resaltar el núcleo ético (más allá del bien y del mal) que tiene la idea de una falta de racionalidad de las sociedades post-capitalistas en el mundo entero; dos, esbozar en qué medida se puede concebir el neocapitalismo (donde todo se produce, todo se compra, todo se consume)como causa de esta deformación de la racionalidad social; y tres, de cómo se vincula esta patologÃa social con la praxis (en el mundo de la vida cotidiana), como meta para superar la enfermedad social de la falta de racionalidad.
El hecho es que en cada una de estas tres etapas- dice el autor- lo central será encontrar un lenguaje que pueda mostrar la importancia de lo significado para la actualidad: en un mundo donde los principios declarativos sobre Derechos Humamos- que tienen significación universal- se tornen realidades tangibles, con una razón situada , válida y vigente para un determinado espacio-tiempo histórico, como el peruano, cuya gente sigue atribulada, sin brújula, sin norte y sin un capitán (lÃder) que sepa guiar este viejo barco llamado PERÚ en medio de una inclemente tormenta y proceloso mar… ¿Qué hacer? Mientras tanto los ciudadanos debemos estar alertas para saber elegir próximamente buenos capitanes locales, regionales y uno nacional. Es decir elegir buenos y ejemplares lÃderes.
 Mantengámonos alertas. Hagamos respetar el derecho a tener Derechos Humanos, ante todos, todo el tiempo y en todo lugar.
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EDITORIAL. Para Radio Reina de la Selva. Lima 12 de diciembre de 2023. Luis Alberto Arista Montoya.Â