07/10/19 - 03:56
Luis Alberto Arista Montoya
Un dÃa como ayer 6 de octubre murió el autor de las Tradiciones Peruanas, don Ricardo Palma Soriano. Pues, habÃa nacido un 7 de febrero de 1833 y murió el 6 de octubre del año 1919. Hoy recordamos los 100 años de su partida: no son cien años de soledad, son cien años de solidaridad: porque sus tradiciones singuen siendo leÃdas e investigadas con interés en colegios y universidades.
Su padre fue don Pedro Palma, oriundo de Cajamarca; y su madre doña Dominga Soriano, de raza negra, nacida en Cañete. Ricardo Palma fue poeta, cronista, dramaturgo y fundador del género literario conocido como el de las Tradiciones Peruanas: breves discursos que muestran la historia de las mentalidades individuales y colectivas de esas épocas, que algunas perduran hasta hoy en dÃa.
Fue testigo excepcional del fenecimiento de la época colonial-virreinal, y de la época transicional de la naciente República Peruana. Vivió a caballo entre los siglos XIX y XX.
Ahora, en vÃsperas de la celebración del bicentenario, su obra merece ser revisionada a la luz de las modernas Ciencias Sociales.
Por tal motivo, en homenaje a su trascendencia histórica, de nuestro libro próximo a publicarse, extraemos algunas frases o adagios a manera de botones de muestra del ejercicio que hizo de su Razón Irónica como instrumento crÃtico de las costumbres retrógradas, de los usos y abusos virreinales, de la corrupción y traiciones polÃticas, de las viejas creencias y de las nuevas ideas que empezaban a instalarse en el imaginario de la gente durante la época fundacional de la República. Fue un historiador crÃtico de las “vigencias sociales†de la vida cotidiana de la sociedad peruana que emergÃa a la escena contemporánea con problemas y posibilidades de desarrollo pacÃfico.
He aquÃ, entonces, un manojo de adagios donde luce su fina y filuda ironÃa:
-“Acertó a pasar- escribe Palma en su Tradiciones Peruanas- por casualidad un usurero, de cuyo cuerpo hacÃa tiempo que habÃa emigrado el alma cansada de soportar picardÃas, y la de Judas dijo: “Aquà que no pecoâ€, y se aposentó en la humanidad del avaro. Desde entonces se dice que los usureros tienen alma de judasâ€
-“No faltan malditos de cocer que afirman que los matrimonios del dÃa no son para la mujer más que un cambio de juguete, y por eso anda ello enredado como costura de beata o conciencia de escribanoâ€
-“El buen tutor, resolvió no permitir tertulia de mozos en casita y guardar a la niña como tesoro en arca de avaroâ€
-ExistÃa una “maestro rascador de arpa, que era un viejo capaz por lo feo de dar un espanto al mismo miedoâ€
-“Pero fÃate de babalicones, lector mÃo, y apuesto el postre si no te dan un dÃa cualquiera sarna que rascarâ€
-“El hombre es fuego, la mujer, estopa, y como una chispa basta para producir un incendio mayor que el cantado por Homero, viene el demonio de repente y… ¡Sopla!â€
-“ImagÃnese el lector el efecto que producirÃa la esquela en el ánimo de la apasionada mujer. Durante algún tiempo anduvo su honra en lenguas de las comadres de Lima, que hacÃan de ella mangas y capirotesâ€
-“A la postre, como toda mujer que ha amado frenéticamente a la criatura, se volvió al Creador, lo que en buen romance quiere decir que se tornó beata y beata de correa, que es otro Ãtem más; beata de las que leÃan el librito publicado por un jesuita con el tÃtulo de Alfalfa espiritual para los borregos de Jesucristo, en el cual se llamaba a la Hostia consagrada pan de perro (pan de pecador)
-Al capitán de arcabuceros don Diego de Arellano “sus hechos militares le daban fama en el ejército, su empleo y distinción le abrÃan las puertas de las capas más encopetadas; su gallardÃa le captaba el interés de las damas, y sus riquezas le aseguraban amigos; porque, antes, como ahora [hogaño también], averiguada cosa es que nada hay más simpático que el sonido de oroâ€
-Un buen dÃa don Diego Arellano cansado de versos difamatorios, armó “de sendas estacas a dos de sus criados, les mandó descargarlas sobre las espaldas del malhadado hijo de Apolo, para escarmiento de poetas vergonzantes y desvergonzados. El pobrete quedó como jaco de gitano: con el pellejo curtido y ni un solo hueso sano†-“El usurero picado por el demonche de la vanidad, desató los cordones de la bolsa, gastando algunos miles de pesos en muebles y farolerÃas que hizo traer de Lima. La fiesta fue de lo más espléndido que cabe. Digo bastante con decir…â€
-“Es testimonio unánime de los que asistieron a los funerales de don Francisco [que habÃa pactado con el diablo] que en la caja mortuoria no habÃa cadáver, porque el diablo cargó hasta con el envoltorio del almaâ€.
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*EDITORIAL. Para Radio Reina de la Selva. Lima 6 de octubre del 2019. Luis Alberto Arista Montoya.